La novela El mundo, Premio Planeta 2007, es, según ha confesado Juan José Millás, una autobiografía novelada

Con su prosa rica, esencial, Blanca Mart crea una hermosísima novela sobre la belleza que, sin ser percibida ni gozada, impregna nuestra cotidianeidad

León Moré, gran conocedor de la realidad mauritana, plantea en El abrazo de Fatma un dilema universal con una intensidad digna de la tragedia griega y la espeluznante actualidad de una limpieza étnica ya casi olvidada

Con una asombrosa habilidad para captar los detalles y las emociones que componen nuestras vidas, Joshua Ferris ha escrito una novela divertidísima y conmovedora sobre los extraños seres en que nos convertimos cuando cruzamos a diario las puertas de la oficina. Entonces llegamos al final (RBA, 2008) es uno de los 10 mejores libros del año 2007 según el New York Times

La carretera, novela galardonada con el premio Pulitzer 2007, transcurre en la inmensidad del territorio norteamericano, un paisaje literalmente quemado por lo que parece haber sido un reciente holocausto nuclear donde un padre trata de salvar a su hijo emprendiendo un largo y penoso viaje con él hacia el sur

Igual que la mitología griega se valía de sus epopeyas para abarcar globalmente todo lo concerniente al ser humano, los cuentos africanos engloban la sabiduría que las personas necesitan para ir asumiendo sus propios valores

Cien años de soledad es una novela concebida como un cuento. O, en otros términos, es un relato que adquiere las dimensiones de una obra inacabable. El propio título parece más bien un homenaje a los cuentos, a la tradición de Las mil y una noches, con narraciones encadenadas de personajes distintos, cada una de las cuales tiene su propia moraleja (Justo Serna)

Arturo Pérez-Reverte devuelve la vida a los protagonistas de la jornada que cambió el destino de una nación en Madrid: el 2 de mayo de 1808

Crónica Rosa es ante todo una caricatura de nuestro tiempo, por la que el autor, Jorge Duarte, en línea con la sátira quevedesca, hace desfilar toda suerte de personajillos capaces de vender su alma por un plató con lentejuelas

Mara Lea Brown en su infancia vino a vivir a un pueblo costero de Andalucía cuando el duende, ese testarudo espíritu flamenco, salía airoso de la batalla contra el folklorismo franquista y comenzaba otra contra el guirigay flamenquista que se preparaba para la ola de turistas sedientos para conocer nuestras raíces