Director: Rogelio López Blanco      Editora: Dolores Sanahuja      Responsable TI: Vidal Vidal Garcia     
  • Novedades

    Wise Up Ghost, CD de Elvis Costello and The Roots (por Marion Cassabalian)
  • Cine

    Patrick McGilligan: Biografía de Clint Eastwood (por Juan Antonio González Fuentes)
  • Sugerencias

  • Música

    Easy Come, Easy Go, último CD de Marianne Faithfull (por Marion Cassabalian)
  • Viajes

  • MundoDigital

    La creación de contenidos web en la era de la economía de la atención
  • Temas

    Un mundo sin esperanza
  • Blog

  • Creación

    Después de la guerra (cuento)
  • Recomendar

    Su nombre Completo
    Direccción de correo del destinatario
Adrian Goldsworthy: César (La Esfera de los Libros, 2007)

Adrian Goldsworthy: César (La Esfera de los Libros, 2007)

    AUTOR
Adrian Goldsworthy

    GÉNERO
Biografía

    TÍTULO
César: la biografía definitiva

    OTROS DATOS
Traducción de Teresa Martínez Lorenzo. Madrid, 2007. 760 páginas. 39 €

    EDITORIAL
La Esfera de los Libros



Adrian Goldsworthy (1969), estudió en el St John’s College de Oxford y ha enseñado en varias universidades

Adrian Goldsworthy (1969), estudió en el St John’s College de Oxford y ha enseñado en varias universidades


Reseñas de libros/No ficción
Adrian Goldsworthy: César (La Esfera de los Libros, 2007)
Por Rogelio López Blanco, domingo, 4 de noviembre de 2007
Cayo Julio César (100-44 a. C.) es una de las figuras más eminentes de la historia occidental. De un atractivo excepcional por su relevancia como estadista y consumado estratega militar, era hombre de una elevada inteligencia y cultura, de la que son muestra extraordinaria los Comentarios a la guerra de las Galias, diez libros dedicados a la conquista y asentamiento del poder romano en ese territorio. También destacaba por el poderoso magnetismo que su oratoria y personalidad arrojada ejercían sobre los legionarios que servían bajo sus órdenes y las masas ciudadanas romanas.
Sin embargo, su imagen se proyecta de forma ambivalente, a todas esas virtudes que le adornaban se contraponen los efectos de una enorme ambición que lo llevó a convertirse en dictador tras un dramática y cruenta guerra civil. Por último, pone un colofón de leyenda al personaje el magnicidio que consumó el final de su carrera, cuando estaba en el pleno apogeo. Sin embargo, se puede decir que no fue una verdadera conclusión, el legado de César tuvo continuidad en el éxito de su heredero y sucesor, Octavio, futuro emperador Augusto.

Pues bien, a insertar esta compleja figura histórica en el marco temporal de la tambaleante República romana dedica Adrian Goldsworthy su monumental biografía. Y no hay duda que lo logra, tanto en lo que se refiera a explicar la personalidad del hombre, junto con los elementos que animan la plasmación de las aspiraciones en una carrera progresivamente triunfal, como en la descripción del contexto en que se desarrolló la trayectoria. Sin embargo, el autor, muy consciente de la leyenda, del mito que se ha ido labrando a lo largo del tiempo, y particularmente de la imagen actual del personaje, determinada por el cine y las series de televisión, tiene exquisito cuidado en prevenir contra los anacronismos. Como muchos de los coetáneos de su clase social, que finalmente vieron liquidadas sus expectativas de grandeza y han sido olvidados, César arriesgó en numerosas ocasiones su vida, estuvo de forma permanente al borde la ruina económica a causa de los cuantiosos préstamos que contrajo para llevar a término sus empresas de conquista y políticas de prestigio y siempre sufrió el acoso de rivales y competidores políticos que pretendía limitar o acabar con su carrera, como él hizo con la de otros. Obviamente la historia no estaba escrita y la existencia de César pudo quedar malograda en muchos momentos y por diversas circunstancias. Nada estaba predeterminado, aunque es cierto que la diosa fortuna le estuvo acompañando mientras vivió.
El odio contra la dictadura o el poder absoluto era un elemento constitutivo del sistema político romano y de la clase aristocrática sobre la que reposaba. De ahí proviene la principal dificultad que siempre tuvo César, cuya ambición e inteligencia política le impulsaban a procurarse los mayores honores y el reconocimiento de sus iguales, sin llegar a percatarse de que, por mucha consideración que les mostrara, nunca podría acabar de satisfacerles dada la naturaleza del sistema
El libro se divide en tres grandes apartados. El primero recoge los orígenes familiares, la etapa de formación y el inicio de su ascenso hasta llegar al cargo de cónsul, bajo el amparo del triunvirato que había constituido con Pompeyo y Craso, un acuerdo que satisfacía temporalmente las ambiciones de los tres hombres. Un factor fundamental de este período es la experiencia de juventud en la que el autor detalla los problemas de inestabilidad política de la República, con la guerra civil y la dictadura de Sila. Estos antecedentes explican la forma en la que los contemporáneos de César y él mismo interpretaron el tiempo político que les tocó vivir.

La estructura política romana era producto de un delicado sistema de equilibrios y contrapoderes que mantenía en una permanente ebullición a la cúpula dirigente y a aquellos que aspiraba a convertirse en parte de ella. No había lucha entre partidos, sino individuos que representaban significados linajes familiares. La noción de reparto de poder de forma sistemática entre los competidores no se contemplaba, a la postre cada uno podía tener clientelas y servidores capaces, pero no podía contar con sus pares. Sólo había breves alianzas coyunturales, de tal forma que la rivalidad era muchas veces despiadada. En palabras del autor, no “existía en la mentalidad de la élite romana la disposición para hacer algunas concesiones y alcanzar soluciones intermedias”. El otro gran factor, además de la competencia, era la obsesión porque nadie destacara lo suficiente de tal forma que pudiera acaparar todo el poder (lo que en última instancia acabó con César). El odio contra la dictadura o el poder absoluto era un elemento constitutivo del sistema político romano y de la clase aristocrática sobre la que reposaba. De ahí proviene la principal dificultad que siempre tuvo César, cuya ambición e inteligencia política le impulsaban a procurarse los mayores honores y el reconocimiento de sus iguales, sin llegar a percatarse de que, por mucha consideración que les mostrara, nunca podría acabar de satisfacerles dada la naturaleza del sistema.
Pese a sus notables dotes diplomáticas, incrementadas por su capacidad de persuasión y dadivosidad para conseguir alianzas, de la obra de Goldsworthy se desprende que la clave principal del poder de César fue la militar, la cual, una vez que consolidó su solvencia como comandante, se basó en la estrecha unión con sus legionarios, con quienes supo trabar una relación de confianza extrema, sustentada en el espíritu de cuerpo, grandes recompensas y prestigio militar
La segunda parte del volumen corresponde a la etapa de proconsul, cuando César obtiene el tan ansiado destino que le permitirá alcanzar la gloria militar. Esta es la etapa que le consagra y consolida su poder, ante sus legionarios, siempre su principal baza, y ante Roma, con sus grandes victorias iniciales contra los germanos que amenazaban las fronteras de los aliados de Roma y especialmente los galos, además de la incursión en Britania. Todo culmina con el sofocamiento de la gran rebelión comandada por Vercingetórix, a partir de la cual la Galia queda incorporada al imperio. Es su momento culminante de prestigio y fortuna, pero el más delicado, cuando ha de dejar el mando de sus tropas, volver a Roma y quedar expuesto al escrutinio y asechanzas de sus adversarios y enemigos.

Pese a sus notables dotes diplomáticas, incrementadas por su capacidad de persuasión y dadivosidad para conseguir alianzas, de la obra de Goldsworthy se desprende que la clave principal del poder de César fue la militar, la cual, una vez que consolidó su solvencia como comandante, se basó en la estrecha unión con sus legionarios, con quienes supo trabar una relación de confianza extrema, sustentada en el espíritu de cuerpo, grandes recompensas y prestigio militar. A juicio de Goldsworthy, César nunca fue una persona gratuitamente cruel pero sí pragmática. Estaba dispuesto a permitir o alentar atrocidades si eso beneficiaba su política en un momento dado, pero sus criterios predominantes eran los de clemencia y generosidad. Además del interés político evidente, si es inevitable siempre es mejor tener por encima a alguien desprendido y liberal con los vencidos y reacios, dicha actitud se avenía con su carácter.

La tercera parte abarca los prolegómenos de la guerra civil, el desarrollo de ésta y su culminación, hasta desembocar en la dictadura a la que puso fin el asesinato de César el 18 de marzo del 44 a. C. Durante la etapa de hegemonía absoluta, tras la derrota de los pompeyanos en el 46 a. C., por fin pudo mostrar la disposición de sus cualidades como gestor administrativo, emprendiendo grandes obras y reformas. Su capacidad de trabajo y dedicación eran prácticamente ilimitadas. Se puede decir, siguiendo al autor, que casi todo su obra perseguía el bien común. El problema residía en que las instituciones romanas vigentes eran una simple fachada, las decisiones reales las tomaba el dictador o su grupo de confianza. La cuestión del repudio a la dictadura, por benéfica que fuera, y la tradición republicana de la más selecta aristocracia senatorial, que no aceptaba perder la posibilidad de retomar la situación de libre competencia por los cargos y el establecimiento de límites al poder, acabó provocando el magnicidio más famoso de la historia.
  • Suscribirse





    He leido el texto legal


  • Reseñas

    La verdadera dimensión de la amenaza terrorista
  • Publicidad

  • Autores