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lunes, 30 de julio de 2007
El Café Gijón de Marcos Ordóñez y Los 70 a destajo de José Ribas
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[9613] Comentarios[0]
Marcos Ordóñez ha publicado un libro entretenidísimo y muy alimenticio en torno al célebre madrileño Café Gijón de Recoletos.

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Juan Antonio González Fuentes

Debió ser hace más o menos un año cuando el escritor y periodista Marcos Ordóñez publicó en la editorial Aguilar un libro sobre los “años españoles” de la estrella Ava Gadner. El libro no era ni una obra maestra ni una lectura ineludible para quien ame de verdad la literatura, pero sí ofrecía a raudales algo cada vez más difícil de encontrar en las páginas de un libro: entretenimiento pleno y buena información a grandes paletadas. El libro de Ordóñez sobre la actriz era como las películas clásicas americanas de clase B: mucho oficio, ritmo trepidante, buena factura, entretenimiento asegurado y dos o tres momentos de verdadera altura. ¿Qué más se puede pedir?

Ahora Ordóñez repite con acierto la fórmula en su última entrega, Ronda del Gijón (Aguilar, 2007), un libro que recoge diversos testimonios sobre la vida en el Madrid artístico, periodístico y literario del periodo 1940-1980, teniendo como epicentro de la narración el célebre Café Gijón de la calle Recoletos. Para “montar” el trabajo Ordóñez ha mantenido conversaciones con un variopinto número de personas que conocieron bien la vida del Gijón y que desde la barra o los asientos del local contemplaron y protagonizaron una forma de vida ya extinta, un Madrid difunto, una España que ya pasó, definitivamente, a mejor vida.


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Marcos Ordóñez: Café Gijón (Aguilar, 2007)


De nuevo la diversión y el entretenimiento son bazas fundamentales de las páginas escritas por Marcos Ordóñez. Y cuando escribo diversión no quiero decir que uno se monde de risa con lo contado, sino que realmente el lector lo pasa muy bien leyendo la trascripción literaria de las conversaciones mantenidas por el autor con personas y personajes como Jesús Pardo, Ana María Matute, Álvaro de Luna, Maruja Torres, Manuel Vicent..., aunque muchos de ellos cuentan cosas tremendas y de carácter famélico. Abundan en las narraciones las historias de hambre, de miseria moral y material, de abusos de poder, de represión, de picaresca pura y dura, de control social y político propio de la época... Pero todo ese triste y desolador pandemónium se muestra entremezclado al mismo tiempo con otras historias de coraje y amistad a prueba de bombas, de entrega a la creación artística por encima de otras consideraciones, de diversión sin cuento, de ingenio casi genial, de luces dulces y jóvenes, de inteligencia notable propia de la supervivencia, de sonrisas mil y algunas lágrimas...

Si deja algo claro la lectura del libro de Marcos Ordóñez sobre el último medio siglo de existencia del Gijón y sus parroquianos, es el cambio radical experimentado por la sociedad española contemporánea, sobre todo a partir de la muerte de Franco y el comienzo de la Transición hacia la democracia.

Este cambio se me ha hecho mucho más patente a ojos vista, casi palpable a pie de página, leyendo a la vez el libro de José Ribas, Los 70 a destajo: Ajoblanco y libertad (RBA, 2007), trabajo en el que el autor narra con consistencia y detalle la existencia de un veinteañero comprometido política, social y culturalmente a comienzos de los años 1970 en la España de un Franco moribundo. José Ribas es el hijo que pudo tener cualquiera de los tertulianos de la primera época del Gijón recogida por Ordóñez, y todo un abismo mental y vital separa a ambas generaciones, a ambas Españas, a ambos grupos sociales distanciados a penas por dos o tres décadas.


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José Ribas: Los 70 a destajo: Ajoblanco y libertad (RBA, 2007)


La vida descrita por José Ribas en su libro, las ideas expuestas en él, la forma de ser y estar hubiera sido imposible e impensable tan sólo veinte años antes, cuando jóvenes poetas y escritores de provincia llegaban al Gijón buscando relaciones, el contacto con los mitos literarios y de la farándula allí disecados, y una oportunidad para poder integrarse en la bohemia cutre, chiquita y extemporánea de un Madrid de hambruna, pan negro y sardinas en lata.

Pero si la narración de José Ribas plasma un universo radicalmente en conflicto con mucha de la vida e ideas recogidas por Ordóñez en su libro sobre el Gijón, lo cierto es que a mi generación, la que hoy anda por la cuarentena, el mundo de Ribas nos resulta tan extraño e incomprensible como si de la prehistoria se tratase, y apenas una generación nos coloca a unos en un lugar y a otros en otro.

El acelerón histórico que el conglomerado social, político, económico, cultural..., de nuestro país ha experimentado a lo largo del último medio siglo es absolutamente vertiginoso, radical, global, apabullante. No creo que sea muy complicado consultar en algún lugar diversas y esenciales estadísticas comparativas de la España de los 1950, 1970 y 2005, por ejemplo. Seguro que, como dijo en su día Alfonso Guerra con toda la razón y el ímpetu del desparpajo andaluz, a España no la conoce “ni la madre que la parió”.

Sin embargo, tomarle el pulso a la sangre y la carne aromática de las transformaciones españolas del último medio siglo creo que puede hacerse, más que en frías estadísticas, en libros como los que aquí traemos a colación, el de Marcos Ordóñez y el de José Ribas. Dos espléndidos libros muy diferentes entre sí, que dicen muchas cosas sumamente interesantes, que describen Españas hoy fantasmales, que plantean muchas reflexiones, y que son dos lecturas más que recomendables para el mes de agosto que encima se nos viene con ahínco y promesas.

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NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.


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