Hace 101 años, un día de 1909, un poeta italiano con apellido de central del Inter de Milan, 
Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944), publicó en el diario parisino 
Le Figaro el 
Manifiesto Futurista. En él clamaba a favor de la velocidad, el poder y la guerra, y anunciaba a bombo y platillo que el pasado era un lastre del que debíamos deshacernos y que Europa necesitaba con urgencia una nueva forma de pensar. 
Filippo Tommaso Marinetti (1876-1944)
Las ideas de este poeta no le vinieron nada mal a tipos como 
Mussolini o 
Hitler, aunque estos las adaptasen a sus propias necesidades políticas y paranoias. Marinetti, que se sepa, jamás teorizó en torno al 
fascismo en esta primera etapa, pero es indudable que entre Futurismo y Fascismo existen vasos sanguíneos comunes. El Futurismo, además de al 
Fascismo, condujo por la puerta grande hacia lo que hoy entendemos por poesía moderna, en sus múltiples versiones y formatos. Pudiéndose establecer un curioso trípode de conceptos que los especialistas no suelen barajar a la vez: futurismo + fascismo + poesía moderna (que no modernista). No sumo las ideas, tan solo las pongo en una relación que, querámoslo o no, puede hacerse evidente si nos lo proponemos. Ah!, otra curiosidad: “a los poetas ambiciosos les gustaba de verdad Marinetti”, (
Nicholson Baker dixit).