lunes, 5 de enero de 2009
Nespresso. El capitalismo del menos es más
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Sociedad en Blog personal por Sociedad
Nespresso es un ejemplo más del triunfo y supervivencia del capitalismo, el mismo del que dicen los agoreros que está acabado por los siglos de los siglos: te venden un producto más caro de lo normal, te obligan a hacer cola para adquirirlo o te “sancionan” si lo compras por Internet…, pero logran que, para colmo, a través de un marketing muy bien hecho te sientas un cliente especial, miembro de un grupo de escogidos. ¡¡¡Genial!!! ¿Alguien da más?

Juan Antonio González Fuentes 

Juan Antonio González Fuentes

Puede decirse que soy de los muy cafeteros. El café es una bebida de la que no me canso nunca. Nada más levantarme de la cama tomo al menos dos tazas seguidas, y a lo largo del resto del día no es raro que al menos caigan otras dos o tres tazas más, siempre con su justa proporción de leche.

He tomado café en varios lugares del mundo, y los mejores, con diferencia, los he degustado en Italia y en España. Los peores, sin ningún lugar a la duda, en Inglaterra. He tomado café de puchero, café hecho en melita (café americano), café de cafetera express de cafetería, café de cafetera de rosca italiana, etc…

Me gusta el café con leche, pero también solo, cortado, “con una nube” de leche…, incluso pasadas las diez de la noche no le hago ascos a un descafeinado de sobre o de cafetera. Estas son algunas de las razones por las que me alegré lo inimaginable de que el gordinflón de Papá Noel le trajese a Ella, en su casa de Santander, una cafetera Nespresso, la misma que anuncia el bueno de George Clooney en un acertado y paródico anuncio televisivo.

El sistema cafeteril al que aludo promete ser el paraíso terrenal para los cafeteros, la máquina perfecta para tomar un café expreso de lujo y de variados aromas y sabores, y hacerlo además de forma rápida, eficaz, limpia, y si me apuran, hasta glamurosa. Y la promesa cafetera de Nespresso debía materializarse en realidad contante y sonante dadas las colas de clientes cafeteros, realmente sorprendentes, insospechadas, que se forman en las dos tiendas que la marca tiene en Madrid: colas formadas por decenas de ciudadanos esperando poder adquirir los distintos cartuchos de café, con la apariencia de sabrosos bombones, que se venden tras los elegantes mostradores al precio de treinta céntimos cada uno, más o menos.

Demos más información, al menos la que he logrado dar por segura, a menos que me equivoque de medio a medio. Nespresso es la marca del “sistema”, y es un invento de la multinacional suiza Nestlé. La máquina en sí misma, la cafetera, puede ser de varias marcas: DeLonghi, Krups, Siemens...Es de bonito diseño, y de sencillo manejo. Se enchufa, se carga el depósito de agua, se enciende, se mete en el cargador una pastilla de café, se cierra el cargador, se espera a que el piloto dé la señal adecuada, se aprieta, y se espera a que el delicioso café salga al instante, poco a poco, de manera muy limpia y sencilla. ¿El resultado? La verdad, un café estupendo.



Spot Nespresso con George Clooney: What Else (vídeo colgado en YouTube por SpotTube2009)

¡Qué maravilla!, puede pensar el lector cafetero o no. Y lo cierto es que lo es: una maravilla. Pero la maravilla tiene algunos peros añadidos, que al margen de la mucha o poca importancia de los mismos, sí me han servido para reflexionar en torno a la fortaleza del capitalismo, a su capacidad de hacer virtud incluso de los defectos. Me explico.

La máquina de hacer café, que puede adquirirse en casi cualquier punto de España, vale una pasta, sobre todo si lo comparamos con los artilugios más tradicionales, por ejemplo, las cafeteras italianas de rosca de toda la vida. La más barata ronda los ciento cincuenta euros, y las más caras la verdad es que ni lo sé, pues me mareo en cuanto la cifra pasa de los doscientos euros. Cada pastilla, ya lo he mencionado, cuesta en torno a los 30 céntimos, con lo que el café la verdad es que le sale bastante caro al usuario, sobre todo si tenemos en cuenta que todo un kilo de café corriente y moliente, en un supermercado ordinario, puede costar incluso menos de un euro.

Bien, no hay mucho más que decir al respecto. Si uno tiene un buen nivel adquisitivo, y le gusta tener un excelente café expreso para tomar de forma rápida, sencilla y limpia, pues nada, paga el precio y se acabó. Pero lo más curioso del caso viene ahora, a continuación, cuando se añaden algunos pequeños detalles. Sólo hay tiendas Nespresso, al menos de momento, en Madrid (dos), Barcelona (dos), Palma (una) y Valencia (una). Para adquirir el café en cualquier otro punto de España, uno debe solicitarlo por Internet, y pagar los consiguientes gastos de envío, y si uno vive en alguna de las ciudades mencionadas, puede acercarse hasta el exclusivo y elegante establecimiento y formar una cola más larga que un día sin pan.

En otras palabras. El sistema cafeteril mencionado, sistema/negocio Nespresso, implica lo siguiente: comprar una cafetera muy cara y comprar cartuchos de café caros no, carísimos. Pero la elegancia y exclusividad del carísimo sistema cafeteril Nespresso no conlleva, como pudiera imaginarse, un trato preferencial y cómodo para los clientes que pagan el café muy por encima de los precios llamémosles “normales”. No, encima el cliente debe recurrir a internet y sumar al elevado precio del producto el de los gastos de envío, o si vive en una de las escasas ciudades españoles que cuentan con tienda Nespresso, soportar largas colas para adquirir ese café a un precio mucho más alto que el habitual.

Pero lo mejor de todo es que si entras en el juego cafetero que propone la avispada multinacional, además de ayudar a enriquecerla haciendo largas colas o pagando un añadido por el producto que necesitas, encima, insisto, lo mejor de todo, es que pretenden hacerte sentir un consumidor perteneciente a un club selecto de elegidos, te venden exclusividad, sofisticación, glamour, distinción…

Este es un ejemplo más, podrían ponerse muchos otros, del triunfo y supervivencia del capitalismo, el mismo del que dicen los agoreros que está acabado, finiquitado por los siglos de los siglos: te venden un producto más caro de lo normal, te obligan a hacer cola para adquirirlo o te “sancionan” si lo compras por Internet…, pero logran que, para colmo, a través de un marketing muy bien hecho (¡o bendito Clooney!) te sientas un cliente especial, miembro de un grupo de escogidos. ¡¡¡Genial!!! ¿Alguien da más? Esperemos sólo un rato. Alguien, sin duda, dará más, pero menos por más.

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Última reseña de Juan Antonio González Fuentes en Ojos de Papel:

-After Dark, libro de Haruki Murakami


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.