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Diego Armando Maradona, el 29-5-205 (foto de Ricardo Stuckert, wikipedia)

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Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

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Julio Grondona (foto wikipedia)

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Andrés Calamaro (foto procedente de su blog)

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Luis D´Elía

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Análisis/Política y sociedad latinoamericana
¡Maradona o muerte, venceremos!
Por Carlos Malamud, lunes, 2 de noviembre de 2009
En la rueda de prensa inmediatamente posterior al triunfo del seleccionado argentino de fútbol con Uruguay, que le permitió clasificarse para el Mundial de 2014 en África del Sur, Diego A. Maradona hizo unas estrepitosas declaraciones felacionales que dieron la vuelta al mundo. El país se dividió entre quienes lo atacaron violentamente por sus groserías y quienes lo defendieron y reivindicaron por su valor y su cualidad de transgresor permanente. Sin embargo, lo peor vino al día siguiente, cuando no sólo no se disculpó por sus manifestaciones, sino que tildó de antiargentinos a quienes lo criticaron.
No es cuestión de repetir aquí el conjunto de sandeces que vomitó un Maradona llenó de rabia tras la clasificación argentina para el Mundial de Sudáfrica de 2014. Sólo recordar que no fueron unas palabras espontáneamente lanzadas al aire, así como así, con motivo de un calentón pasajero provocado por la adrenalina liberada durante el partido, único gol incluido. Si bien ésta es la explicación oficial que la defensa del ex jugador quiere vender a la FIFA, la federación internacional de fútbol, la realidad es muy distinta. En sus propias palabras, recogidas en un canal de televisión porteño, se trató de un acto perfectamente meditado: “Lo que dije –`Que la chupen´- lo venía masticando toda la semana. Si nosotros nos quedábamos afuera del Mundial, yo me tenía que ir a vivir a Haití. Era el primer fusilado en el paredón, no tengan dudas. Lo dije en horario de protección al menor”.

Lo peor del caso, desde mi punto de vista y como se señala más arriba, vino después. Una vez calmo y sereno, pasado el momento de tensión, remachó que no tenía que pedir perdón a nadie: “No voy a volver atrás, cada uno sabe lo que dijo. Parecía que muchos periodistas querían que la selección se quedara afuera del Mundial. No tengo por qué disculparme, fue un desahogo contra los que hablaron y dijeron muchas cosas, nada más que eso”. Pero su desahogo estaba cargado de razón y por eso se vistió con la bandera albiceleste de su país y siguiendo el mejor guión del discurso populista calificó como antiargentinos a todos sus críticos: “Los que hablaron saben muy bien que se comportaron como antiargentinos y eso no lo perdono. Con Argentina en el Mundial ellos también ganan. Si ayer no clasificábamos hubieran viajado 10 periodistas. Ahora van a ir un montón”.

Olvidada su etapa neoliberal, con su toque castro guevarista, Maradona ahora va de contestatario por la vida, tras su reconversión al kirchnerismo y al chavismo

El viejo discurso de las antinomias, el de la patria o la antipatria, el de la patria sí y la colonia no. Un discurso que, una vez más, lo acerca al poder. Porque el modelo del transgresor argentino vivió siempre a la sombra del poder, desde el Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en 1978 en Argentina, regida por la más sangrienta dictadura militar que nunca conoció el país a los años del glamour menemista. Olvidada su etapa neoliberal, con su toque castro guevarista, ahora va de contestatario por la vida, tras su reconversión al kirchnerismo y al chavismo. De ahí entonces las respuestas dicotómicas expresadas tras sus palabras. Fueron muchos quienes lo condenaron y muchos también quienes lo defendieron. Entre estos últimos habría que mencionar en primer lugar a Julio Grondona, presidente de la AFA (Asociación del Fútbol Argentino), con una trayectoria similar a la de Maradona, salvo en su vertiente castrista, que convive con el poder desde 1978, y que justificó plenamente las palabras del director técnico de la selección.

También destacó en su defensa el cantante Andrés Calamaro, que en su blog señaló: “Cuesta creer que muchos esperaban que Argentina se quede afuera del Mundial africano para darse el gusto de enterrar al ídolo más grande que nos dio el football; no sé a qué mecanismos responde una reacción tan miserable, no entiendo por qué el país no está celebrando, porque no se escuchan bocinas y petardos… Qué esperaban los que esperaban un fracaso del querido Diego Maradona; que nos dio más alegrías que Walt Disney... Qué psicología podrida 'tenemos' que estábamos (yo no!!) esperando un fracaso de aquel que nos dio las glorias mundiales (?); el engranaje criticón facilongo; the ultimate miserable human being: el sorete nacional que prefiere perder para enterrarse (de miércoles) en el odio... Nos clasificaste y la gente se está comiendo las ganas que tenían de descuartizarte, Piazzolla diría que a él le pasó lo mismo, San Martín también... Padres de una patria huérfana de gratitud”.

“No le perdonan a Diego su relación con Fidel Castro, con Hugo Chávez y su participación en la contra cumbre de Mar del Plata cuando le dijimos No al ALCA”

Desde las filas del oficialismo también se hizo una cerrada defensa del Pelusa, a tal punto que se habló de una campaña en su contra del grupo Clarín, por su actitud ante la ley de prensa que reglamenta el negocio audiovisual. Los piqueteros kirchneristas Edgardo Depetri y Luis D‘ Elía justificaron sus insultos, exabruptos, al ser consecuencia de la presión provocada por algunos sectores corporativos de los medios de comunicación. Según Depetri: “Las declaraciones son producto de todas las presiones que viene recibiendo a partir de haber apoyado públicamente la decisión del Gobierno Nacional para que todos los argentinos podamos ver fútbol gratis por los canales de televisión de aire y por su apoyo a la Ley de Servicios Audiovisuales recientemente sancionada… Maradona siempre ha optado por estar al lado del pueblo y eso es lo que no le perdonan los que pretender imponer, mediante su poderío económico y mediático, las políticas que favorezcan a unos pocos en detrimento de las mayorías populares y son los que tampoco le perdonan a Diego su relación con Fidel Castro, con Hugo Chávez y su participación en la contra cumbre de Mar del Plata cuando le dijimos No al ALCA”.

Luis D‘Elía, en un comunicado, comparó las palabras de Maradona con las del senador Carlos Reutemann, cuando hace algunas semanas, hablando de su candidatura, dijo que podían “metérsela en el medio del culo” y que no había escuchado “a ningún grupo comunicacional pedir la cabeza de Reutemann y a ningún periodista del establishment rasgarse las vestiduras por semejantes declaraciones. Claro: Reutemann es blanco, tiene plata y es un soldado de los poderosos”. Ya se sabe, continuó, “los grupos hegemónicos de la comunicación son una verdadera raza de víboras” y “Diego tiene prohibido decir que se la `chupen´ los que los bastardearon durante largas semanas, sencillamente porque es negro, tiene origen villero y fundamentalmente, porque es un rebelde y jamás se va a someter a los cánones de los imperios y de sus lacayos”.

En Argentina se repiten una y otra vez los conceptos, como si el tiempo no pasara. En el caso de Maradona se vuelve a situaciones conocidas y el fervor y el antifervor que despiertan sus hechos y sus actos son similares a los de tiempos pretéritos

El periodista Leandro Zanoni, autor del libro Vivir en los medios. Maradona off the record, hizo una cerrada defensa del ex jugador: “Maradona siempre llevó todo hasta los extremos más lejanos: su fútbol, sus goles, sus dichos, su cuerpo, su fama y también a los medios y a los periodistas. Los pone en un lugar incómodo y los desafía constantemente, anulando cualquier manual de estilo, de ética y moral. Maradona sabe de medios. Los usa y se deja usar. Conoce las reglas del juego, tan desiguales, tan perversas. Él solito eligió siempre meterse y nadar en un océano salvaje de poder y se da el lujo de hacer y decir lo que se le canta. Y eso, en los tiempos que corren, no es algo para descartar tan de cuajo”.

En Argentina se repiten una y otra vez los conceptos, como si el tiempo no pasara. En el caso de Maradona se vuelve a situaciones conocidas y el fervor y el antifervor que despiertan sus hechos y sus actos son similares a los de tiempos pretéritos. Esta vez, sin embargo, el respaldo popular cosechado fue menor porque el trabajo del seleccionador puso en peligro el honor nacional. Sin embargo, creo que siguen siendo válidas una palabras que escribí cinco años atrás: “El par Argentina-Maradona funcionaba aceitadamente y, en alguna medida, uno se reflejaba en el otro. El ídolo Maradona expresaba claramente el sentir de muchos argentinos que lo habían adoptado como símbolo y como bandera… La imagen de Maradona contra el mundo es equivalente a la de la Argentina contra el mundo, una idea fuertemente presente en la ideología argentina. Los Estados Unidos, Inglaterra, el Fondo Monetario, todos roban y están contra el país y la Argentina, como su Selección nacional o el propio Maradona, son constantemente perseguidos y traicionados”.
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