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Estatua de Lennon en La Habana

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Carlos Malamud es profesor Titular de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Carlos Malamud es profesor Titular de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Fidel Castro

Fidel Castro

Raúl Castro

Raúl Castro

Gorki Luis Águila Carrasco

Gorki Luis Águila Carrasco


Análisis/Política y sociedad latinoamericana
¿Hacia dónde gira la Revolución Cubana?
Por Carlos Malamud, lunes, 1 de diciembre de 2008
A fines de noviembre Raúl Castro asistió a la primera beatificación que tuvo lugar en Cuba, la del fraile José Olallo Valdés. Algo más de un mes antes, en compañía del metropolitano de la iglesia ortodoxa rusa, Kirill Gundjaev, del Patriarcado de Moscú, inauguró en el centro de La Habana una catedral dedicada a Nuestra Señora de Kazán. Son sólo dos de algunos gestos, otrora incomprensibles, que hablan de una deriva pragmática de los gobernantes cubanos. La férrea defensa de la ortodoxia marxista-leninista en la época de la caída del Muro de Berlín se ha reemplazado por un eclecticismo en determinados temas, adobado del consiguiente lenguaje revolucionario, que sólo permite pronosticar, más pronto que tarde, el fin de toda una época.
Cuando en 1998 Juan Pablo II realizo una visita ecuménica a Cuba, pronunció una frase a la que entonces se le dio una enorme trascendencia, aunque luego haya caído en el olvido: “Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba”. A la vista de los ejemplos registrados más arriba parecería que el gobierno de los Castro ha decidido mantener relaciones cordiales con las iglesias, o al menos con algunas de ellas. Semejantes concesiones no se entienden sin tener en consideración las enormes dificultades económicas que actualmente conoce Cuba, y la necesidad de auxilio de nuevos y viejos potenciales amigos.

Los dos casos más arriba mencionados no son los únicos gestos desconcertantes contemplados en la isla. El 8 de diciembre de 2000, Fidel Castro participó personalmente de la inauguración de una estatua a John Lennon, en el Vedado, 20 años después de su asesinato en Nueva York. Para hacer posible este gesto se presentó ante la opinión pública a un Lennon que había sido perseguido políticamente en Estados Unidos por sus posturas contrarias a la guerra, a la vez que se demostraba como un gran amigo de la Revolución Cubana.

En 1968 los amantes del flower power y del peace and love fueron enviados a campos de trabajo para ser convenientemente reeducados

¡Cómo han cambiado las cosas desde los años de hierro de la dictadura castrista! Y no porque en los tiempos actuales la represión hubiera desaparecido. No. Pero en la década de 1960, cuando los Beatles arrasaban en todo el mundo, su música no podía ser oída en Cuba y su difusión prohibida en la radio y la televisión oficiales, las únicas que existen. Silvio Rodríguez, posteriormente exponente de la Nueva Trova Cubana, estuvo apartado un tiempo de la televisión por haber hecho pública su admiración por la música de los Beatles.

En los colegios, el reglamento escolar ordenaba combatir las "desviaciones" (burguesas y pro imperialistas) como el pelo largo, los pantalones estrechos y la minifalda. La condena del "diversionismo ideológico", que incluía junto al gusto por la música extranjera otras perversiones como la homosexualidad y la hostilidad a la Revolución era constante. En 1968 los amantes del flower power y del peace and love fueron enviados a campos de trabajo para ser convenientemente reeducados.

Los valores que ahora se defienden, que por supuesto siguen siendo revolucionarios y, por lo tanto, vale la pena morir por ellos, no son los mismos que los del pasado

Si bien el cerrado discurso de la revolución permanece incólume, y sólo basta seguir con cierto detenimiento los escritos periodísticos de Fidel Castro para confirmarlo, lo interesante es analizar el giro semántico que se ha producido. Los valores que ahora se defienden, que por supuesto siguen siendo revolucionarios y, por lo tanto, vale la pena morir por ellos, no son los mismos que los del pasado.

Las diferencias entre el proyecto de hombre nuevo, defendido e impulsado por el Che Guevara, y el impreciso e indefinido socialismo del siglo XXI, de matriz bolivariana, son abismales. Pese a ello, y gracias a los 100.000 barriles diarios de petróleo que Hugo Chávez manda a Cuba, Venezuela se ha convertido en una pieza esencial del discurso cubano, por más que en privado algunos jerarcas del régimen despotriquen sobre el estilo y los modos pachangueros del dirigente venezolano.

Que el régimen modifique su discurso y lo adapte a los tiempos no implica que la represión haya desaparecido en Cuba

Sin embargo, lo que se tolera puertas afuera de la revolución no tiene lugar en casa. Las constantes trabas puestas a Yoani Sánchez, la bloguera de Generación Y, son un claro ejemplo al respecto. Precisamente, en relación a los nuevos amigos de Cuba y a los esfuerzos de su diplomacia, Yoani Sánchez ha escrito: “En el último año, el ballet presentado por “nuestra” diplomacia ha tenido mucho de danza de la seducción. Con medias rojas han salido a bailar y sus promesas de aperturas han encandilado a unos cuantos. Sin embargo, desde el tercer balcón, donde estamos sentados los ciudadanos, cada fouetté nos ha parecido encartonado y los nuevos giros -tan predecibles- que generan bostezos”.

El líder del grupo punk Porno para Ricardo, Gorki Luis Águila Carrasco, fue detenido hace unos meses por peligrosidad, un concepto tan vago como comprometedor. La estética del grupo suena claramente contradictoria con el estilo acartonado que preside la gestión gubernamental en Cuba. De ahí que estas muestras de cultura alternativa se conviertan en símbolo de aquellos que dentro de la isla luchan por ampliar los espacios de libertad. Porque en definitiva, que el régimen modifique su discurso y lo adapte a los tiempos no implica que la represión haya desaparecido en Cuba.
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