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Isabel Navarrro: <i>Luz y penumbra</i> (Ediciones Carena, 2009)

Isabel Navarrro: Luz y penumbra (Ediciones Carena, 2009)

    AUTOR
Isabel Navarrro

    LUGAR DE NACIMIENTO
Barcelona (España)

    BREVE CURRICULUM
Su estilo se va depurando hasta terminar su primer libro, Retazos. Algunos de sus poemas se han publicado en los periódicos La Verdad, de Murcia, y La Vanguardia, de Barcelona, donde resultó premiado su poema “Sola”. Ha colaborado en revistas literarias con cuentos y relatos breves. Dirige un taller de escritura creativa y lectura comentada en el área de Cultura del Ayuntamiento de El Masnou (Barcelona)




Creación/Creación
Isabel Navarrro: Luz y penumbra (Ediciones Carena, 2009)
Por Isabel Navarrro, martes, 5 de enero de 2010
“Intento explicarme qué es para mi la poesía, la siento como algo intraducible que necesita del poema para manifestarse. Nos llega por la vía de la sensibilidad. El poeta expresa su sentimiento al escribir, de la misma forma que un pintor lo haría al dibujar sobre el lienzo. Lo que llega a nuestra conciencia es lo que nos induce a mirar con deleite un cuadro, o leer repetidamente un poema hasta afianzarlo en la memoria. El poema nace de un instante, es el fruto momentáneo de un sentimiento. La poesía convierte lo no manifiesto en manifiesto. Esa es su verdadera trascendencia.” (Isabel Navarrro)

Se ha roto el pacto

Se ha roto el pacto del silencio y de la hierba.
Lo inevitable se rebela

y te convoca
y no puedes escapar a sus designios,
y te dice

que todo existía ya en la putrefacción
de los días torturados.

Se ha roto el pacto del silencio y de la hierba.

Palabras que no llegaron a decirse
reclaman su permanencia en el recuerdo.

Un lienzo grande y blanco cubre
aquella imagen de la primavera.

Mi infancia sigue perdida en algún atardecer.


Sola

Sola
llegué
tras un sufrimiento
que no recuerdo.

Sola
transmutaré.

Sola descanso,
ovillada —mínimo círculo—
en el gran ombligo
del Universo.


Si fuera posible

Si fuera posible
caminar
dejando atrás
el peso de cualquier conocimiento.

Si fuera posible
avanzar
ligeros,
sin el óxido del tiempo,
como cuando los dioses habitaban los árboles
de los que manaba leche y miel

o cuando la superstición
se alimentaba en los bosques.

Aún hay alguien que espera
un tiempo circular,
calcificado,
como el ojo de un ave
giratorio
y prehistórico.


Mientras no mueras y resucites de nuevo,
eres un desconocido para la oscura tierra.
Goethe

Sólo algunas mariposas

Sólo algunas mariposas son de aceite,

y arden sin brillar
en una lentitud redondeada.

Sobre la mesa más pequeña,
cerca de la lluvia,
trascienden los límites de su pequeño océano
y alumbran a los muertos.

Algunos se han quedado en los orígenes,
no han traspasado las orillas
y no encuentran su camino
hacia la Nada.


Nunca te nombro

Nunca te nombro para quererte.
Indecible
tu nombre puede hacerse expansivo
como el ruido sobre el mar.

El tiempo
recupera temores
pese al silencio.
Me distancio.
Me distancias.

Pese al obligado silencio.


Ojos de agua

Imprevisibles,
se entornaron tus ojos de agua,
y la posible Muerte
comenzó a abrirse paso entre las charcas,
en pos de tu inocencia diluida.

Descabalgó un jinete en el espacio.

Se fragmentó la estrella de la muerte.


Palmo a palmo

Recorreré tu cuerpo
palmo a palmo,
tu cuerpo recto y firme.

Me pararé
en la curva de tu vientre,
principio y fin del mundo.

Extenderé
mis brazos a los tuyos,
que buscan la luz.

Y alcanzaré tus piernas
hasta allí
donde se juntan, al fin,
las paralelas.

Sin tan siquiera resguardarme de la lluvia.


Metáfora

Pasados los años
puedes transgredir,
desmoronar la metáfora
que acuna el primer beso.

Recomponerlo en la osadía,
en la que todo es posible.

Crear un beso incierto.
Un beso
que roce apenas las aristas
al otro lado del olvido.


Abril

Se me va deshojando tu figura
como una margarita entre los dedos.
En el oscuro centro del sentido
una sombra alarga
su victoria.
Y en el recuerdo,
resbalarán mis palabras
como peces huidizos bajo el agua.
¿Dónde la risa? ¿Dónde tu boca
que comía por mí, trigo y canela?
¿Dónde la luz de arena, que cabía
toda en tus ojos en el mes de abril?
¿Dónde tus cabellos de espigas,
cuando mis dedos inventaban caracolas?
¿Dónde la canción con la que me adormecías?
Ahora mueves tus manos
buscando la caricia del instante.
No queda tiempo para la nostalgia.
Las sombras aceleran.
Mientras,
en el vacío,
la vida acecha.


Entre los espejos

Busqué entre los espejos, en el fondo del arca.

Descorrí las cortinas
que velaban la luz.
Atravesé el reloj.

Entre los puentes
de los recuerdos
busqué tu alma.

Inventando respuestas, busqué, sin encontrarla.


Sería mejor

Sería mejor no hacerte ningún caso;
desdeñar tus palabras cuando hablan de olvidos.
Desfigurar tu voz enfebrecida
que llega hasta mí como si fuera nieve,

y no identificarte desde la lejanía.

Sería mejor no precisar
si alientas el camino con los pies desnudos
o son sólo las huellas
del negro charol de tus zapatos.



Nota de la Redacción: agradecemos a Ediciones Carena en la persona de su director, José Membrive, la gentileza por permitir la publicación de este fragmento del poemario de Josefina Navarrro, Luz y penumbra (Ediciones Carena, 2009).
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