Las islas han tenido un destacado protagonismo en el desarrollo de las sociedades humanas. Fueron caldo de cultivo de culturas importantes y constituyeron un excelente punto de apoyo para las navegaciones y, por tanto, para el contacto entre los pueblos y el ejercicio del comercio. Han dado pie además, a la aparición de numerosas leyendas, y excitado la imaginación de aventureros, conquistadores, escritores y pintores, han sido lugar de propicio, para el reposo de reyes y emperadores, aristócratas, diletantes, financieros, artistas y gentes del colorín y, en fin, también han constituido lugar adecuado para el extrañamiento de personas molestas. El autor nos propone viajar por algunas de las muchas islas del mundo. Las hay de todo tipo: rocosas, volcánicas y coralinas; desérticas y fértiles, superpobladas como
Hong Kong y deshabitadas como
Aride, minúsculas como
Lobos o el
ilheu de Vilafranca y gigantescas como
Australia, cercanas, como las islas del
Mediterráneo o lejanas, como
Tierra de Fuego e
Islandia.