Rodeados de un paisaje baldío, amenazados por bandas de caníbales, un padre y su hijo empujando un carrito de la compra donde guardan sus escasas pertenencias, recorren los lugares donde el padre pasó una infancia recordada a veces en forma de breves bocetos del paraíso perdido, y avanzan hacia el sur, hacia el mar, huyendo de un frío «capaz de romper las rocas».
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Crítica para
El Cultural del catedrático de Literatura
Germán Gullón.