Director: Rogelio López Blanco      Editora: Dolores Sanahuja      Responsable TI: Vidal Vidal Garcia     
  • Novedades

    Wise Up Ghost, CD de Elvis Costello and The Roots (por Marion Cassabalian)
  • Cine

    Avatar, película de James Cameron (por Juan Antonio González Fuentes)
  • Sugerencias

  • Música

    Raising Sand, CD de Robert Plant y Alison Krauss (crítica de Marion Cassabalian)
  • Viajes

  • MundoDigital

    Por qué los contenidos propios de un web son el mayor activo de las empresas en la Red
  • Temas

    Sartori y el multiculturalismo
  • Blog

  • Creación

    Poemas de Besos.com, de José Membrive
  • Recomendar

    Su nombre Completo
    Direccción de correo del destinatario
martes, 22 de mayo de 2007
Miguel Maura: “Así cayó Alfonso XIII” (Marcial Pons, 2007)
Autor: ojosdepapel - Lecturas[13700] Comentarios[0]
Cuando se publicó por primera vez este libro (1962), el autor quería contribuir a la liquidación del franquismo recordando la transición ejemplar del Pacto de San Sebastián a las Constituyentes de la República.

www.ojosdepapel.com

Título: Así cayó Alfonso XIII. De una dictadura a otra
Autor: Miguel Maura
Edición: Joaquín Romero Maura
Editorial: Marcial Pons
Lugar y fecha: Madrid, 2007
Páginas: 572
Precio: 32 €

Cuando se publicó por primera vez Así Cayó Alfonso XIII (1962), Miguel Maura quería contribuir a la liquidación del franquismo recordando la transición ejemplar que había llevado del Pacto de San Sebastián a las Constituyentes de la República, en julio 1931. Con la presente reedición de este texto, ya clásico, se publica la continuación de las memorias que dejó escritas, junto a discursos, cartas y artículos coetáneos suyos que abarcan desde los últimos meses de su ejercicio de Ministro de la Gobernación hasta el 18 de julio de 1936. Situado en el ojo del huracán, Miguel Maura no dejó en momento alguno de percibir y avisar de lo que importaba, donde más útil podía resultar abogar por las soluciones aún posibles. Si el autor de estas páginas fue en cierto sentido el emblema de lo que la República pudo ser, también su biografía nos ayuda a comprender el peso de la experiencia de la monarquía constitucional en los hombres del 31.

Miguel Maura (1887-1971) aprendió la profesión política trabajando con su padre, Antonio Maura. Fue concejal, diputado y militante activo del “maurismo” desde 1913. La dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) le hizo republicano. Fue uno de los artífices del pacto de san Sebastián, protagonista destacado del 14 de abril de 1931 y primer ministro de la Gobernación de la República. Aunque salió del gobierno en invierno de 1931, se le oyó hasta el final. Sus análisis del devenir del régimen, de los que en este libro se reproducen los más llamativos, son sobrecogedores. Emigró en octubre de 1936. Dejó la política en 1946. Regresó a España en 1953.

Joaquín Romero Maura (1940) es doctor en Historia por la Universidad de Oxford y fue el primer director del Centro de estudios Ibéricos del St. Antony´s College. Es autor de La Rosa de Fuego (2ª ed., Madrid, 1989) y La Romana del Diablo (Madrid, 2002), centrados ambos en problemas de gobernación, régimen y violencia política antes de la guerra civil. Nieto de Miguel Maura, tuvo el privilegio de conocerle, tratarle y poder aprender de él.

Juan Pedro Quiñonero entrevistó para el ABC (8-4-2007) al historiador Joaquín Romero Maura con motivo de la presentación del libro de Miguel Maura. Estas son algunas respuestas a las cuestiones, históricas y de actualidad (memoria histórica, comparación del caso vasco con el irlandés...), que le planteó el periodista (recomendamos la lectura completa de la entrevista a través del link):

-¿Qué tiene de actual la reedición que usted prologa de Así cayó Alfonso XIII. De una dictadura a otra (Marcial Pons. Ediciones de historia)?

-El libro trata de políticos de derechas -Miguel Maura, y antes su padre Antonio-, hombres de partido preocupados por la necesidad de acertar a encontrar y afianzar un sistema viable para la vida política española. Los contextos difieren. Antonio Maura hace frente a lo que le parece la debilidad suicida del caciquismo instaurando un verdadero parlamentarismo en la primera etapa del reinado de don Alfonso XIII. Miguel procura primero, con éxito, coadyuvar a que la prevista caída de la Monarquía se realice pacíficamente hasta la instauración de la legitimidad republicana, y luego lucha, ya sin éxito, por evitar el descarrilamiento consiguiente a los bandazos del régimen establecido el 14 de abril. Padre e hijo toman en sus respectivos momentos nota de que la sociedad española se compone de personas con puntos de vista cada vez más divergentes acerca de... todo. Para que convivan, hace falta un sistema adecuado.

-Juan Pablo Fusi, que fue discípulo suyo en el St. Antony´s College de Oxford, afirmaba recientemente que la democracia española sufre, a su modo de ver, una crisis grave. ¿Cuál es su opinión al respecto?

- Yo vivo fuera. Y no me gusta entrar en detalles, sin estudiarlos antes más de cerca. Todas las democracias tienen un problema. Sobre todo cuando pienso lo que le gustaría que fuese esta o aquella democracia. Es una evidencia que la democracia española no gusta a todo el mundo. Ni siquiera a todos los demócratas.

-Días pasados, el New York Times afirmaba que bastaba acercarse a la mesa de novedades de una gran librería madrileña para descubrir con horror las insondables divisiones de los españoles, a la vista del largo rosario de historias revisionistas sobre España. ¿Le parece correcta tal apreciación?

-Yo diría que esa observación es bastante exacta. Es un hecho que a toda esa gente embarcada en el discurso de la memoria histórica no les importa nada ni la memoria ni la historia. Están aprovechando el pretexto de hablar de eso para tratar de alcanzar otros objetivos. Una vez que se criba todo eso quedan preocupaciones reales, dolores o amarguras que no han podido aflorar de otro modo.

-Quizá sea palpable el ánimo de destruir al adversario por cualquier medio y a casi cualquier precio.

-No sé, no sé... A efectos actuales, señalaría un consejo implícito del conservadurismo que describe el libro de Miguel Maura. Él habla de los modos. Yo, que no soy político ni hablo de mí, lo pondría en un plano algo diverso, diciendo que de la experiencia apuntada se desprende el sentido que tenían aquellos políticos de la importancia, la necesidad, de ganarse la consideración del electorado. La expresión es un poco anticuada, pero abarca lo que importa. También podríamos hablar de respeto. Creo que puede resultar útil sacar todo esto a relucir nuevamente, porque -es una impresión mía- a veces parece como si en la España de hoy se hubiese olvidado que aquella forma de ser de derechas es, mutatis mutandis, una de las nativas disponibles. Es un olvido que probablemente a las izquierdas les conviene que se perpetúe; pero es menos explicable que caigan en él -o siquiera a mí me lo parece- las propias derechas.

- Durante los últimos meses, España ha sido víctima de ataques de memoria histórica guerracivilista. ¿No se corre el riesgo de crear algo así como «parques temáticos» allí donde se encontraban las tumbas de estos o aquellos contrincantes en una guerra civil de pavoroso recuerdo?

- En todo esto hay mucha buena y mala fe. El resultado final de lo que pasa es la combinación de esas fuerzas antagónicas. Yo no sé lo que habría que hacer. No tengo consejos que dar a nadie. Hay gentes de todos los bandos que no han podido llorar a sus víctimas durante un montón de años. Es normal, quizá, que ese dolor, insondable, sin duda, provoque muchas reacciones. Cómo se aprovechan unos y otros del dolor ajeno, ésa es ya otra historia. Sí veo bastante extraordinario, por el contrario, que hay mucha gente que se solidariza, sin necesidad para ello, con éste o aquel bando al que se acusa de haber hecho barbaridades. Sin olvidar que en el otro bando también se hicieron barbaridades.

- Desde una perspectiva histórica, el problema de los nacionalismos, ¿le parece hoy más o menos grave de lo que fue en otro tiempo?

-Es un problema tremendo. En otro tiempo, fue un problema grave. En otras épocas, lo fue menos. Quizá el problema data de la Constitución. Al hacer una Constitución abierta, digámoslo así, quizá sea casi natural que siga hablándose de estas cosas. Supongo que si la Constitución hubiese estado cerrada, los problemas seguirían existiendo. Pero, en cualquier caso, dejar abierta la Constitución ya era una incitación a la discusión permanente. A continuación, todo eso sólo es posible discutirlo a partir de una posición que todas las partes consideren cómoda. Una discusión de fondo en la que todas las partes expongan sus puntos de vista, sin ceder a ninguna tentación, sin violencias, sin chantajes, para discutir de todo, a nivel nacional, español. Al no existir ese marco, o voluntad, como usted quiera, para discutir de fondo, la herida respira por muchas partes.

En la presentación del libro en Madrid, a cargo del historiador Santos Juliá y del político Santiago Carrillo, destacan estas palabras del primero de ellos, recogidas por Tulio Demicheli para ABC (17-4-2007):

En opinión de Juliá, la obra «retrata dos experiencias políticas fracasadas: la Monarquía de Alfonso XIII y la II República. Y los dos Mauras desempeñaron un papel importante, sobre todo el primero; y el segundo lo hizo en su intento de atraer al liberalismo y a la República a la derecha de su tiempo. Es un libro que sabe a poco», por lo que pidió al editor que en sucesivas ediciones no «racaneen y añadan más inéditos» aunque sobrepasen mucho las seiscientas páginas.

Ponderó la introducción de Romero-Maura destacando que analiza aquellos acontecimientos con una nueva mirada. Trazó un parelelismo entre los debates entre Moret y Maura, por una parte, y el de Lerroux y Azaña, por la otra; comparando el fracaso de la Monarquía con el de la República, al deberse el primero a la intervención del Rey en 1909 (paso de la Monaqruía Parlamentaria y Constitucional a la Palatina, donde «la opinión pública no importaba sino conseguir el favor real con la presión de camarillas o del Ejército»). O el segundo, a la intervención del presidente Alcalá-Zamora que acaba con el Gobierno de Azaña aunque éste aún gozara del apoyo de las Cortes y que fue «un día aciago».

De la reseña del Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense Octavio Ruiz-Manjón, publicada en El Cultural (18-5-2007), hemos escogido estos párrafos:

El testimonio de Miguel Maura Gamazo (1887-1971), hijo del político conservador Antonio Maura y ministro de la Gobernación en el primer Gobierno provisional de la II República, fue uno de los relatos más tempranos de los aparecidos sobre los avatares de un régimen que intentó una profunda reforma de la sociedad española.

(...)

En 1962 apareció la primera edición de este libro, del que Joaquín Romero Maura -autor de la nota editorial, así como de una sugerente introducción y de un epílogo muy esclarecedor- nos cuenta que aquella edición, aunque tuviera pie de imprenta de México, fue realizada en los talleres de la editorial Ariel, para burlar así las dificultades que el libro pudiera tener con la censura franquista. Era el resultado del trabajo que Miguel Maura venía realizando desde 1945 y, todavía más intensamente, después de su vuelta a España en 1953. La edición de 1962, sin embargo, tuvo escasa difusión y se puede considerar que no llegó al gran público hasta la edición que hizo Ariel en 1966, la primera autorizada expresamente.

(...)

...el (testimonio) de Miguel Maura (representa) el punto de vista de un político conservador, de convicciones católicas, que tenía un considerable conocimiento de los mecanismos políticos, procedente del contacto con su padre. Convencido de la inviabilidad del régimen monárquico fue a comunicárselo al propio Rey y, desde la caída de la dictadura de Primo de Rivera, se incorporó a la conspiración republicana, que obtendría el apoyo del catalanismo radical y, aunque sin gran unanimidad, el de los socialistas. En el comité revolucionario, que poco después se convertiría en gobierno, Maura se encargó del ministerio de Gobernación lo que le situó, ya proclamada la República, en uno de los puestos más delicados del nuevo régimen pues tuvo que afrontar las quemas de iglesias de mayo de 1931, la lucha frente a la violencia anarquista y la realización de las elecciones constituyentes a través de unos gobernadores improvisados que brindan las imágenes más jocosas de estas memorias.

Ahí acababa el libro de 1962, pero en esta edición se han añadido, aparte de fragmentos al viejo texto, 150 páginas de nuevos materiales en los que se refleja su salida del Gobierno en octubre de 1931, como consecuencia de la aprobación de los artículos de la Constitución contrarios a la Iglesia Católica, así como valoraciones de los periodos posteriores de la República. El libro se cierra con la serie de artículos que publicó en El Sol, semanas antes de la guerra civil, en los que reclamaba abiertamente una dictadura nacional republicana. El libro que fue, en sus orígenes, una reflexión del autor sobre las posibilidades de una salida democrática a la España franquista, se ha convertido hoy en un testimonio apasionante sobre las condiciones de libertad y seguridad individual que se deben exigir en la consolidación de cualquier régimen que pretende ser democrático
.

___________________________________________________________________
NOTA: Este blog es una suerte de Escaparate dedicado a los libros y revistas, pero no a la crítica, sino a dar noticia de ellos a través de la información que proporcionan las editoriales, la prensa y las revistas y suplementos culturales.


Comentarios









  • Suscribirse





    He leido el texto legal


  • Reseñas

    Yo digo España, de César Alonso de los Ríos (reseña de Rogelio López Blanco)
  • Publicidad

  • Autores