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José Luis Villar

José Luis Villar

    AUTOR
José Luis Villar

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Torreperogil (Jaén, España), 1968

    BREVE CURRICULUM
Tras publicar Mensaje desde el silencio, y después de un año de estudio y reflexión interna, saca a la luz La voz del alma, en la que nos traslada, de nuevo, al viaje más importante: el interior de uno mismo. Comparte con nosotros un modo de entender los acontecimientos, de sacar el mejor partido de la vida diaria y de afrontar los sucesos de tal modo que aprendamos de cada hecho, pues nada sucede por casualidad, y sólo tenemos este presente para aprender y sentir cada instante




Opinión/Entrevista
Entrevista a José Luis Villar, autor de La voz del alma
Por Jesús Martínez, miércoles, 1 de julio de 2009
HOY Y AHORA. Un hombre vagaba por los parajes desabitados de los villorrios de Andalucía y, en su penar, bordoneaba en un estado de insufrible necesidad interior, como alejado de sí mismo e intrincado en los arrabales de sus pensamientos disolutos, caóticos y desordenados. José Luis Villar, quien hoy ejerce la autoridad de la razón como policía local de Jaén, es este hombre, sobrio, arconte, infinito. Nacido en Torreperogil en 1968, el año de los tumultos irrefrenables, José Luis se fue de casa para escaparse con los chamanes andinos en un país extraño del que nunca se supo y del que apenas volvió como era, transformado por las bofetadas del solecismo más salvaje de las fuerzas naturales: “Me considero una célula más de la naturaleza”.
“A los 19 años me fui a Valencia. En principio, para trabajar en una hidroeléctrica, pero me junté con unos chamanes de Bolivia que profesaban el culto a la naturaleza como forma sagrada, y me fui con ellos.” Para dar respuesta a sus preguntas, para exponer las respuestas de las carreteras transversales que han recorrido los sentimientos en el espacio que duró su viaje iniciático sin salir de España, José Luis Villar ha escrito dos libros de autoayuda, siendo el segundo la continuación del primero: Mensaje desde el silencio y La voz del alma. Editados por la Caja Rural de Jaén y Ediciones Carena, respectivamente, y con fotografías de la sierra de Cazorla tomadas por su autor, en ellos se descorchan las experiencias espirituales, los aforismos del placer y las rayuelas de los ríos revueltos por las tragedias que cada uno, en su inaccesibilidad, sufre a su modo en una procesión que va por dentro. José Luis está trabajando en su tercera obra, que completará una trilogía que él ha llamado Senderos del corazón.

“He leído al Dalai Lama y a los lamaístas; he leído la filosofía zen y a los zenistas, con su profundización meditativa; he leído el hinduismo y a los hinduistas; he leído las Cartas morales a Lucilio, de Séneca; he leído A sí mismo, de Marco Aurelio (“sólo se pierde el presente, ya que es lo único que se tiene); he leído sobre ambientaciones y comunas; he leído a Rabindranath Tagore y su reforma cultural, y a Khalil Gibran y sus jardines de frases, poetas que te elevan y que buscan el equilibrio interior… Pero me faltaba algo, y en ninguna obra de la literatura universal hallaba la inspiración. Pensaba que esa no era mi trinchera. Por eso escribí estos libros, para volver a mí, para darme ánimos, para aclararme.”

Aquello por lo que José Luis se interrogaba tenía mucho que ver con las lapidaciones mentales de los meditadores jesuitas, puesto que de sus reflexiones se desprendían más cabos sueltos que apéndices cerrados con un punto final: “Me preguntaba por qué estamos aquí. Mi mente nunca se ha conformado con lo que nos han contado. Mi inspiración es la naturaleza. La inteligencia y la sabiduría de la naturaleza es la evolución. No lo llamo Dios, lo llamo vida”.

Se preguntaba sobre lo mismo a lo que Epicuro, Zoroastro y Siniestro Total han intentado dar respuesta, valiéndose del estilete de la benevolencia:
¿Qué son, en realidad, los pensamientos? ¿Qué nos alienta? ¿Qué nos infunde ánimo? ¿Qué da color a nuestras vidas? ¿Cuál es la ilusión duradera? ¿De dónde surge el amor? ¿De dónde la compasión? ¿Por qué estamos unidos? ¿Por qué sufrimos al ver sufrir?
“En el día a día, te llenas de tantas cosas, que te alejas de todo, que te apartas de la naturaleza, la madre.”
¿Quién dirige nuestras vidas? ¿Qué energía florece en el alma y se expresa en la mirada? ¿Quiénes son nuestros hermanos?
“La escritura de Mensaje desde el silencio y La voz del alma va dirigida al corazón —el motor que mueve la rueda que hace que te ilusiones y te motives—, pasando por la mente, el timón. No son pajas mentales.”
¿Quiénes son nuestros maestros? ¿Es la luz la principal energía?

A José Luis Villar le ha sorprendido el éxito, y sabe relativizar la fama mediática (“en el pueblo los paisanos me paran por la calle. Me llaman El Poeta”) con un tirón de orejas a quienes mueven los hilos en las altas esferas. “La crisis financiera actual es el dedo que nos señala el camino. Toda ascensión supone una fuerza. Por lo tanto, la sociedad ha de cambiar para mejor. Hay gente que aún no sabe cómo afrontar este reto, pero con sus fallos, sus errores y sus debilidades, que son mis fallos, mis errores y mis debilidades, se puede recorrer este camino.”
¿Es el amor el que mueve a la luz? ¿Surgió la comprensión del sufrimiento? ¿Por qué no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos?

Su mujer, su apoyo
Un hombre vivía con una mujer que no se interesaba por la posición de los planetas y su connivencia con el signo zodiacal, sino por la existencia de otros seres inteligentes más allá de nuestra anodina galaxia sideral. “Fue ella quien me insistió para que editara, y me calentó la cabeza: ‘Esto no puede quedarse en la mesita de noche’, me repetía.”
Con esa mujer se casa este mayo. Será una ceremonia civil en una capilla situada en la pineda de Cerro Puerta, en Jaén. “Respeto el cristianismo, como cualquier otra religión, las cuales, en esencia, vienen a ser lo mismo, aunque con diferentes formas. Para mí, las religiones son muletas. Y eso que he sido bautizado. Mi padre me apoya. En mi filosofía nadie enseña nada a nadie: cada uno reconoce en su interior lo que es verdad o mentira, lo que le sirve o lo que le deja de servir.”

¿Por qué los recuerdos llegan a oprimir tanto un corazón?
La ideología de la naturaleza de José Luis Villar, el policía justo, respetuoso y bueno, ha sepultado a los adivinos andinos con quienes se fue de acampada a las plazas mayores de las aldeas sin placa: “Yo creo que la gente quiere seguir, cada uno, su propia tendencia. Ya no valen los patrones de antes, los grupos homogéneos en los que no se convence ni se comparte. Cada uno quiere descubrir su propia verdad, lo que, por otro lado, es perfecto. La gente ya no quiere seguir a los líderes de antes. Hay una sensación de falsa unidad en muchas creencias, y, por supuesto, si se basan en el rechazo del otro, del diferente, fallan estrepitosamente”.

Mi conversación con José Luis Villar evidencia lo anterior.

—¿Qué son los pensamientos, que no me lo has dicho?
—Los pensamientos alimentan los deseos, engañan con artimañas y se disfrazan con velos y astucias, escondiendo la verdad que subyace debajo de cada intención.

—¿Qué hago cuando quiero cambiar de aires y mandarlo todo a paseo?
—Cuando una persona quiere andar, deja las maletas.

—¿Y si me equivoco?
—Se han de aceptar los acontecimientos y aprender de ellos. La persona más madura es la que menos se altera, la más invulnerable.

—¿Lo digo porque el patio laboral está fatal?
—La mayor libertad del hombre en la vida es la de encajar aquello que le sucede: los malos momentos, la crisis económica, el fallecimiento de los amigos…Se trata de vivir hoy, aquí, con esto, con lo que tengo, con lo que soy hoy y ahora. Mañana, no sé qué será.
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