Tribuna/Tribuna internacional
Medios de comunicación y globalización
Por Bernabé Sarabia, lunes, 30 de mayo de 2005
En 1998, Ignacio Ramonet publicaba La tiranía de la comunicación. Un brillante texto destinado a iluminar la relación entre el poder y los medios de comunicación. Para este gallego de Redondela afincado en París y director de Le Monde diplomatique, la situación internacional de los mecanismos operativos con los que trabajan los medios de comunicación de masas estaba depauperando de un modo considerable a estos últimos. Antiguo alumno de Roland Barthes y profesor de teoría de la comunicación audiovisual en la Universidad de Denis-Diderot de París, su visión, sobre todo de la prensa y la televisión, estaba cargada de pesimismo.
En sus conclusiones afirmaba que la televisión, convertida en el medio
informativo más persuasor, con el apoyo de la informática y de la telefonía,
requiere una vigilancia política que evite abusos y excesos que amenazan la vida
democrática de los países desarrollados. Para Ramonet, la convergencia de tres
grandes sectores tecnológicos como son la informática, la telefonía y la
televisión, peraltada por los multimedias y por internet, está creando la base
de una “sociedad de la información global” que escapa a los límites políticos de
muchos estados.
En su opinión, los gigantes industriales de la
informática, de la telefonía, de la publicidad y de la televisión están creando
unos flujos de energía y comunicaciones que van más allá de la industria del
entretenimiento y de la información para adentrarse en una malla en la que las
compañías eléctricas, las de telefonía, agua, gas, aviación, ferrocarriles y,
desde luego, la industria de armamento estarían tomando posiciones peligrosas
para el desarrollo de la vida política tal como hasta ahora ésta venía
entendiéndose.
Para conseguir lectores, buena parte de la
prensa de calidad se ha ido convirtiendo en una especie de bolsa de plástico en
la que por un pequeño sobreprecio es posible encontrar DVDs, cómics, libros,
atlas, enciclopedias, cristalerías, vajillas, bicicletas o cualquier otro
espécimen capaz de reclamar la atención del posible comprador. Con todo esto se
corre el peligro de devaluar la identidad de unos periódicos enzarzados en una
terrible lucha por los lectores
En los últimos meses, y
desde posiciones ideológicas y económicas bien distintas, se están alzando voces
de alarma ante lo que para muchos es una crisis en los medios de comunicación
que por el momento no ha hecho sino comenzar. Un buen ejemplo de ello lo
constituye el reciente libro de Xavier Mas de Xaxás, periodista del diario La
Vanguardia, un texto en el que, junto al desencanto por la profesión, se
expresa con claridad la alarma ante la concentración de medios de comunicación
que se está produciendo en todo el planeta con el beneplácito de los gobiernos y
el descaro de los grandes tiburones que rigen el océano mediático.
Dos
publicaciones periódicas aparecidas hace apenas unas semanas vienen a coincidir
en el diagnóstico que ya señalaba Ignacio Ramonet hace siete años. El segundo
número de una de las revistas míticas de la “movida” de los años ochenta,
Ajoblanco, ahora reconvertida en bandera de un movimiento ciudadano en la
línea de la globalización altermundista, titulada El Ajo y editada en
Barcelona con un estilo “Wu Ming”, es decir, sin que nadie firme lo que escribe,
muestra su estado de alarma ante la toma de posición por parte de quienes
detentan el poder en los medios de comunicación. La segunda de las publicaciones
a las que nos referimos es el último número de Manière de voir (editado
por Le Monde diplomatique). En estas páginas se comienza por señalar la
crisis por la que atraviesan los periódicos de referencia de todo el mundo. En
conjunto, la difusión de estos periódicos sufre un descenso anual del 2 por
ciento.
La pantalla del ordenador es la causa de que
en los países desarrollados mucha gente esté abandonando la lectura de la prensa
e incluso la televisión. El fenómeno de los blogs está conformando un
fenómeno del que todavía no se sabe cuál será su desarrollo y alcance. Su
estatus legal es todavía ambiguo, pero lo cierto es que crece de una forma
imparable
No faltan quienes ven en estas dificultades
económicas la expresión de un cambio social. De este modo, el periodismo serio,
caro de hacer y con una mayor exigencia cultural, vendría a ser una expresión
del pasado industrial. Es evidente que mantener una redacción como la del New
York Times, con 1.200 redactores y casi 30 corresponsalías bien dotadas de
medios y de personal cualificado a lo largo y ancho del mundo, requiere un
considerable desembolso económico. Por otra parte, las fuentes de información se
han ido haciendo más plurales, sobre todo desde la masiva implantación de
internet.
La fulgurante irrupción de los periódicos gratuitos se agrega a
las dificultades que viene experimentando la prensa escrita. En Francia, la
difusión de 20 minutes acaba de rebasar los 2 millones de lectores al día
de media, lejos de un clásico del periodismo de pago como Le Parisiene,
que viene a vender 1,7 millones de ejemplares. Otro gratuito, Metro, es
leído en el país vecino por 1,6 millones de personas.
En España, el
pasado viernes 20 minutos se autoproclamaba líder de los diarios
gratuitos. Su cifra de difusión alcanzaba los 2.023.000 millones lectores
diarios. Al mismo tiempo, publicaba que el Grupo Zeta (editor de El Periódico
de Cataluña, Interviú y Tiempo, entre otras publicaciones) ha
comprado el 20 por ciento del capital de 20 minutos al grupo noruego
Schibsted, hasta ahora propietario del 100 por cien. El acuerdo de Zeta y
Schibsted establece también una cooperación estratégica entre ambos para el
mercado español de medios de comunicación. Nacido en febrero de 2000 como
pionero de la prensa gratuita en España, 20 minutos fue adquirido en 2001
por Schibsted, grupo de comunicación líder en el norte de Europa. Fundado en
1839, Schibsted cotiza en la bolsa de Oslo y edita diarios y libros, produce
cine, es propietario de canales de televisión y de sitios en internet, y
suministra servicios para móviles. Tiene una gran presencia en Noruega, Suecia,
Dinamarca, Suiza, Estonia, Finlandia, Francia y España. En 2004 ingresó 1.200
millones de euros. El Grupo Zeta, como es bien sabido, es uno de los principales
grupos editoriales en España. Edita diez diarios de información general y tres
diarios deportivos, así como una veintena de revistas de distinta periodicidad.
Es propietario, además, entre otras empresas de comunicación, de seis plantas de
impresión y de Ediciones B.
Paradójicamente, a la vez que los grandes
grupos industriales y mediáticos controlan el poder económico y con frecuencia
están en connivencia con el poder político, la opinión pública internacional es
cada vez más difícil de manipular
Para conseguir lectores,
buena parte de la prensa de calidad se ha ido convirtiendo en una especie de
bolsa de plástico en la que por un pequeño sobreprecio es posible encontrar
DVDs, cómics, libros, atlas, enciclopedias, cristalerías, vajillas, bicicletas o
cualquier otro espécimen capaz de reclamar la atención del posible comprador.
Con todo esto se corre el peligro de devaluar la identidad de unos periódicos
enzarzados en una terrible lucha por los lectores.
La pantalla del
ordenador es la causa de que en los países desarrollados mucha gente esté
abandonando la lectura de la prensa e incluso la televisión. El fenómeno de los
blogs está conformando un fenómeno del que todavía no se sabe cuál será
su desarrollo y alcance. Su estatus legal es todavía ambiguo, pero lo cierto es
que crece de una forma imparable. Se calcula que a mediados de año esta
expresión tan característica de la cultura de la red habrá alcanzado en español
la cifra de 80.000 bloggers. En Norteamérica, los weblogs más importantes
superan en audiencia a muchos medios tradicionales. Al menos eso es lo que
afirma la revista Muy en su número de abril. Dicha publicación recoge un
reciente estudio de Pew Internet según el cual el 28 por ciento de los
internautas estadounidenses lee blogs, y el 7 por ciento de ellos -8 millones-
tienen su propia bitácora. Su audiencia creció el año pasado un 58 por ciento,
gracias sobre todo a la campaña electoral que culminó en noviembre con el
triunfo de George W. Bush. Los blogs fueron parte fundamental de la
estrategia de republicanos y demócratas. Conviene recordar que el veterano y
reputado periodista de la televisión norteamericana Dan Rather, se vio obligado
a dimitir tras acusar a Bush de no haber cumplido sus obligaciones militares en
Vietnam. El escándalo organizado por bloggers fue de tal calibre que tuvo
que renunciar a su puesto. Hasta la poderosa CNN ha tenido que bajar la cabeza.
A mediados de febrero, el director general de esta cadena, Eason Jordan, se vio
forzado a renunciar tras una dura campaña de desprestigio lanzada por las
bitácoras más conservadoras.
Paradójicamente, a la vez que los grandes
grupos industriales y mediáticos controlan el poder económico y con frecuencia
están en connivencia con el poder político, la opinión pública internacional es
cada vez más difícil de manipular. La influencia de la opinión pública no se
refiere sólo a los aspectos relativos a los problemas de la guerra o la paz en
el mundo. Cada vez tolera menos que sus respectivos países mantengan posiciones
de apoyo que impliquen guerra y brutalidad. La cadena televisiva Fox, que
desempeñó en Estados Unidos un papel capital para conseguir el apoyo de los
norteamericanos a la guerra de Irak, ha debido pagar por ello un alto precio en
términos de respeto y credibilidad. La mundualización permite agregar la
movilización de la opinión pública gracias a una red en la que se mezclan ONGs,
medios de comunicación, Internet, telefonía, organizaciones diversas e
individuos aislados. Quizá, pese al pesimismo de Ignacio Ramonet y de tantos
otros, la situación de los medios de comunicación de masas y de la opinión
pública sea todavía recuperable en términos de ciudadanía y democracia.