jueves, 12 de febrero de 2009
El particular Titanic de Enrique Granados
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Artes en Blog personal por Música
“Goyescas” se estrenó con gran éxito abriendo la temporada del Metropolitan de Nueva York en 1916. El estreno fue todo un suceso, y Woodrow Wilson, presidente de los EEUU, invitó a Granados a dar un concierto en la Casa Blanca. Granados cambió las fechas de su viaje y asistió al concierto, interpretando piezas de Scarlatti, Chopin y de él mismo. En compañía de su mujer Granados se embarcó hacia Inglaterra para desde allí continuar viaje a España. Llegaron a Inglaterra, y unos días después embarcaron en el Sussex para cruzar el Canal de la Mancha. El buque fue torpedeado por un submarino alemán, y la pareja pereció ahogada


Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

La historia que voy a contar es bien conocida por el público, pero así todo no me resisto a recontarla, y poner en valor la obra de un gran artista.

El leridano Enrique Granados (1867-1916) escribió su ópera Goyescas partiendo de su célebre suite (conjunto de piezas más o menos breves) para piano del mismo nombre, también conocida como Los majos enamorados. La suite pianística fue terminada en su primera parte en 1911. Constaba de cuatro piezas: “Los requiebros”, “Coloquio en la reja”, “El fandango de candil” y “Quejas o la maja y el ruiseñor”. No mucho más tarde el músico trabajó en las dos piezas que conforman la segunda parte de la suite: “El amor y la muerte (balada)” y “Epílogo (Serenata del espectro)”. Ya en 1913 Granados escribió una pieza independiente, “El pelele (escena goyesca)”, que quedó definitivamente incorporada a la obra general, aunque en no pocas ocasiones se interpreta de forma independiente.

La suite Goyescas es fruto principal del amor del músico por la obra de Goya. Al respecto el propio Granados escribió: “Me enamoré de la psicología de Goya, de su paleta. De él y de la duquesa de Alba; de su maja señora, de sus modelos, de sus pendencias, amores y requiebros. Aquel blanco rosa de las mejillas contrastando con blondas y terciopelo negro con alamares; aquellos cuerpos de cinturas cimbreantes, manos de nácar y de jazmín posadas sobre azabaches, me han transtornado [...]”. Así, Goyescas es el deslumbrante fruto musical que plasma en notas para teclado las luces y colores dejados por el pincel del artista aragonés.



Alfredo Armero interpreta "La maja y el ruiseñor" de la obra Goyescas, de Enrique Granados (vídeo colgado en YouTube por granadosmusic)

Ya en 1912 Granados había entrado en contacto con el pianista norteamericano Ernest Schelling, quien admiraba mucho al compositor español. Schelling interpretó Goyescas en las salas de conciertos más importantes de los EEUU y en Londres. Poco más tarde, Schelling animó a Granados a componer una ópera a partir de la suite pianística. Contando con la colaboración de su amigo el escritor Fernando Periquet para el libreto, el músico aprovechó el material ya escrito para, en esencia, recrear la relación entre la Duquesa de Alba y Goya en un Madrid castizo en torno a 1800. El compositor adaptó la música de la obra para piano: incluyó cinco de las seis piezas de la suite, además de El pelele, con el que comienza precisamente la ópera, y añadió algo de música nueva.

En torno a lo años del comienzo de la I Guerra Mundial, Granados gozaba de un gran reconocimiento en Francia. En 1914 se le otorgó la Legión de Honor, y el compositor hizo una presentación privada de la ópera Goyescas , tras lo que se le prometió el estreno en París para la siguiente temporada. Pero la historia se interpuso, y al estalla la guerra el proyecto quedó en suspenso. Sin embargo el viejo amigo Schelling logró que el Metropolitan Opera House de Nueva York se interesara por la obra y el estreno se programó para la temporada 1915-1916.

Goyescas se estrenó con gran éxito abriendo la temporada del Metropolitan de Nueva York en enero de 1916. El estreno fue todo un suceso, y Woodrow Wilson, presidente de los EE.UU, invitó a Granados a dar un concierto en la Casa Blanca, lo que afectó los planes de regreso a España del compositor. Granados cambió las fechas de su viaje y asistió al concierto en la residencia presidencial, interpretando piezas de Doménico Scarlatti, Chopin y de él mismo. En compañía de su mujer Granados se embarcó hacia Inglaterra para desde allí continuar viaje a España. Llegaron sin novedad a Inglaterra, y unos días después embarcaron en el Sussex para cruzar el Canal de la Mancha. El buque fue torpedeado por un submarino alemán, y la pareja pereció ahogada. Fin abrupto de la historia. 
 

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Última reseña de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:

-Guillerno Cabrera Infante: La ninfa inconstante (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2008)