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Kasabian: <i>The West Rider Pauper Lunatic Asylum</i> (2009)

Kasabian: The West Rider Pauper Lunatic Asylum (2009)

    GÉNERO
Música

    TEMA
Crítica de The West Rider Pauper Lunatic Asylum, CD de Kasabian (por Regina Martínez Idarreta)

    OTROS DATOS
Discográfica: Sony/BMG. Fecha de lanzamiento: 09/06/2009



Kasabian: <i>Empire</i> (2007)

Kasabian: Empire (2007)

Kasabian: <i>Kasabian</i> (2004)

Kasabian: Kasabian (2004)


Magazine/Música
The West Rider Pauper Lunatic Asylum, CD de Kasabian
Por Regina Martínez Idarreta , lunes, 1 de junio de 2009
El día 9 de junio llega el lanzamiento en España de The West Rider Pauper Lunatic Asylum, el tercer álbum de Kasabian, banda inglesa que se estrenó allá por 2004 con un álbum homónimo con el que alcanzaron una gran fama en su país y unas respetables ventas a nivel mundial. The West Rider Pauper Lunatic Asylum es la culminación del sonido arrogante y barroco que ya es marca de la casa, un álbum conceptual, lisérgico y teatral que sigue la estela de discos que buscan la totalidad, que quieren trascender de la mera escucha para crear un universo en el que perderse cada vez que apretamos el play, como en su día lo hicieron los Small Faces con Odgens Nut Gone Flake o los Beatles con Sgnt. Peppers.
Por supuesto, todas las comparaciones son odiosas. No es nuestra intención igualar a dos de las bandas más importantes de la historia con este grupo al que el tiempo deberá colocar en el sitio que se merece. Pero sí se puede decir sin miedo que Kasabian es, hoy por hoy, una de las bandas más interesantes del panorama musical. Con Tom Meighan (cantante) como front man y líder indiscutible en el escenario y Serge Pizzorno (guitarra y voz) como cabeza pensante, Kasabian graba y compone sus temas dejándose la piel en cada nota, en cada acorde, sin dar tregua al escuchante, arrastrándolo hasta ese mundo imaginario, al que, según, Pizzorno, “la gente escapa cuando toma drogas”.

 

Kasabian: "LSF", tema de la banda sonora de la película Goal (vídeo colgado en YouTube por zackstarkey)

Kasabian es uno de esos grupos extraños, a medio camino entre el mainstream y el círculo underground. Nunca les veremos actuar en el Primavera Sound porque resultan demasiado arrogantes, demasiado hooligans y demasiado pagados de sí mismos para los gafapastas y demás fauna intelectualoide que se pasea por la meca de la modernidad musical. Sin embargo, sus composiciones barrocas, oscuras y psicodélicas resultan demasiado astragantes para el gran público como para seguir la senda de bandas de su generación como los Kaiser Chiefs o los Franz Ferdinad, capaces de llenar estadios y telonear a los reyes del mercado, U2. Sea como sea, están ahí, dando altavoz a un sonido, el de la psicodelia-rock-electrónica, que cuenta con cientos de miles de fieles por todo el planeta, quizás porque han tenido más actitud o suerte que Boedekka, una banda prácticamente desconocida que es incluso mejor que Kasabian, desaparecida del mapa después de grabar dos maravillosos álbumes, que inexplicablemente pasaron totalmente desapercibidos .

Pero sigamos con lo que toca. Kasabian empezaron pisando fuerte con Kasabian (2004). El álbum debut de los de Leicester, una joya de rock electrónico con referencias claras al Manchester de los Stone Roses, los Happy Mondays o los primeros Primal Scream combinaba la rabia, nihilismo e incluso cinismo de singles como “Club Foot” –que formó parte de la banda sonora de la película Goal- o “Cutt off” –con un impactante vídeo-, con sonidos hipnóticos e incitantes como la maravillosa “Processed Beats”, probablemente la mejor canción del disco, “LSF” o “Butcher Blues” –preciosa, coqueta y con mucho, mucho flow, como se diría ahora-.

A este disco le siguió Empire en 2007, álbum en el que sin abandonar la electrónica, Kasabian se sumergió en una psicodelia oscura y rabiosa, a veces sincopada e incluso cacofónica, que requería una escucha activa y abierta. “Empire”, primer single del álbum, es el mejor ejemplo de este sonido áspero y rudo, un alegato pacifista que, paradójicamente, utiliza recursos de violencia sónica para transmitir su mensaje. Con este disco, Kasabian se sumergió en los vericuetos y tendencias que en el anterior tan sólo dejó abiertas y consolidó las bases de la cosmología lisérgica que compone su visión de la música y del mundo. Un mundo romántico, lleno de poetas malditos, de héroes de estética del siglo XIX pero armados con sintetizadores, guitarras distorsionadas y bases electrónicas.

 

Kasabian: “Vlad The Impaler” (vídeo colgado en YouTube por KasabianTour)

Ahora en 2009, en un momento en el que los discos se devalúan, desangrándose canción por canción en descargas piratas o legales –eso da igual-, en el que los álbumes no dejan de ser contendores en los que acumular un número determinado de canciones agrupadas sin orden ni concierto, Kasabian se planta con The West Rider Pauper Lunatic Asylum ”y da “lo que los auténticos fans quieren escuchar. Queríamos hacer un álbum que lleve al oyente a una especie de viaje”.

Y ese mundo al que nos invitan Kasabian con su tercer álbum de estudio es un mundo en el que habitan personajes como “Vlad The Impaler” –Vlad el Empalador-, uno de los tres temas que desde hace meses se pueden escuchar en la web del grupo. “Vlad The Impaler” es una soberbia canción breve y sin concesiones, con unas guitarras aceleradas y un Tom Meighan que más que cantar parece escupir las palabras, una pesadilla hecha canción, desasosegante pero hipnótica, agobiante pero irresistible. Como un tiro disparado con rabia y recibido con dolor, sí, pero un dolor más cercano a un inconfesable placer que al sufrimiento.

“Underdog”, el tema que abre el disco, es una obertura perfecta, enérgica y con todas las claves del sonido Kasabian. Con un riff de guitarra ondulante que se empasta a la perfección con la voz de Meighan, encargado de los tonos desafiantes, y la de Pizzorno, la voz suave, el canto de sirena que ofrece las únicas treguas de la canción. “Fire” es otro de los temas cuyo vídeo se puede ver en el web del grupo, una especie de banda sonora alucinada para un western imaginado por un guionista pasado de vueltas, como también lo es “West Ryder Silver Bullet”, canción en la que cuentan con la colaboración de la actriz Rosario Dawson (Sin City). No en vano, el propio Pizzorno define a su último retoño como “la banda sonora de una película imaginaria”.

En resumen, Kasabian se consolida con su tercer álbum como un grupo imprescindible e interesante, eso sí, no apto para los alérgicos al barroquismo, la pasión y la chulería. Todos los demás, disfrutarán a lo grande con este viaje lunático.



Kasabian: "Underdog" (vídeo colgado en YouTube por KasabianForever)
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