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jueves, 19 de marzo de 2009
Adiós a los periódicos, adiós a los lectores de periódicos
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[8465] Comentarios[0]
Las previsiones apuntan a que cada país, casi cada idioma mantenga sólo un número concreto de grandes diarios en papel de ámbito nacional. El futuro apunta en que en España, por ejemplo, vayan desapareciendo paulatinamente todos y cada uno de los beneméritos periódicos locales, provinciales y regionales, y subsistan tan sólo los cuatro o cinco grandes periódicos nacionales: El País, El Mundo, ABC…


Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Señalan los expertos en el asunto que, a no mucho tardar, los simples gestos de ir a un kiosko a comprar un periódico y luego sentarse a leerlo en un sillón o en la mesa de un café, pasarán a ser historia, hechos sociales y culturales antediluvianos.

El periódico de papel tiene, según parece, los días contados, y así lo avala la desaparición casi diaria de cabeceras centenarias y prestigiosas por todos los rincones de los EEUU, geografía piloto para casi todo desde hace ya muchas décadas.

Las razones del fenómeno, apuntan, son de índole muy diversa: económicas, ecológicas, culturales… Hacer un periódico de papel, me soplan al oído, es carísimo. El papel se ha puesto por las nubes, las tintas tampoco son una ganga, las máquinas impresoras y su mantenimiento cuestan casi como un equipo español de fútbol, los locales y demás infraestructura valen un potosí, el mantenimiento de decenas de puestos de trabajo se han convertido en un pozo sin fondo, la distribución a los kioskos y otros puntos de venta ruinosa, el potencial mercado es restringido a lo local, comarcal, regional… ¿Resultado? El subrayado, decenas de periódicos locales, comarcales, estatales, han echado el cierre en los EEUU en los últimos cinco años, y la brutal crisis económica actual ha acelerado el proceso a velocidad de crucero, registrándose alarmantes cifras de periodistas que engrosan directamente las filas del paro.

Y es que a los costes de confeccionar un periódico de papel hay que sumarle otros factores que influyen mucho también en el declive de la industria o el negocio periodístico. Hacer un periódico “es sucio”. Se gasta mucho papel, es decir, se talan muchos árboles, muchos bosques. El papel y su tinta se convierten en elementos que hay que reciclar, que ocupan espacio, que ensucian, que “molestan”.

Además, la lectura “como Dios manda” de un periódico requiere tiempo, un tiempo que escasea cada día más. Leer un periódico es un hábito que sí hace al monje, el problema es que cada día hay menos “monjes lectores” en la sociedad actual. De mis 30 alumnos universitarios y en pleno crecimiento intelectual tan sólo uno o dos “confiesan”, casi preocupados por la rareza, que leen diariamente un periódico, y habrá que entender que eso de leer bien podrá transformarse, a buen seguro, en hojear.

Sí, el periódico y el lector de periódicos, tal como se les ha conocido en las últimas décadas, parecen abocados a la desaparición, son especies en inevitable vía de extinción. El futuro de la información, y no hace falta haber estudiado en Harvard para llegar a tal conclusión, está en las ediciones digitales. Internet ofrece un medio bastante limpio y ecológico para hacerse con información. Un medio que no exige grandes inversiones en infraestructuras para crear una cabecera informativa, que implica una distribución universal e inmediata, que ofrece la posibilidad de la consulta selectiva y actualizada, que puede ser interactivo, que puede ser fácilmente almacenado, que ofrece la posibilidad directa de ofertar información en vivo y en directo, “información en movimiento”…

El Imparcial (foto www.consuegramediaeval.com)

El Imparcial (foto www.consuegramediaeval.com)

Sí, los “clientes” o “consumidores” de información por vía digital, por vía internet, generalmente se “enchufan” a la red, buscan la información que les interesa, la consultan, y se “desenchufan”. Todo rápido, limpio, barato, eficaz, útil.

Las previsiones apuntan a que cada país, casi cada idioma mantenga sólo un número concreto de grandes diarios en papel de ámbito nacional. El futuro apunta a que en España, por ejemplo, vayan desapareciendo paulatinamente todos y cada uno de los beneméritos periódicos locales, provinciales y regionales, y subsistan tan sólo los cuatro o cinco grandes periódicos nacionales: El País, El Mundo, ABC

Lógicamente estamos planteando un mundo nuevo, un mundo sin periódicos. La frase suena casi apocalíptica, y desde luego no es para tanto. Pensemos sólo un momento en el asunto, y llegaremos a la conclusión más evidente. Durante la ya larga historia de la humanidad, tan sólo un periodo muy breve, los siglos XIX y XX, han sido el tiempo pleno del auge del periódico y el periodismo, y tan sólo, además, en zonas muy concretas del planeta. Está claro, se puede subsistir sin periódicos, incluso sin información, al menos sin las avalanchas de información que día a día nos sepultan con párrafos, titulares, fotos, sonidos e imágenes en movimiento.

Pero el fenómeno conduce directamente a otra reflexión de no poco calado. Más arriba he hablado de “clientes”, de “consumidores de información” que acuden a la red para informarse de un determinado asunto, de una determinado suceso o acontecimiento. Lo que no es nada habitual en internet, o mejor dicho, en la “prensa digital”, es que alguien “lea el periódico” en la pantalla de su ordenador. Muyo poca gente, anuncian los expertos, lee las ediciones digitales de los periódicos sección tras sección, es decir, muy pocos “hojean” el periódico digital. Y es que la desaparición de los periódicos en papel supondrá (ya lo está suponiendo) la desaparición de un muy determinado tipo de lector, el “lector” de periódicos. Ese lector que se sienta en un sillón de su hogar, o en la mesa de un café, y repasa de la primera a la última todas las páginas del periódico, desde la información local a los deportes, pasando por internacional y la sección de opinión. Hoy en día ya es una rara avis el lector que se enfrenta a su periódico favorito y le dedica el tiempo suficiente como para leerlo de cabo a rabo. ¿Quién dispone de tiempo para leer todos los artículos interesantes de la voluminosa edición dominical de algunos periódicos? Muy poca gente.

La paulatina desaparición del lector de periódicos me preocupa como un paso atrás más dado por el lenguaje y su compresión, por la cultura escrita en definitiva, en la sociedad actual, en la cultura actual en la que lo audiovisual hace sucumbir de forma irreversible a lo textual. Y me preocupa porque la falta de contacto con lo textual, el ritmo de comprensión que establece lo puramente textual en papel, acaba procurando un relación más estrecha no con la información, sino con el conocimiento. La búsqueda puntual, concreta, cerrada de una información, sólo deviene en un poco de información, jamás en conocimiento.

Estamos abocados a una sociedad en la que prima la información y en la que sucumbe el conocimiento. En este sentido, somos hoy mucho más vulnerables a la manipulación y al control, y todo, en una puesta en escena en la que la inmediatez del acceso a la información parece señalar lo contrario. Estamos cayendo en una trampa de la que no sé si habrá a mano una salida cercana.

***


Última reseña de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:

-Justo Serna: Héroes alfabéticos. Por qué hay que leer novelas (PUV, 2008)


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