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Ángel Comas: <i>Los fabulosos años de New Hollywood. Panorama dos décadas de cine norteamericano (1964-83)</i> (T&B Editores, 2009)

Ángel Comas: Los fabulosos años de New Hollywood. Panorama dos décadas de cine norteamericano (1964-83) (T&B Editores, 2009)

    AUTOR
Ángel Comas

    BREVE CURRICULUM
Doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad. Como crítico y comentarista cinematográfico ha colaborado en Catalunya Express, La Vanguardia; las revistas Nosferatu y Dirigido por..., en Radio Barcelona, Radio Nacional y TVE entre otros. Algunos de sus libros: Monturiol, El cinema a Catalunya després del franquisme, William Wyler, su cine su época, Lo esencial de Preston Sturges, El star-system del cine español de postguerra (1939 –1945), Ignacio f. Iquino, hombre de cine



Henry Fonda

Henry Fonda

Dennis Hopper y Peter Fonda en una de las imágenes más conocidas de la película

Dennis Hopper y Peter Fonda en una de las imágenes más conocidas de la película


Tribuna/Tribuna libre
Los fabulosos años de New Hollywood. Panorama dos décadas de cine norteamericano (1964-83)
Por Ángel Comas, miércoles, 1 de abril de 2009
El concepto New Hollywood abarca el breve tiempo, que va desde Bonnie y Clyde y El graduado (ambas de 1967) hasta Corazonada (1982), quince años, durante los que surgió, se desarrolló y se destruyó una generación de cineastas que cambiaron drásticamente la industria de Hollywood. Estos cineastas, indirectamente formaban parte del studio system, de cuyas majors dependían para la financiación y distribución de sus films, por lo que mayoritariamente no eran independientes, aunque algunos lo fueran en sus comienzos. Como constata Ángel Comas en Ángel Comas: Los fabulosos años de New Hollywood. Panorama dos décadas de cine norteamericano (1964-83) (T&B Editores, 2009), sabían que sin el apoyo financiero en la producción y sin el paraguas protector de la distribución y exhibición, sus películas ni siquiera hubiesen existido porque nadie las hubiese visto. Existían otros circuitos alternativos marginales pero ellos querían introducirse en los mayoritarios. El New Hollywood representa a nivel creativo la última edad de oro del cine norteamericano, un auténtico renacimiento de sus aún tibias cenizas cuando estaba en una fase de muerte casi irreversible. Sus artífices –directores, actores, actrices, productores, guionistas o técnicos- y como lógica consecuencia, sus films, son los protagonistas de este libro. Son nombres como los de Francis Ford Coppola, Martin Scorsese, Clint Eastwood, Woody Allen, Paul Mazursky, Hal Ashby, Steven Spielberg, George Lucas, Arthur Penn, Mike Nichols, Robert Altman, Roman Polanski, Stanley Kubrick, John Cassavettes… Películas como El graduado, 2001, Manhattan, Harry el Sucio, Taxi Driver, Tiburón, La guerra de las galaxias, El Padrino, Easy Rider, MASH. Fue sin lugar a dudas la última gran época dorada de Hollywood.

Easy Rider, paradigma de la cultura de los años sesenta

«Fumo dos por la mañana. Fumo dos por la noche.
Fumo dos por la tarde. Me hacen sentir muy bien.
Fumo dos en tiempos de paz y dos en tiempo de guerra.
Fumo dos antes de que fume otros dos.»

–“Smoke Two Joints”, ‘40 oz. To Freedom’ por el grupo Sublime

«Es patético. Es realmente patético. Es triste.
Estamos viviendo en la edad oscura de América.»

–Sylvester Stallone


Buscando mi destino (1969) es una road movie de moteros cuyos dos protagonistas (como proclama el melodramático pero certero título castellano que lo prefiere al original de Easy Rider), tratan de buscar su destino, su lugar en una sociedad que les resulta extraña. Como medio de supervivencia, tanto económica como emocionalmente, trafican con droga la cual entonces todavía no había alcanzado su actual nivel de consumo y quedaba confinada principalmente a las comunidades hippies. Hopper lo aclaró tiempo después: «El país estaba en llamas. Vivíamos en una sociedad amoral. La guerra. Luego las drogas se convirtieron en negocio. La cocaina nadie la conocía». De fondo de toda la historia, hay una reflexión sobre la convulsa América de los años 60 con la vergonzosa guerra del Vietnam, la corrupción, la intolerancia, la dificultad de implantación de los derechos civiles y la violencia consentida para resolver los conflictos que pudieran poner en peligro la situación privilegiada de la clase dominante. Jack Valenti, el mandamás de la MPAA, trató sin éxito de que el film no se realizase, diciéndole a Peter Fonda: «No hagan cine sobre sexo y droga. Hagan Dr. Doolittle » pero éste se empeñó en hacerlo porque «no se hacían películas sobre nuestra realidad». Si bien el film puede considerarse como la primera road movie totalmente pura de la historia del cine1 y también un buddy–film, no lo fue de moteros ni tampoco de jóvenes marginados. Películas como Salvaje (The Wild One, 1953, Laszlo Benedek) o The Leather Boys (1963, Sidney J. Furie) ya les habían utilizado pero fue Roger Corman –¿quién sino?– quien los puso en el candelero con Los ángeles del infierno (1967) que fue seleccionado incluso para el festival de Venezia a pesar de su condición de serie B. Corman aprovecharía el tirón para producir rápidamente Devil’s Angels (1967, Dan Haller) mientras que el productor Joe Solomon (Fanfare Films) haría cuatro films sobre moteros, Hell’s Angels on Wheels (1967, Richard Rush), Angel from Hell (1968, Bruce Kessler), Run Angel Run (1969, Jack Starrett) y The Losers (1970, Jack Starrett). Todos eran de serie B para programas dobles destinados a cines de ínfima categoría y a drive-in-cinemas, que consumían preferentemente los jóvenes y a los que el Hollywood pudiente no prestaba la más mínima atención. El éxito de Buscando mi destino les abrió los ojos y convenció a los más escépticos de la existencia de un público potencial, cansado de las grandes machines, que esperaba este tipo de películas, porque reflejaban su realidad y sus inquietudes. Sin embargo, Buscando mi destino no tenía nada que ver con estos posibles antecesores. Sus dos protagonistas van efectivamente en moto por las carreteras secundarias del Sur de Estados Unidos pero no protagonizan ningún thriller de acción como los otros. No pertenecen a ninguna banda sino que están realizando un periplo vital por la América profunda. No son delincuentes ni jóvenes marginados en el sentido exacto de la palabra aunque hayan financiado su viaje iniciático traficando con cocaina.

La expresión easy rider tiene una larga historia en el slang de Estados Unidos. Curiosamente, se inició en la cultura africano–americana de principios del siglo XX y se atribuía a las mujeres casadas más de una vez, las cuales solían estar liberadas sexualmente y eran muy hábiles con el acto sexual, sabían como dar placer a los hombres. Más tarde, durante la Gran Depresión se aplicó a los vagabundos que se colaban en los trenes para desplazarse de un lugar al otro, casi siempre sin rumbo fijo, unos trotamundos. Durante la Segunda Guerra Mundial se dio el nombre a los nativos contratados como sirvientes por los soldados norteamericanos de servicio en Asia. Pero ya en la cultura de los 60, se aplicó primero a las mujeres liberadas que practicaban el amor libre, normalmente en el contexto hippie, las cuales eran evidentemente mal vistas por la sociedad conservadora. El término aparece en varias piezas musicales de jazz, mientras que el film de Hopper, le abrió otras perspectivas, asociándolo y contribuyendo a la leyenda de las motos Harley–Davidson. Para el director, «un easy rider es una persona que no es un alcahuete pero que vive de una mujer, normalmente de una prostituta. El es su easy rider. El es a quien ella ama y le da dinero. El no la putea pero es su easy rider».



Tráiler de Easy Rider (vídeo colgado en YouTUbe por jozsaandras)

¿Quiénes eran entonces Dennis Hopper y Peter Fonda? Dennis era un actor que solamente había hecho secundarios en shows de televisión y en films como Johnny Guitar (1954, Nicholas Ray), Rebelde sin causa (Rebel Without a Cause, 1955, Nicholas Ray), Gigante (Giant, 1956, George Stevens) o Duelo de titanes (Gunfight at the O.K. Corral, 1957), llegando incluso a encarnar a Napoléon Bonaparte en The Story of Mankind (1957, Irwin Allen). El tremendo éxito de Buscando mi destino le permitió acceder a la dirección con The Last Movie (1971) –que fue un gran fracaso– y su carrera entró en un alarmante declive por culpa del excesivo abuso de drogas, una etapa que se extendió durante casi todos los setenta. Hollywood le repudió y consiguió trabajar en Europa siendo rescatado por Francis Ford Coppola para hacer de fotógrafo en Apocalypse Now (1979), una profesión en la que precisamente está reconocido como un gran artista gracias a sus exposiciones en muchos países. Desde los años sesenta, ha alternado una irregular carrera como director y actor mostrando siempre una actitud anticonformista con el cine convencional y crítica contra el sistema.

Peter Fonda es hijo de Henry Fonda (hermano de Jane y padre de Bridget y Justin) un hecho que ha marcado toda su carrera provocando tal vez su actitud anticonformista. Llegó a Buscando mi destino después de trabajar asiduamente en series televisivas y haber conseguido cierta popularidad protagonizando dos films de Roger Corman, Los ángeles del infierno (1966) y The Trip (1967). Su carrera posterior ha sido muy irregular alternando cine con televisión y dirigiendo tres largometrajes. Tanto para Hopper como para Fonda, el film sirvió para convertirles en iconos vivientes de la contracultura cinematográfica. Su imagen de los dos montados en una Harley Davison es un signo inequívoco de aquella época.

La historia del rodaje de Buscando mi destino es casi tan interesante como la propia película porque demuestra una actitud diferente de aquellos dos hombres frente al cine. Hopper y Fonda se habían puesto de acuerdo en hacer el film y partían de un guión más o menos elaborado. Convencieron a Raybert Productions para que les financiasen con 40.000$ el rodaje de secuencias del Mardi Grass de 1968 en New Orleans. Serían escenas de prueba con el trato de que si, a la Raybert le gustaban, les financiaría el resto del film, algo menos de 400.000$, una bagatela comparada con los costes de producción habituales. Fonda dijo que había calculado aquella cifra porque había sido el coste del film de Roger Corman Los ángeles del infierno. Todavía sin decidir quien sería el director, aquel rodaje de prueba fue caótico, especialmente porque la mayor parte del equipo quería acabar dirigiendo el film en caso de ser aceptado (aquel material que incluía el Mardi Grass y el cementerio acabaría siendo utilizado). El equipo se lanzó por las carreteras de Estados Unidos y los conflictos entre sus miembros empezaron a ser habituales desde el inicio. Hopper, que hizo honor a su fama de entonces de consumidor compulsivo de droga, se llevó muy mal con su gente hasta el punto de que muchos abandonaron el rodaje, llegando incluso a las manos con un operador. Para ser justos y en honor a Hopper hay que decir que la mitad del equipo tomaba LSD. Después de aquella prueba, Hopper y Fonda cambiaron prácticamente todo el grupo y Fonda decidió que, aunque no tuviese expriencia, Hopper era el más indicado para hacer de director.

Una vez convencidos los de la Raybert, el rodaje se convirtió en un auténtico happening. La autilización de escenarios naturales propició una inusitada improvisación que cuajó después en el film infundiéndole una impresionante sensación de realismo. La comuna hippie se recreó cerca de Mullholand Drive, en las colinas del Norte de Los Ángeles, ya que la original en Arroyo Hondo (Nuevo México) cerca de Taos no les dio autorización para rodar. En algunas de las secuencia se fuma marihuana real aunque en la que Fonda la esnifa se empleó azúcaz en polvo.



Títulos de crédito de Easy Rider con la cancion "Born To Be Wild" del grupo  Steppenwolf  (vídeo colgado en YouTUbe por TheEqualiser00)

La iconografia es parte importante del carácter metafórico de la película. Wyatt evoca indudablemente a Wyatt Earp, el legendario sheriff protagonista entre otros de westerns tan legendarios como Pasión de los fuertes (My Darling Clementine, 1946, John Ford) o Duelo de titanes (Gunfight at the O.K. Corral, 1957, John Sturges), uno de los grandes mitos de la cultura western. Wyatt lleva la bandera norteamerica en su chaqueta, en su casco y en su moto y se hace llamar Capitán América, el superhéroe de los comics de la Marvel. El nombre de Bill también hace pensar en el Viejo Oeste, en Billy el Niño o en Wild Bill Hickok, yendo ataviado además como un indio –pantalones, camisa, collar– y con sombrero de trampero.

Con el producto de su transacción ilegal, los dos protagonistas compran dos Harley Davidson, una marca típicamente norteamericana que en 1920 era la más vendida en todo el mundo. Después de la guerra y de muchas transformaciones empresariales, fruto de los cambios del sector, se habían convertido en el símbolo difrenciador de “Los ángeles del infierno”, un club de motoristas creado en 1948, inspirándose al parecer en el film de Howard Hu gues del mismo título, Hell’s Angels, 1930) y, con los años, se transformarían en iconos imprescindibles para asociarlas con jóvenes inconformistas, pero también con delincuentes rurales motorizados. A diferencia de las otras motos, las Harleys son absolutamente personales y sus propietarios las transforman a su gusto, añadiéndoles los más impensables accesorios u ornamentos para diferenciarlas. No hay dos Harleys iguales y popularmente se las conoce como choppers. Esto es precisamente lo que han hecho Billy y Wyatt con las suyas.

Como declaró Dennis Hopper, Buscando mi destino es bastante más que una simple película de motoristas y drogas, es una reflexión muy personal sobre el derrumbe de la moral de Estados Unidos. «Al principio del film, Peter y yo hacemos una cosa típicamente americana, cometemos un crimen buscando el dinero fácil. Lo tenemos y nos sentimos libres. Este es uno de los problemas del país: todo el mundo busca el dinero fácil. Pienso que los norteamericanos piensan que los delincuentes obran bien… mientras no les cojan. El crimen es rentable si no te cogen».



Easy Rider: el tema "The Weight" por The Band (vídeo colgado en YouTUbe por iainh1970)

La película muestra un respeto reverencial por el país –como lo prueba la presencia del omnipresente paisaje– pero también un desprecio para algunas de las gentes que lo pueblan. Aunque esté ambientado en una América profunda todavía primitiva, su retrato puede extenderse a buena parte del país. «¿De dónde eres? De la ciudad, de cualquiera… todas son iguales». Como buena road movie, los encuentros y desencuentos de los dos protagonistas van sirviendo para mostrar formas de vida, actitudes, reacciones… que hacen aflorar inesperadamente temores y prejuicios. Los dos protagonistas acaban siendo asesinados por ciudadanos honestos porque llevan el pelo largo, símbolo de una intolerancia que no acepta a los diferentes. Resulta más seguro eliminarles para mantener su status quo.

Esta historia iniciática de dos urbanícolas que, sin quererlo, están buscando su futuro en un mundo rural que no imaginaban, sugiere la confusión ética y moral que vivía entonces Estados Unidos con la guerra de Vietnam, la corrupción generalizada, la contracultura, la conflictiva implantación de los Derechos Civiles bendecida por la Administración pero inaceptada casi por completo en el Sur o la violencia para resolver cualquier conflicto, como lo probaban los asesinatos del presidente Kennedy o de Martin Luther King. Para colmo, durante su posproducción, en junio de 1968, Robert F. Kennedy también fue asesinado. El film representa una elocuente muestra de las grandes líneas que definen la contracultura norteamericana de los sesenta: el pacifismo, la marihuana, la música pop, el LSD, la protesta hippie o la profunda crisis del sueño americano.

Aunque la forma en que está narrado parezca casual (quizá como consecuencia de la mencionada improvisación), todo está perfectamente calculado para que funcione como representación de la realidad. Resulta útil mencionar algunas secuencias: El encuentro con unos hippies, no tan felices en su pedazo de tierra como se les presentaba habitualmente: Urbanícolas como los protagonistas que tienen dificultades para poner en práctica sus teorías de vivir en contacto con la naturaleza. La dura experiencia con el LSD que sólo les permite un viaje pero que no resuelve ninguno de sus objetivos, una secuencia realizada casi en plan amateur con cámara de 16 mm., que transcurre cínicamente en un cementerio de New Orleans.La actitud de la ley y el orden o de los ciudadanos respetables más intolerantes con sus melenas y su forma de vestir o de desfilar sin permiso. Sus actos, contrastan con el excelente trato que se da al abogado alcohólico (interpretado por Jack Nicholson), un miembro activo de la ACLU (American Civil Liberties Union)2, cuya elección no debió hacerse por azar sino deliberadamente. Pero sus conciudadanos le excluyen de su sociedad –y le asesinan– al ser contagiados por los dos bikers. El acoso de las adolescentes escolares en un bar de un pueblo de Louisiana. Las putas que trabajan en una antigua iglesia. Los baños desnudos. El amor libre… Todo culmina con la brutal secuencia del asesinato de los protagonistas en la carretera. Mucho antes del momento de su muerte, ellos ya saben que su búsqueda de la libertad ha fracasado. «Este era un país fantástico. No sé lo que le ha pasado», le había dicho antes George a Billy. Uno de los slogans publicitarios utilizados resulta raramente expresivo: «Un hombre salió a buscar América y no pudo encontrarla por ninguna parte».



Easy Rider: el tema "I Wasn't Born To Follow" interpretado por The Byrds (vídeo colgado en YouTUbe por warMano88)

La importancia de la banda sonora es fundamental. Se desestimó a The Band y a Crosby, Stills and Nash, mientras que Bob Dylan no autorizó su “It’s Alright, Ma” (“I’m Only Bleeding”), por lo que se empleó una versión de Roger McGuinn, el cantante de The Birds. Dylan únicamente escribió el primer verso de Ballad of Easy Rider y dijo al director que se la diese a McGuinn, «él sabrá lo que hacer con ella». Y lo supo.Jimi Hendrix se inspiró en el film para escribir su canción Ezy Ryder. Y un detalle curioso, sin saberlo se rodó simultáneamente por las carreteras americanas con otra road movie, Llueve sobre nuestro amor, el film de Francis Ford Coppola que también se sumó a su desoladora visión de aquella América
profunda.

Hopper ganó el premio a la mejor -opera prima del festival de Cannes de 1969. El film recibió dos nominaciones al Oscar, al actor secundario (Jack Nicholson) y al guión original y en 1998 fue incluido en el National Film Registry. Evidentemente, surgieron imitadores y seguidores como: Hell’s Angels 69 (1969, Lee Madden) para Tracom; Hell’s Belles (1969) Maury Dexter para American International; Angels Die Hard (1970, Richard Compton) para New World Pictures; C.C. & Company (1970, Seymour Robbies) para Rogallan Inc.; Cycle Savages, (1970) Bill Brame para Trans America Pictures o Angels as Hard as They Come (1971, Joe Viola) para New World Pictures.



Nota de la Redacción: Este texto corresponde al capítulo titulado " Easy Rider, paradigma de la cultura de los años sesenta” del libro Ángel Comas, Los fabulosos años de New Hollywood. Panorama dos décadas de cine norteamericano (1964-83)  (T&B Editores, 2009). Queremos hacer constar nuestro agradecimiento a T&B Editores por su gentileza al facilitar la publicación en Ojos de Papel.
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