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Esmeralda Berbel: <i>27 de septiembre. Un día en la vida de los hombres</i> (Ediciones Carena, 2011)

Esmeralda Berbel: 27 de septiembre. Un día en la vida de los hombres (Ediciones Carena, 2011)

    AUTORA
Esmeralda Berbel

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Badalona (España), 1961

    BREVE CURRICULUM
Estudió Filología Hispánica en la Universitat de Barcelona. Actualmente, dirige cursos de creación literaria en la escuela de escritura del Ateneu Barcelonès y demás centros públicos y privados

    OBRA
Es autora de El hombre que pagaba noches enteras, finalista del premio femenino de Editorial Lumen; Alismas; el poemario Calma corazón, calma; y las obras de testimonio Trátame bien; De qué hablamos las mujeres cuando hablamos de lo que nos importa y Lo que piensan las adolescentes. Coordinó el libro del cual también es autora, 27 de septiembre. Un día en la vida de las mujeres, y el libro epistolar No se lo cuentes a nadie

    PREMIOS
Varios relatos premiados por la Associació de Dones Montserrat Roig




Tribuna/Tribuna libre
27 de septiembre. Un día en la vida de los hombres
Por Esmeralda Berbel, martes, 4 de octubre de 2011
En el año 1935 el escritor ruso Máximo Gorki desea que escritores de todo el mundo narren con la mayor precisión posible un día de su vida, el día que elige es el 27 de septiembre de aquel año. No se sabe por qué el proyecto no cuajó o no hay constancia de ello, ni siquiera del día del escritor. En algún lugar queda su deseo, latente y a la espera. Y será el periódico moscovita Izvestia, quien lance desde las páginas de su diario la propuesta que Máximo Gorki había impulsado.

La escritora alemana Christa Wolf se entusiasma con la idea y escribe su 27 de septiembre durante cuarenta años dando origen al libro Un día del año.

En la primavera de 2008 asisto a un monográfico impartido por la profesora Anna Caballé en la Universidad de Barcelona. El tema trata sobre las escrituras del yo. Sus palabras me empiezan a incomodar porque no entiendo la necesidad de publicar lo más íntimo, lo más personal, lo que no está protegido. ¿Qué necesidad hay de hacer público lo que es privado? Su respuesta modifica no solo la idea, el prejuicio y mi ignorancia acerca de éste género literario sino el gesto y la mirada hacia mi propia escritura diarística. Imagínate, me dice, que la vida solo fuera escrita y contada, desde la ficción. Además, continúa, todos necesitamos conocer la explicación de la vida ajena porque eso nos ayuda a comprender aspectos de la nuestra.

Entonces me recuerdo de niña intentando comprender aspectos de mi vida, escribiendo sin forma, dócil y libre, dando cabida a cualquier acontecimiento, a cualquier verdad que entonces, en pleno furor adolescente, consideraba radical y única. Y me recuerdo subrayando en los Diarios de Anais Nin eso que a mí también me pasaba. Y con esos recuerdos tan atrás le pido a Anna que me deje presentar un trabajo distinto para su asignatura. Se ríe. Pregunta por qué. No lo sé bien, respondo, pero tengo más de treinta años escritos y me gustaría ver qué se me ocurre. No hace falta que insista, me deja libre, y con una inquietud que no sé bien de dónde nace.

Me sumerjo en todos mis dietarios. Me recuerdo. Escribo mal en el 78, en el 80 y quizá empiezo a cambiar en los diarios siguientes. Me doy cuenta de que el diario ha sido para mí una práctica importante de escritura, además de un registro que me sorprende porque algunas cosas no las recuerdo, algunos nombres, algunas calles, cosas que he hecho y que están ahí y no consigo saber de qué hablo. La experiencia de leerme es extraña. Siento pudor y a la vez una profunda ternura hacia mí misma. Me doy cuenta de lo impúdico que puede llegar a ser un diario. ¿Es publicable, entonces? Mi primera lectora (yo hablaba poco en casa) se encargó de destruir los tres primeros tomos que encontró. El diario íntimo es un sacudidor de emociones, habla de la vida y la vida también posee esa condición incómoda, fea, cruel, bella. “Los pensamientos más aberrantes y más lejanos se mantienen en ese círculo de la vida cotidiana” dice Maurice Blanchot.

Decido transcribir con absoluta fidelidad algunos fragmentos de mi diario, todos los que tienen relación con la lectura y la escritura. Mi trabajo suscita en Anna una respuesta inmediata: Lee Un día del año.

Leo y quiero continuar la tradición. Y no sé si es por la propuesta del escritor ruso o por mi propio deseo de extender esta nueva mirada, este rescate de mi vida, no sé por qué es pero no quiero escribir sola. Sería hermoso convocar a mujeres me dice esta profesora que ya es mi confidente, la primera que ha leído y valorado fragmentos de mis diarios. Así que en voz baja y casi sin atreverme empiezo a convocar a aquellas mujeres que sé que escriben diario. Se produce un efecto dominó y en muy poco tiempo el proyecto está a punto, a la espera del 27 de septiembre de ese año, el 2008.

Ese libro 27 de septiembre. Un día en la vida de las mujeres, generó el comentario que ya imaginábamos: sería interesante convocar a los hombres, a ver qué dicen ellos.

Aquí está el de hombres.

Ellos aceptaron la propuesta con la misma generosidad que las mujeres. Aquí esta su 27 de septiembre. Cada uno con su impronta y su estilo, con sus temores y sus logros. ¿Qué dicen ellos?

Ellos sienten también las arañas, pasean por el insomnio mientras twittean, duermen a sus hijos y los despiertan, superan la nevera vacía, se preguntan por qué hacer público lo íntimo y se responden porque es hermoso mirar desde aquí, se ríen estrepitosamente y lloran y se despiden de su casa, de su mujer y de su hijo. Escriben libros que se les resisten y se rinden y se agotan, dudan ante la inminente huelga sindicalista mientras uno de ellos constata que somos una guerra civil permanente. Se fijan en la mujer rubia de enfrente, les alegra el día, les alegra el día trabajar, llegar a casa y esta solos o en familia. Saben que tienen que escribir el 27 y lo escriben con la complejidad de que me llegue a mí, algunos no saben ni quién soy, nunca les he visto. Esa generosidad.

¿Qué más hacen? ¿Son íntimos?

Yo diría que sí, son íntimos, sinceros y valientes. Tú dirás, lector.

¡El 27 sigue!


Nota de la Redacción: agradecemos a Ediciones Carena en la persona de su director, José Membrive, la gentileza por permitir la publicación del prólogo del libro de Esmeralda Berbel, 27 de septiembre. Un día en la vida de los hombres (Carena, 2011), en Ojos de Papel.

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