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Despegue del cohete chino  con el satélite "Simón Bolívar"

Despegue del cohete chino con el satélite "Simón Bolívar"



Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Carlos Malamud es Catedrático de Historia de América Latina de la UNED e investigador principal del Real Instituto Elcano

Hugo Chávez

Hugo Chávez

Evo Morales

Evo Morales


Análisis/Política y sociedad latinoamericana
Un satélite bolivariano y socialista cabalga por el espacio
Por Carlos Malamud, martes, 4 de noviembre de 2008
El 29 de octubre se puso en órbita el satélite de construcción y tecnología china “Simón Bolívar”, lanzado desde una base aeroespacial china. El satélite es propiedad del gobierno venezolano, que ha hecho en torno del proyecto una gran campaña mediática con la que quiere materializar los avances científicos, tecnológicos, educativos y culturales de la revolución bolivariana. Es más, en palabras de Hugo Chávez y de algunos ministros de su gabinete se trata de una herramienta poderosa que ayudará en la construcción del socialismo del siglo XXI y de la integración regional latinoamericana. Según su mejor definición se trata de “un satélite socialista al servicio del pueblo”.
El 29 de octubre de 2008, a las 12:53 a.m. hora china y 12:23 p.m. del día anterior en Venezuela, un cohete chino puso en órbita el primer satélite de propiedad venezolana bautizado “Simón Bolívar”, aunque comenzará a prestar servicio a comienzos del 2009. El lanzamiento fue seguido atentamente desde la estación de Luepa, al sudeste de Caracas, uno de los dos centros de control en tierra ubicados en territorio venezolano, por el presidente Hugo Chávez, acompañado por su colega Evo Morales y se espera que el aparato preste servicio a casi toda América Latina. El satélite fue lanzado desde el Centro Espacial de Xichang, en China. El diseño, construcción y lanzamiento del ingenio corrió a cargo de la China Aerospace Science and Technology Corporation, con una inversión de 406 millones de dólares.

El “Simón Bolívar”, administrado por el ministerio de Ciencia y Tecnología a través de la Agencia Bolivariana para Actividades Espaciales (ABAE), gira en en la órbita geoestaciopnaria de Clark a casi 36.000 kilómetros de altura. Pesa 5.100 kilogramos, mide 3,6 metros de altura y los dos brazos o paneles solares tienen 31 metros de largo. Porta 12 transpondedores de banda G (IEEE C) y 14 de banda J (IEEE Ku), junto con transmisores de gran potencia y un sistema de transmisión directa (DBS o Direct Broadcasting System), que permiten recibir la información sin necesidad de una estación de retransmisión terrestre, sólo con antenas de 45 centímetros de diámetro. Su vida útil aproximada es de 15 años.

De cara al futuro, el gobierno venezolano espera producir tecnología propia, para lanzar sus propios satélites desde suelo venezolano, utilizando científicos y técnicos venezolanos


El satélite es parte del proyecto Venesat-1, diseñado en 2004, cuando se iniciaron conversaciones con la Agencia Espacial Federal Rusa, que fracasaron. Por aquel entonces las relaciones entre Vladimir Putin y George W. Bush eran mucho más cordiales que ahora y Moscú quería ponerlas en peligro por estrechar lazos con Venezuela, una situación muy distinta a la actual. Los rusos se negaron a transferir tecnología y formar técnicos especializados venezolanos y Venezuela decidió buscar un nuevo socio, que encontró en China. De esta forma, técnicos venezolanos serían capacitados en tecnología satelital, desarrollo del software y formación técnica para el manejo del satélite desde tierra.

De cara al futuro, el gobierno venezolano espera producir tecnología propia, para lanzar sus propios satélites desde suelo venezolano, utilizando científicos y técnicos venezolanos. Aunque la compra y la puesta en órbita del satélite corren a cuenta de Carcas, el proyecto no se hubiera podido desarrollar sin Uruguay, miembro de la Unión Internacional de Telecomunicaciones desde 1902. Ante la imposibilidad de proyectar, construir y lanzar un satélite propio, lo que tenía un coste elevado, el gobierno uruguayo cedió a Venezuela una de las dos últimas órbitas hemisféricas que le quedaban a cambio de 10% de su capacidad operativa.

La idea comienza a sonar de forma mucho más disonante cuando se la quiere recubrir con un complejo ropaje ideológico con un fuerte contenido nacionalista y antiimperialista

Algunas explicaciones venezolanas, inclusive manifestadas por el propio presidente, señalan que Venezuela, y otros países de la región, gastan millones de dólares al año para obtener servicios satelitales, casi todos monopolizados por empresas trasnacionales. Nuris Orihuela, ministra de Ciencia y Tecnología, dijo que “Todos los venezolanos somos usuarios comunes y cotidianos de la tecnología aeroespacial, la diferencia está en que las señales que manejamos tienen que viajar por satélites privados, generalmente de un conjunto de países muy reducidos que imponen condiciones de pago que representan restricciones para masificar este tipo de señales”.

Hasta ahí la explicación tiene sentido, especialmente desde la óptica bolivariana. Sin embargo, la idea comienza a sonar de forma mucho más disonante cuando se la quiere recubrir con un complejo ropaje ideológico con un fuerte contenido nacionalista y antiimperialista. Desde esta perspectiva se dice que “el lanzamiento de nuestro primer satélite constituye un acto de liberación, de independencia” y que “Ahora, tenemos un satélite socialista, para construir el socialismo, dentro de Venezuela y para cooperar con otros pueblos, para activar nuevos mecanismos de solidaridad, de cooperación, de integración con países como Bolivia, Ecuador, pueblos que han estado excluidos durante siglos”. Finalmente Chávez concluye señalando que “los servicios de nuestro satélite Simón Bolívar serán para la cooperación, no para explotar a los pobres, ni a los pueblos, ni a los gobiernos, cobrándoles un dineral para prestarles un servicio. Ofrecerá un servicio para el desarrollo social y para la integración de los pueblos”.

¿Estamos sólo ante una campaña publicitaria que quiere aprovechar los logros de la revolución o ante un proyecto de largo aliento que busca el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Venezuela?

En ésta como en tantos otros proyectos del gobierno venezolano la cuestión de fondo gira en torno a la sostenibilidad y a la forma de proyectarse en el futuro. ¿Estamos sólo ante una campaña publicitaria que quiere aprovechar los logros de la revolución o ante un proyecto de largo aliento que busca el desarrollo de la ciencia y la tecnología en Venezuela? De ahí que algunas preguntas que surgen, más allá de la formación en China de 90 técnicos y doctores venezolanos y de la construcción de dos bases de seguimiento terreno del satélite, tienen que ver con la existencia, o no, de un plan elaborado de I + D + I, y con la inversión realizada en universidades y centros de investigación venezolanos. Hasta ahora, lo único que se ha visto es que la tecnología china, vestida de bolivariana, funciona eficazmente.

Más allá de su posible conexión, pese a los desmentidos oficiales, con los planes de rearme, otra duda que subsiste es si esos más de 400 millones de dólares no se hubieran podido gastar de otra manera, especialmente en la mejora de la capacidad científica de los centros de altos estudios. Lo visto hasta ahora con la educación elemental, a la que se quiere dotar de un alto componente “socialista” y doctrinario no permite ser demasiado optimista al respecto.



Lanzamiento del Satélite Venezolano VENESAT-1 Simón Bolívar (vídeo colgado en YouTube por maribet82)
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