Los episodios de una guerra fratricida, la enorme frustración de un amor malogrado, la historia de un hijo clandestino… Estos pensamientos van desfilando por la mente de Raymundo, destronados por el tiempo y desposeídos del terror con que fueron vividos. Como contraste, los aspectos considerados nimios: la desatención a los hijos o las ataduras invisibles a la cotidianidad, la incomunicación, aparecen como los irreversibles verdugos de la felicidad. A sus 87 años y con la casi certeza de la muerte próxima, Raymundo recibe la visita de Ángela, Pablo y Federico, sus hijos, a quienes la vida de adultos había separado. El encuentro sirve para recrear los episodios esenciales de la vida que pasaron juntos, recobrar la complicidad de las auténticas relaciones familiares y, sobre todo, para que cada uno recupere las riendas de su propia vida. A partir de este encuentro “rutinario”, la vida de los protagonistas gozará de un cambio radical.
- Fragmento del libro La nimiedad.
- Comentario sobre la novela La nimiedad de la doctora Susana Arroyo-Furphy, investigadora de la Universidad de Queesland, Australia.