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Yannis Ritsos: <i>Epitafio / Dieciocho cantares de la patria amarga</i> (Point de Lunettes, 2013)

Yannis Ritsos: Epitafio / Dieciocho cantares de la patria amarga (Point de Lunettes, 2013)

    TÍTULO
Epitafio / 18 Cantares de la patria amarga

    AUTOR
Yannis Ritsos

    EDITORIAL
Point de Lunettes

    PRÓLOGO Y NOTAS
Juan José Tejero

    TRADUCCCION
Juan José Tejero y Manuel García (versión en romances y cantares castellanos)

    OTROS DATOS
ISBN: 9788496508620. Granada, 2013. 160 páginas. 12 €



Yannis Ritsos (1909-1990)

Yannis Ritsos (1909-1990)

José Ángel García Caballero (Valencia, 1977). Ha publicado el libro de poemas <i>Llaves olvidadas</i> (Renacimiento, 2010; XIII Premio Surcos de Poesía)

José Ángel García Caballero (Valencia, 1977). Ha publicado el libro de poemas Llaves olvidadas (Renacimiento, 2010; XIII Premio Surcos de Poesía)


Reseñas de libros/Ficción
Insistencia en el canto. Una lectura de Epitafio / 18 Cantares de la patria amarga, de Yannis Ritsos
Por José Ángel García Caballero, lunes, 3 de junio de 2013
Se canta lo que se pierde, escribía Antonio Machado a Guiomar, esa idea de amor que deshizo la guerra. El poeta griego, Yannis Ritsos (1909-1990), no dejó nunca de cantar a la vida, consciente de que era ése el horizonte que se perdía bajo la epidermis del siglo pasado.

Hace décadas que tenemos traducciones en castellano de algunos de los poemas de este prolífico escritor, pero es el siglo XXI quien nos lo ha acercado con mayor cuidado en esta lengua, a través de las ediciones de varios de sus monólogos y de una serie de buenas antologías. La edición a la que me referiré a lo largo de estas líneas es la que estrena la acertadísima nueva colección de la editorial Point de Lunettes: Romiosyne. Una colección dirigida por Juan José Tejero y que estará dedicada a la poesía griega contemporánea, una apuesta llena de sentido, pues de alguna forma la lírica helena del siglo XX vivió un siglo de oro (los nobeles Seferis y Elytis, pero también Ritsos, Dimulá, Poliduri, Vretakos, etc.). Y bien, este primer libro que sale a la luz agrupa dos poemarios de Ritsos: Epitafio y 18 Cantares de la patria amarga. Una edición bilingüe en la que se reproduce la caligrafía del autor y, en la que la labor traductora se somete a un gran cuidado; de esta forma, encontramos dos versiones: una más literal, a cargo de Juan José Tejero, y otra en romance y cantar castellano, a cargo del poeta Manuel García.

 

Epitafio es un libro de 20 poemas, donde el poeta canta la tragedia de una madre que pierde a su hijo en 1936, asesinado por las fuerzas antidisturbios del gobierno fascista de Metaxás en una jornada de huelga general. El libro, escrito en forma de monólogo dramático de la madre impotente, llora esa injusticia. Así acaba el primer poema:

 

            (…)

            Ay de mí que no me hablas:

            saco mis pechos dormidos

            y en las tetas que mamaste,

            mis uñas, hijo, me hinco (1)

 

Una elegía que puede recordarnos a la Niña ahogada en el pozo de Lorca y esa agua que no desemboca, así como a las canciones de Miguel Hernández. Como señala en la introducción Manuel García, el Ritsos de Epitafio y Hernández eran hermanos de pasión (2). Como en ambas, el llanto se transforma en canto de resistencia. Ritsos mantendrá esa impronta a lo largo de toda su poética, adentrándose, cual Orfeo, en los infiernos del siglo XX. En el penúltimo poema del libro dice:

 

            (…)

            Tu sangre prendió en la tierra

            multitudes. Se volvieron

            los puños, bosques; los gritos

            mares y montes los pechos.

             Y la ropa militar

            junto al mono del obrero

            compartieron el latir

            debajo del mismo pecho (3)

            (…)

 

18 Cantares de la patria amarga es un libro escrito en 1968, estando preso el autor en el campo de concentración de Partheni, en la isla de Leros, enfermo de cáncer de vejiga. Escritos para ser musicados por Theodorakis, suponen una llamada a la libertad y una invocación a esa Grecia que se oculta bajo las sombras de los Coroneles y la memoria de un siglo habitado en la herida. El cuarto poema dice de esta forma:

 

            Pueblo chico que lucha sin espadas y sin balas

            por el pan de todo el mundo, por la luz y la canción.

 

            Debajo de la lengua se guarda los gemidos y los hurras

            pero, eso sí, cuando canta, las piedras se resquebrajan (4)

 

Sabe que existe una Grecia oculta y que puede recuperarse a través de las palabras. Esa patria antigua y amarga, que da nombre a la colección, esa Ρωμιοσύνη evocada en 1961. Habla de ella Ritsos en su célebre monólogo y expresa bien esta idea:

 

Estos árboles no transigen con tener menos cielo,

estas piedras no transigen con los pasos enemigos,

estos rostros no transigen más que con el sol,

estos corazones no transigen más que con la justicia (5)

 

Como sugiere Juan José Tejero, Romiosyne es un concepto cuyo significado trasciende los de Grecidad o Helenidad, con que se ha venido traduciendo, y evoca el sentimiento más profundo de pertenencia a un pueblo milenario como el griego (6).

 

De esta forma, podemos entender la intensidad del último poema de este libro:

 

No llores por la romiosyne, ahí donde la ves a punto de doblegarse

con el puñal en el vientre, con la soga al cuello,

 

mírala, de nuevo se levanta, llena de furia y vigor

y atraviesa a la bestia con el arpón del sol (7)

 

La palabra actúa aquí como rescatadora de una esencia, vuelve a poner en el tiempo el tiempo. Es ése el hechizo de los buenos poemas, parecen escritos para habitar la eternidad. Grecia es todos sus tiempos, lo vio bien el filósofo Martin Heidegger la primera vez que pisó la isla de Delos. Así escribió: Grecia sigue siendo el sueño, y todo nuevo arranque del pensar vive en ella (8).

 

Siempre es propicio el momento para la buena poesía, pero sobrecoge la vigencia y actualidad de estas canciones escritas hace décadas, anticipo de esa elegía perpetua que nace de la libertad herida. Volver a estos versos supone atravesar, de nuevo, ese río de conciencia que emanaba de las grietas de entonces, su reconocible cauce.

 

Una edición muy cuidada, junto con una muy seria y didáctica labor traductora, abre hacia el lector ese puente de palabras con meditada desnudez. Insistencia en el canto e insistencia en la historia, es este el eco del oficio de uno de los mejores poetas del siglo pasado. Es muy bienvenida la llegada de la colección Romiosyne.

 

NOTAS

(1) Ritsos, Y. Epitafio. 18 cantares de la patria amarga. Ed. Point de Lunettes. Sevilla, 2012.Versión de Manuel García. p. 49.

(2) Ibíd. p. 34.

(3) Ibíd. p. 120.

(4) Ibíd. Versión de Juan José Tejero. p. 136.

(5) Ritsos, Y. Grecidad y otros poemas. Trad. Heleni Perdikidi. Ed. Visor. Madrid, 1979. p. 19.

(6) Epitafio. p. 166.

(7) Epitafio.Versión de Juan José Tejero. p. 164.

(8) Heidegger, M. Estancias. (Nota a la edición, citado por Luise Michaelsen). Ed. Pre-textos. Valencia, 2008. p. 59.

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