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Carlos Malamud es profesor Titular de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Carlos Malamud es profesor Titular de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano



Evo Morales

Evo Morales

Álvaro García Linera

Álvaro García Linera

Andrés Soliz Rada

Andrés Soliz Rada

Chávez en la primera reunión del gobierno de Morales

Chávez en la primera reunión del gobierno de Morales

Heinz Dieterich

Heinz Dieterich

Luis Alberto Arce

Luis Alberto Arce

Fidel Castro

Fidel Castro


Análisis/Política y sociedad latinoamericana
Los Trabajos y los Días en Los Andes: los inicios del presidente Morales
Por Carlos Malamud, lunes, 6 de febrero de 2006
El nuevo presidente de Bolivia, Evo Morales, ha comenzado su gobierno en medio de grandes expectativas. En un contexto en que las opiniones dominan a los hechos, cada analista barre para su propio terreno, especulando y esperando que la realidad termine dándole la razón. Sin embargo, dada la complejidad del fenómeno al que nos enfrentamos aún es pronto para saber qué es lo que va a pasar en Bolivia. ¿Gobernará el presidente Morales para Bolivia y todos los bolivianos o sólo lo hará para sus seguidores del MAS y de los movimientos sociales que colaboraron en el derrocamiento de dos presidentes en los últimos años? Si la contestación es difícil, el propio Morales hace lo imposible para no darnos una respuesta sencilla y, por tanto, habrá que esperar todavía un poco más.
En relación con el verano, decía Hesíodo, en Los Trabajos y los Días, que “cuando el cardo florece y la cantadora cigarra, posada sobre el árbol, hace resonar su dulce cántico sin interrupción bajo las alas en la estación del arduo verano, entonces son más grandes las cabras, mejor el vino, más lascivas las mujeres y más débiles los hombres, pues Sirio les abrasa cabeza y rodillas y la piel está reseca bajo el calor”. Evo Morales llegó al poder en el verano austral, pero no encontró ni a las cabras más grandes ni el mejor vino, ya que su país atraviesa una complicada situación económica y de no ser por la ayuda oficial al desarrollo, la cooperación internacional, las cosas todavía estarían peor.

Los comienzos del nuevo gobierno no han sido sencillos. Sobre las mesas de los nuevos gestores se agolpan los problemas, nuevos algunos, más antiguos y más enquistados otros, como la coca y la cocaína. Uno de ellos, que trae de cabeza al nuevo presidente, es el contrabando de ropa usada. Bolivia es uno de los países del mundo que más importa ropa usada, básicamente de contrabando. Sólo una pequeña porción llega legalmente desde algunos puertos de Chile. De este negocio viven más de 130.000 personas, buena parte de las cuales están en la populosa ciudad de El Alto. Sus habitantes son uno de los respaldos del gobierno. Sin embargo, este flujo comercial ha tenido la virtud de destruir buena parte de la industria textil nacional y ha dejado sin trabajo a casi 90.000 personas. ¿Qué hará el nuevo presidente? ¿Por quién apostará? ¿Hará pagar impuestos a quienes hasta ahora se mueven en el sector informal o apoyará a los industriales “nacionales” en su defensa de la industria boliviana?
Las amenazas de convocar a los movimientos sociales a nuevas movilizaciones callejeras si la oposición no cede suena a un grave chantaje y a la vulneración de las reglas de juego de la democracia y el respeto a las minorías

El vicepresidente Álvaro García Linera es partidario de un capitalismo andino-amazónico, de un capitalismo a la boliviana y he aquí un punto de conflicto. Al poco de asumir, Morales se reunió con los industriales de Santa Cruz y allí volvió a insistir en el mantenimiento de las reglas de juego, de la seguridad jurídica y, también, en la convocatoria de la licitación internacional para la explotación de los yacimientos de hierro de El Mutún. Se trata de signos que pueden ser interpretados en la línea de un gobierno para todos los bolivianos. Pero hay otros datos que contradicen lo anterior, comenzando por el nombramiento del tan controvertido ministro de Hidrocarburos, Andrés Soliz Rada, periodista y ferviente nacionalista, que llega al gobierno con algunas teorías de los años 60 y 70 y que es partidario de la nacionalización total del gas y del petróleo. El nuevo ministro se llenó la boca con los miles de millones de dólares que tiene Bolivia bajo tierra, pero para sacarlos hay que extraer la energía y ello requiere de fuertes inversiones que la bolivariana/venezolana PdeVSA (Petróleos de Venezuela) no va a invertir. Es algo que el presidente sabe.

En la misma línea encontramos la profunda purga realizada en la cúpula militar y el llamamiento efectuado a la oposición parlamentaria para que acceda convocar a la Asamblea Constituyente, uno de los proyectos claves del nuevo gobierno. Pero ello requiere una mayoría cualificada que el gobierno no tiene. Las amenazas de convocar a los movimientos sociales a nuevas movilizaciones callejeras si la oposición no cede suena a un grave chantaje y a la vulneración de las reglas de juego de la democracia y el respeto a las minorías. Para algo se incluyen en las leyes las mayorías cualificadas. No basta con ser mayoría. Gobernar es convencer y no aplastar al opositor.
El mejor abogado defensor del presidente Evo Morales es James Petras, que casi califica de traidor a Morales. Como Petras es una de las voces más escuchadas por la extrema izquierda latinoamericana, lo mejor es dejarle hablar

La espantada dada por el nuevo presidente durante un reportaje televisivo a la cadena Univisión, cuando el periodista le preguntaba por el carácter democrático del régimen cubano, tampoco es un buen presagio. Uno podría pensar en inexperiencia y en un cierto estilo próximo a los líderes cocaleros, tan afectos a imponer por la fuerza sus puntos de vista sin someterse a las leyes estatales. Si a esto le agregamos el protagonismo del comandante Chávez en las primeras horas de Morales en el Palacio Quemado (la Casa de Gobierno), ocupando el centro del balcón como si él fuera el verdadero protagonista o asistiendo a la primera reunión del gabinete, hay poco elementos para la tranquilidad. Esta clase de noticias darían la razón a los análisis más catastrofistas, que alinean esquemáticamente a Morales en el eje de los comandantes (Castro y Chávez), en eso que Heinz Dieterich, uno de los principales ideólogos del bolivarianismo (que ahora se llama socialismo del siglo XXI), ha bautizado pomposamente como BRP (Bloque Regional de Poder latinoamericano).

Pero, siguiendo al refrán, como “todo depende del color del cristal con que se mire”, o de la posición del observador que diría alguien más científico, en este punto creo que el mejor abogado defensor del presidente Evo Morales es James Petras, que casi califica de traidor a Morales. Como Petras es una de las voces más escuchadas por la extrema izquierda latinoamericana, lo mejor es dejarle hablar. “Las federaciones más importantes de sindicatos, los grandes movimientos sociales vecinales (en la combativa ciudad de El Alto) y los movimientos rurales de los sin tierra expresaron su consternación y rechazo ante algunos de los ministros nombrados por el Presidente Morales para que integren su gabinete, así como por las prioridades políticas inicialmente formuladas, que van en contra de las promesas hechas durante la campaña electoral del candidato Morales”.
De momento ni la traición ni la catástrofe. Sólo queda esperar y ver. El tiempo nos dirá cómo gobierna Morales y para quién

Según Petras, el comienzo del nuevo gobierno fue bastante “peculiar”, ya que siete de los 16 nuevos ministros han sido cuestionados por los movimientos de masas. Por eso, pronostica un acelerado corrimiento desde “una posición de izquierdas hacia el centro”. Entre los cuestionados hay arribistas, empresarios corruptos representantes de los industriales de Santa Cruz, con los que Morales ya pactó, derechistas reconvertidos, incompetentes (como el de Educación) y, sobre todo, neoliberales (el ministro de Hacienda, “Luis Alberto Arce… estuvo conectado durante mucho tiempo con las instituciones financieras internacionales (FMI, Banco Mundial y Banco de Desarrollo Inter-Americano) y fue siempre partidario de sus regresivos programas de ajuste estructural. El Ministerio de Hacienda es el responsable del establecimiento de los parámetros para el resto de los ministerios, incluidas las inversiones, los gastos e ingresos sociales”). Por no satisfacer a Petras ni a los movimientos sociales, tampoco está a la altura Abel Mamani, ex dirigente de la Federación de Consejos Vecinales (FEJUVE), de El Alto, que pese a sus posturas radicales ahora es acusado de malversación de fondos.

Pero hay más. En su discurso de toma de posesión, Morales “fue categórico en su defensa de los grandes propietarios de plantaciones y en su oposición a cualquier redistribución de tierras fértiles y productivas.” Por todo ello, y “con el pasar del tiempo, se irá extendiendo un profundo desencanto alrededor de un presidente que habla para el pueblo pero trabaja para los ricos, incluidos los extranjeros ricos. Por ahora, la Central Obrera Boliviana y los dirigentes de los principales movimientos de mineros, profesores y vecinos han enviado un claro y franco mensaje a sus afiliados de que se preparen para la acción directa en caso de que Morales reniegue de las tres demandas fundamentales del pueblo: nacionalización del gas y el petróleo y expulsión de las compañías multinacionales del petróleo; expropiación de las grandes propiedades de terratenientes y redistribución de 25 millones de acres de tierra a los campesinos sin tierra; y aumento inmediato del salario mínimo nacional. La gran mayoría de los dirigentes de movimientos y activistas (indios y mestizos) no se han dejado impresionar por los rituales indios y el teatro cultural organizado por el entorno de Morales. Están preparados para relanzar las movilizaciones de masas cuando los pobres tengan claro que Morales ha abrazado la agenda de los banqueros, de las corporaciones transnacionales y de los propietarios de la industria del agro” (se puede ver el artículo de James Petras en el link).

Como se ve, hay opiniones para todos los gustos. De momento ni la traición ni la catástrofe. Sólo queda esperar y ver. El tiempo nos dirá cómo gobierna Morales y para quién. De esas respuestas depende el futuro de Bolivia y su gente, mucho más razonable de lo que Petras supone, no puede darse el lujo de un fracaso de Morales, que sería un nuevo fracaso más, sólo el último de una larga lista.
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