“¿Una primavera árabe en centro 
de África? No lo sé. No lo veo. La juventud de mi país está apática. No tienen 
interés en cambiar nada. Se conforman con lo que tienen, que es mucho, y también 
poco. El ruido de la calderilla no les deja pensar”, analiza José Fernando Siale, defensor de causas 
nobles, ergo imposibles. Cronista de los espectros que agobian a su país, a este 
escritor le gusta pasear bajo la lluvia y sentir la frescura de las gotas de 
agua en su piel (“cuando llueve, le digo a mi mujer, me voy a la calle”). José 
Fernando Siale no considera que pueda haber una revuelta por parte de la 
juventud guineana ni del resto de países africanos del sur del Magreb. “Los 
gobiernos han formateado a estos jóvenes y han hecho de ellos prototipos, los 
han moldeado a su antojo”, considera. Los dos hijos mayores de José Fernando 
viven en Valencia: uno estudia Arquitectura, y el otro, Derecho, como su padre. 
En todo caso, ellos se refieren a un “patriotismo naïf”, en la línea de los 
ensayos del Premio Nobel de Literatura nigeriano Wole Soyinka en los que señala una 
“patriotería triunfalista”.
José Fernando Siale es el 
primogénito de muchos hermanos. “He tenido una infancia feliz”, aduce. “Lo bueno 
de ser el primero de los hijos de mis padres es que se me guarda una cierta 
reverencia; lo malo, que todos los problemas, todas las solicitudes de apoyo, 
los asuntos para acordar una conciliación, las lágrimas… te llegan a ti. Es una 
especie de escuela de madurez.” 
La familia ha estado muy 
presente en su formación.
Influenciado por sus abuelos, 
uno de ellos pescador artesanal de pargos colorados y rayas, en las aguas 
profundas de la costa, mientras que el otro, finquero de grandes extensiones de 
cacao y ñame, tenía a braceros contratados. “Un tío paterno a quien mataron los 
piratas del Golfo de Biafra también ha dejado su huella en mí”, atestigua. 
Los dos grupos socioculturales a 
los que pertenece (n’dowes por parte de madre y bubis por parte de padre) le han 
marcado lo suficiente para hacer de él un guerrero de la ley.
Estudió en la ciudad de Malabo 
con los lasayanos (del pedagogo y sacerdote francés Juan Bautista de La Salle). 
La Cooperación francesa le dio una beca. Entonces se marchó a Francia y puso la 
primera marcha, para una carrera: Universidad de Derecho Clermont-Ferrand II; 
Escuela Nacional de la Magistratura (ENM) en París, Burdeos y Montpellier; 
Escuela Nacional de Administración Pública (ENAP) en París… 
Volvió a su país, y, tras 
algunos vaivenes en la Administración Pública y en el PNUD, abrió su propio 
bufete, M-Djangani & Co, desde donde asesora jurídicamente a personas 
físicas y empresas; sobre cualquier tema, desde los tratados internacionales y 
los informes sobre derechos humanos hasta el examen y aplicación del “derecho 
positivo guineano”. El misticismo y los casos de brujería le apasionan. Acerca 
de esto último, José Fernando ha escrito una novela histórica: Autorretrato con un infiel (Ediciones El 
Cobre, 2007), en la que unos arcángeles españoles se encuentran con arcángeles 
bubis (entiéndase arcángeles como 
entes dotados de poder), y ambos descubren que son de la misma naturaleza, y que 
cualquier batalla que se ha de librar en pro de los hombres les concierne a 
todos.  
“La democracia es el único 
camino para progresar. Y la democracia empieza en las escuelas, en una gran 
escuela que cree librepensadores.”
Una gran escuela. Su 
sueño.