viernes, 9 de enero de 2009
¿Existe Dios?, ¿No existe Dios? La solución en los autobuses urbanos
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Sociedad en Blog personal por Sociedad
¿Existe Dios?, ¿No existe Dios? Para dilucidar la cuestión estén muy atentos a los autobuses urbanos de su ciudad

Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Un filósofo alemán de hace mucho tiempo (aunque actual donde los haya), después de renegar de la música y poemas de ese otro alemanote de nombre Wagner, ya anunció a voz en grito la muerte de Dios en sus abundantes escritos. El tipo se llamaba Federico, lucía bigotazos, una cierta bizquera, y se apellidaba Nietzsche.

Los tiempos avanzan que es una barbaridad, según célebre sentencia zarzuelera, y en la época de la dictadura del marketing ya no hay filósofos ni se escribe filosofía. Ahora toda idea o concepto debe estar emparentada con el minimalismo del haiku, y si adopta la forma de un socorrido eslogan, pues mejor que mejor.

¡Dios probablemente no existe! (el meollo de la cuestión descansa en el adverbio), y entonces la conclusión es que hay que relajarse y pasarlo muy bien. La conclusión no es mía, y la frase con adverbio tampoco. Ha sido madurada algo así como por una asociación catalana de ateos, o, en su defecto, incrédulos o agnósticos. La verdad es que el pensamiento es en sí mismo un tanto chapucero, carece de desarrollo teórico y bibliografía, tiene algo de ocurrencia fingida, de voluntad epatante para burgueses bienpensantes de hace dos siglos y, sobre todo, es más viejo que el catarro. La novedad es que tamaña reflexión se “anuncia” desde hace un tiempo, como un eslogan publicitario más, en los laterales de los autobuses de alguna línea urbana barcelonesa, imitando el mismo alarde reflexivo que figuró o figura (lo ignoro) en alguna línea londinense.




Dios circula en autobús

Desconozco el efecto producido en la ciudadanía autobusera barcelonesa por tamaño anuncio. Sospecho que no serán muy numerosos los barceloneses que a la hora de tomar el “autobús filosófico” para ir al trabajo, al cine o a su casa, dediquen el tiempo del trayecto a darle muchas vueltas al eslogan propuesto: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta la vida”. La frase exacta anunciada en los buses es la aquí reproducida. Y ahora caigo que el eslogan tiene más miga de la aparente. Además del adverbio que hace tambalearse toda la construcción filosófica propuesta, el discurso da por hecho que la existencia o no de Dios preocupa, y que esa preocupación impide que los ciudadanos disfruten de la vida. ¿Están los barceloneses, los londinenses, los santanderinos, los almerienses..., preocupados por la existencia o no de Dios? ¿Tamaña incógnita les impide disfrutar de la vida? Y ahora yo le doy otra vuelta de tuerca a la cuestión. ¿Y si Dios finalmente existe? ¿Impediría la existencia de Dios el que disfrutásemos de la vida? ¿Es incompatible Dios con el disfrute de la vida? ¿En qué consiste –según los ateos anunciantes- disfrutar de la vida?

Pero desciendo de las alturas del pensamiento a las que había llegado y me pregunto cosas más banales, terrestres y pedestres. ¿El eslogan autobusero sólo puede leerse en castellano? De ser así, qué opinan Carod Rovira, Montilla o Joan Tardá al respecto? ¿Es Dios probablemente catalán?

Las preguntas formuladas no tienen respuesta, no, ni fácil ni sencilla, y ni falta que hace. El objetivo de un eslogan es llamar la atención, y en el caso que nos ocupa la inversión ya está amortizada. El éxito en publicidad siempre se imita, y la respuesta al eslogan barcelonés no ha tardado mucho en contestarse. Ha sido, cómo no, en Madrid, en el Madrid de Gallardones y Esperanzas. Miembros de la Iglesia Evangelista también han alquilado los laterales de un autobús de línea urbana para anunciar su propio eslogan, contestación a la filosofía publicitada en la ciudad Condal. Para los Evangelistas “Dios sí existe” (no hay adverbio que indique duda), y esa es precisamente (aquí el adverbio lo coloco yo) la causa de que vivamos sin preocupación alguna y, en consecuencia, disfrutemos de la vida. Todas las preguntas planteadas más arriba pueden plantearse ahora aquí pero en sentido diferente.

¿Existe Dios? La respuesta en los laterales de su autobús. Estén atentos, disfrutar de la vida y vivir sin preocupación depende de ello. ¿O no?

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Última reseña de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:

-Stieg Larsson: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (Destino, 2008), segunda parte de la trilogía Millennium, que se inició con el título, Los hombres que no amaban a las mujeres (Destino, 2008)



NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.