Evo Morales

Evo Morales



Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Álvaro García Linera

Álvaro García Linera


Análisis/Política y sociedad latinoamericana
Lugares comunes latinoamericanos: el Príncipe de Tiahuanacu
Por Carlos Malamud, lunes, 1 de febrero de 2010
El 22 de enero de 2010 comenzó el segundo mandato de Evo Morales bajo la nueva Constitución boliviana. El día anterior se realizó en Tiahuanacu un colorido acto indígena, aymara, para celebrar que un indígena está al frente del gobierno nacional. Ese mismo día el presidente emitió el Decreto Supremo 411 por el cual se establece como feriado nacional (festivo), para este año y los futuros, el día 22 de agosto en tanto origen del nuevo estado plurinacional. Por eso, no resulta nada casual que este decreto sea el primero que aprobó el nuevo gabinete.
El 20 de enero de 2010, durante la última reunión del gabinete del primera gobierno de Evo Morales, el presidente de Bolivia promulgó el Decreto Supremo 405 que declaraba el 22 de enero como “Día de la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia” (sic, todo en mayúsculas) y que a partir de entonces la fecha indicada debe considerarse feriado nacional con suspensión general de actividades, tanto en el sector público como en el privado. Una vez asumido el nuevo gobierno se dictó otro decreto, el 411, con el pretexto de reglamentar el papel de los departamentos (provincias) en la determinación de los feriados. Sin embargo, no se trató de una medida casual o improvisada, sino que fue una verdadera vuelta de tuerca con la clara intención de equiparar la toma de posesión de Morales, aderezada pomposamente como “Día de la Fundación del Estado Plurinacional de Bolivia”, con el de la fundación de la República de Bolivia.

En los actos celebrados en Tiahuanacu, ubicado en la meseta del Collao, a 20 kms. al sureste del lago Titicaca, Evo Morales fue investido en el templo de Kalasasaya como Apu Mallku del estado plurinacional. Las palabras aymaras Apu Mallku se traducen al español de distintas maneras: líder supremo, líder espiritual, pero también rey o príncipe. El acto de entronización de Morales tuvo su precedente en otro acto de características similares realizado exactamente cuatro años atrás, el 22 de enero de 2006, cuando Morales asumió por primera vez como presidente de Bolivia. En esa ocasión la vestimenta utilizada por Morales, al recibir su título de Apu Mallku por parte de indígenas y campesinos en Tiahuanacu, fue declarada patrimonio cultural de Bolivia. El 15 de agosto del 2006 el correo boliviano puso a la venta tres sellos con la imagen de Morales, quien calificó el acto como un “homenaje al movimiento indígena”. Finalmente, el 27 de julio del 2009 el gobierno nacional declaró “Patrimonio Histórico Nacional” a la localidad de Orinoca, donde nació Evo Morales, y Monumento Histórico a la vivienda que vio nacer al presidente.

Evo Morales encarna una especie de renacimiento de la figura del Inca, la cabeza del imperio andino, que tenía componentes políticos y religiosos, al ser equiparado con los dioses

Estos hechos dan idea del culto a la personalidad que se está intentando construir en torno a la figura de Morales. Decía Álvaro García Linera, el vicepresidente boliviano que Evo Morales era el “primer indígena en el poder desde Atahuallpa”, el último emperador inca. Para Fernando Molina se trataba del Inca redivivo y el acto religioso que lo consagró un intento de concentrar el poder temporal y el religioso en una sola persona. De este modo Morales encarna una especie de renacimiento de la figura del Inca, la cabeza del imperio andino, que tenía componentes políticos y religiosos, al ser equiparado con los dioses. Para Jimena Acosta es el nacimiento de una “monarquía absolutista electiva”.

Gracias al Decreto 411 Bolivia cuenta ahora con dos fechas que conmemoran el origen del país. El 6 de agosto de 1825, cuando se creó la República de Bolivia, y el 22 de agosto de 2010, fecha fundacional del estado plurinacional. Según el ministro de la Presidencia, Óscar Coca, ambas fechas son celebraciones cívicas de igual importancia. “Creemos que esto debe ser resaltado en esa dimensión, de ahí que esta fecha tendrá el mismo nivel de conmemoración que tiene el 6 de agosto, que es una fecha que también se la recuerda con total legitimidad”. El ministro de Trabajo, Calixto Chipana, fue el encargado de hacer público el decreto, que justificó en el hecho de que el nuevo estado plurinacional reivindica los derechos de los trabajadores y deja atrás al estado neoliberal: “Es día histórico para el país, día histórico para Sudamérica, donde en el país toman el poder las organizaciones sociales”. Para el ministro “Es un cambio trascendental, histórico, estructural el que ha tenido nuestro país. Este 22 se recuerda al Estado plurinacional, la creación del país con una visión de desarrollo, con una visión de atender todas las necesidades de los bolivianos”. Encontramos aquí un punto de contradicción, ya que por un lado se quiere borrar de un plumazo casi 200 años de historia de Bolivia, mientras por el otro se equipara el nacimiento del país con el nuevo status que le otorga la nueva Constitución.

García Linera señaló de un modo enfático y rotundo que el 22 de enero se producía el fin de un estado colonial y neoliberal a otro estado plurinacional, socialista y comunitario

Éste es el segundo feriado nacional que decreta Morales. El primero estableció el 21 de junio, solsticio de invierno, como el día que celebra el inicio del año nuevo aymara. Si con el gesto anterior el gobierno boliviano quería recalcar su identidad indígena y su compromiso con la restitución de los derechos de amplias capas de la población boliviana, con el decreto 411 fue más allá, al querer dotar a su gestión de un valor simbólico que trasciende la mera refundación del país. Para Morales y los suyos se trataría de un nuevo origen, una especie de kilómetro 0, que no sólo realza lo que se ha hecho desde la llegada del MAS al poder, sino que se invalida por inservible toda la historia boliviana pasada.

Durante el discurso del vicepresidente Álvaro García Linera en el acto de toma de posesión de Morales, se señaló de un modo enfático y rotundo que en esa fecha se producía el fin de un estado colonial y neoliberal a otro estado plurinacional, socialista y comunitario. Para dejar más claro lo que quería decir García Linera habló de Gramsci. Sus palabras querían dejar claro que durante casi dos siglos los bolivianos habían convivido con una forma colonial de organizar el estado y también la vida cotidiana. Por eso no debe extrañar que una de las principales tareas del ministerio de Cultura sea la descolonización.

Es pronto todavía para saber cuánto tiempo permanecerá vigente esta norma. Sin embargo, de lo que no cabe duda es que se trata de un claro intento de reescribir la historia nacional, poniéndola al servicio no de los derechos indígenas sino de un proyecto personal y político, el proyecto de Evo Morales y del MAS. Este proyecto ha encontrado en el discurso más estructurado de García Linera la forma de presentar el objetivo de construcción de un socialismo comunitario, por las comunidades indígenas, que tenga presente las especificidades bolivianas. El problema radica, pese al cuento nativista y originario que nos quieren contar Morales, García Linera y sus seguidores, en que esta propuesta poco tiene que ver con los “usos y costumbres” de los indígenas andinos, y que es tan foráneo como las estructuras coloniales y occidentales de las que se quiere desprender a Bolivia mediante un activo proceso de descolonización. ¿Quiénes son entonces los más colonizados?