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Stéphane Hessel: <i>¡Comprometeos!. Conversaciones con Gilles Vanderpooten</i> (Destino, 2011)

Stéphane Hessel: ¡Comprometeos!. Conversaciones con Gilles Vanderpooten (Destino, 2011)

    TÍTULO
¡Comprometeos! Conversaciones con Gilles Vanderpooten

    AUTOR
Stéphane Hessel

    EDITORIAL
Destino

    TRADUCCCION
Rosa Aalpont

    OTROS DATOS
Barcelona, 2011. 96 páginas. 7,50 €



Stéphane Hessel en 2010 (foto de  Marie-Lan Nguyen; fuente, wikipedia)

Stéphane Hessel en 2010 (foto de Marie-Lan Nguyen; fuente, wikipedia)

Stéphane Hessel: <i>¡Indignaos!</i> (Destino, 2011)

Stéphane Hessel: ¡Indignaos! (Destino, 2011)

Bernabé Sarabia es Catedrático de Sociología de la Universidad Pública de Navarra

Bernabé Sarabia es Catedrático de Sociología de la Universidad Pública de Navarra


Reseñas de libros/No ficción
Stéphane Hessel: ¡Comprometeos! Conversaciones con Gilles Vanderpooten (Destino, 2011)
Por Bernabé Sarabia, lunes, 4 de julio de 2011
Tras el gran éxito de ¡Indignaos!, Hessel sube un escalón en su búsqueda de cambios sociales y da a la imprenta un texto producido a partir de una entrevista mantenida con Gilles Vanderpooten, escritor y activista social nacido en Toulouse en 1985. La edición española de ¡Comprometeos! viene precedida de una carta de los autores a los “queridos amigos de los pueblos de España”. En las cuatro páginas de texto se mezclan los halagos a la exitosa transición española con la admiración a la diversidad de sus culturas. Dada la brevedad de la introducción, el lector se queda sin saber si ambos autores conocen que un grupo de vascos terroristas (ETA) ha asesinado a cerca de mil personas en la España democrática. Secuestros, extorsiones y palizas aparte.
Lo que sí se pide a los españoles es que se pongan las pilas y actúen en tres grandes frentes: ecología, democracia y justicia social. Al hilo de estas peticiones los autores relacionan, como en el pasado mayo hizo la revista Time, a España con el sur del Mediterráneo.

Tras este primer exhorto dedicado al público español, los editores han colocado una biografía de Hessel. De manera abreviada viene a decir lo mismo que en ¡Indignaos!. El tono panegírico es también el mismo.

Solventadas estas primeras páginas, los autores desgranan en nueve pequeños apartados su catecismo de salvación mundial. Para cerrar y justificar el precio se añade como apéndice la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dicho texto, como es bien sabido, se puede encontrar en la Web.

Al entrar en el diálogo que conforma ¡Comprometeos!, el lector advierte el desequilibrio entre un berlinés de 1917 cargado de vida y un chico francés de provincias. Lo suyo habría sido que la conversación que conforma este volumen se hubiera entablado con un igual, como por ejemplo con su admirado Edgar Morin

Al entrar en el diálogo que conforma ¡Comprometeos!, el lector advierte el desequilibrio entre un berlinés de 1917 cargado de vida y un chico francés de provincias cuyo gran mérito es ser “cofundador de Indibio”, Instituto por la Diversidad Biológica. Como leemos en la solapa del libro: “Ha publicado Le Tour de France du développement durable, y participa activamente en redes y proyectos que agrupan a los jóvenes en torno a la ecología y el desarrollo sostenible”. Así las cosas, la comunicación es desde arriba hacia abajo y, claro, eso descompensa constantemente el texto. Lo suyo habría sido que la conversación que conforma este volumen se hubiera entablado con un igual, como por ejemplo con su admirado Edgar Morin.

La principal preocupación de Hessel en este volumen son las pautas de desarrollo de los países industrializados y en vías de desarrollo. En su opinión es urgente e indispensable romper la lógica “productivista” basada en el “cada vez más”. La ecología vista y pensada por los Daniel Cohn-Bendit, Eva Joly o Nicolas Hulot (Europa Ecología) es la versión más próxima a Hessel.

Hessel ve amenazado el mundo por un desarrollo desbocado a causa de las desregulaciones, en todos los órdenes, derivadas del gran auge del neoliberalismo financiero. Sin embargo, confía en la capacidad de los organismos internacionales para poner orden y salvar el mundo. En su opinión, es urgente la creación de un Consejo de Seguridad Económica y Social, que agruparía a los veinte o treinta estados más potentes por su multiculturalismo y por su autoridad moral para actuar y regular las “instancias económicas, comerciales, de trabajo, de la salud… De ese modo el sistema de las Naciones Unidas tendría una cabeza”.

Con poco más llegamos al final de un libro destinado a mover a los jóvenes de los países desarrollados a dejar su apatía y a encaminarse en dirección a un mundo mejor y más justo. Un mundo cuajado de las resonancias de ese socialismo ecológico que tanto gusta a Hessel.

¡Comprometeos! hace casi indispensable la lectura de ¡Indignaos!. Es una segunda parte surgida al hilo del éxito del primero y primera derivada del gigantesco movimiento social de protesta que se ha levantado en tantos países

¡Comprometeos! hace casi indispensable la lectura de ¡Indignaos!. Es una segunda parte surgida al hilo del éxito del primero y primera derivada del gigantesco movimiento social de protesta que se ha levantado en tantos países, como ha ocurrido en España con el 15-M. De ahí que convenga recordar que ¡Indignaos!, en traducción de Telmo Moreno Lanaspa, apareció en el sello barcelonés Destino en los primeros meses de 2011. Con sus sesenta páginas, más que un texto ¡Indignaos! es el gesto rebelde y valiente de un ciudadano francés harto de la situación actual.

La primera edición francesa de ¡Indignaos! aparece en octubre de 2010 de la mano de Indigène, una pequeña editorial cuya oficina estaba en un ático de Montpellier. Con ganas de no arriesgar mucho, los editores sacan a las librerías 6.000 ejemplares al precio de tres euros, y lo que parecía un panfleto de treinta páginas destinado al consumo de la izquierda francesa se transforma en el sueño de todo editor independiente. A principios de 2011 las ventas rozaban el millón de ejemplares. Añádanse las traducciones al inglés, italiano y español –que nosotros sepamos- y se tendrá la dimensión del pelotazo.

En el éxito de todo libro cuenta la figura del autor, y en este caso todavía más porque Hessel ha tenido la fortuna, como reconoce en ¡Comprometeos!, de tener una vida apasionante, reflejada, en parte, en su autobiografía, Danse avec le siècle, editada por Seuil en 1997. Nacido en Berlín en 1917 en el seno de una familia de origen judío polaco integrada en la gran burguesía alemana, Hessel emigra en 1925 a París con su familia y en 1937 toma la nacionalidad francesa. La novela Jules et Jim y la posterior película de François Truffaut del mismo título están inspiradas en los padres de Hessel.

Proclamado héroe de la Resistencia y del espionaje francés en la Segunda Guerra Mundial, Hessel sufre los campos de concentración alemanes pero se desmilitariza y reintegra a la paz como diplomático para acabar su carrera como embajador al servicio de Francia. Miembro del Partido Socialista francés desde 1986, su vida parece pavimentada sobre la base de una constante defensa de los derechos humanos.

Tanto en ¡Indignaos! como en ¡Comprometeos!, Hessel comienza por situar al lector en sus años de lucha en la Segunda Guerra Mundial. Algo que ese lector tiene que admitir sin más porque cada vez es más evidente que en la Resistencia hubo sus más y sus menos

Ensayista y poeta, Hessel ha tenido el gran acierto de cristalizar en sus dos últimos libros la exasperación de muchos franceses –y de tantos otros- ante una situación política degradada y un sistema financiero injusto y egoísta.

Tanto en ¡Indignaos! como en ¡Comprometeos!, Hessel comienza por situar al lector en sus años de lucha en la Segunda Guerra Mundial. Algo que ese lector tiene que admitir sin más porque cada vez es más evidente que en la Resistencia hubo sus más y sus menos. Tras las atrocidades de la guerra se crea el Consejo Nacional de la Resistencia. Su objetivo es reconstruir Francia sobre principios y valores de solidaridad e igualdad. Se crea una Seguridad Social cuyo fin es garantizar a todos los ciudadanos una subsistencia digna. Se nacionalizan las fuentes de energía y los grandes bancos. El interés particular se subordina al interés general.

Desde ese marco de referencia, Hessel toma fuerzas y se traslada a la actualidad para destacar sus reclamaciones. En primer lugar, “una verdadera democracia necesita una prensa independiente” . Algo que “a día de hoy está en peligro”. En segundo término, Hessel pide una vuelta a los ideales de la escuela republicana, ideales que hoy estarían puestos al servicio de una sociedad del dinero.

De inmediato, Hessel advierte al lector del excesivo papel del dinero en la sociedad actual. Combatido en su día el poder del dinero por la Resistencia, recuerda, hoy se ha vuelto insolente, excesivo y egoísta. “Los bancos, privatizados, se preocupan en primer lugar de sus dividendos y de los altísimos sueldos de sus dirigentes, pero no del interés general”.

Un prólogo de José Luis Sampedro metido con calzador para alargar y un postfacio del editor completan el volumen ¡Indignaos! que, aunque pensado inicialmente para el lector francés, incita a no dejarse llevar por la indiferencia

Sentados estos principios, Hessel requiere la reconsideración imperativa de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y su aplicación a inmigrantes, sin papeles y gitanos. Es aquí, transcurrida ya la primera parte del libro, cuando Hessel reclama indignación a todos pero especialmente a los jóvenes, a los que recuerda que la Resistencia se basó en la indignación ante el totalitarismo nazi.

Para marcar el camino a los jóvenes, muestra sus motivos de indignación. Ante todo, le indigna la situación de Palestina, Gaza y Cisjordania. En su opinión, “que los propios judíos puedan perpetrar crímenes de guerra es insoportable”. Indignado por la violencia israelí, Hessel cierra su texto con una exhortación a la no violencia y a la conciliación de las distintas culturas.

Un prólogo de José Luis Sampedro metido con calzador para alargar y un postfacio del editor completan un volumen que, aunque pensado inicialmente para el lector francés, incita a no dejarse llevar por la indiferencia ante una realidad política y económica que en todo el mundo se vuelve cada vez más agresiva e injusta.

Dos “libritos”, dos panfletos, dos textos oportunistas, dos gritos que reclaman justicia. En todo caso, dos libros que hoy se hace necesario leer para entender mejor la realidad social del siglo XXI.
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