Fareed Zakaria: El mundo después de USA (Espasa, 2009)

Fareed Zakaria: El mundo después de USA (Espasa, 2009)

    TÍTULO
El mundo después de USA

    AUTOR
Fareed Zakaria

    EDITORIAL
Espasa

    TRADUCCCION
Carmen Martínez Gimeno

    OTROS DATOS
Madrid, 2009. 304 páginas. 21'90 €




Reseñas de libros/No ficción
Fareed Zakaria: El mundo después de USA (Espasa, 2009)
Por Francisco Fuster, lunes, 4 de mayo de 2009
Creo no exagerar mucho si digo que buena parte de los debates mantenidos en los últimos quince años por politólogos y analistas norteamericanos en torno al tema de la configuración de un nuevo orden mundial a raíz del final de la Guerra Fría y la caída del comunismo, tienen su punto de partida en la publicación de dos renombrados e influyentes ensayos, luego reformulados y publicados ambos en forma de libro: el famoso artículo de Francis Fukuyama “The End of History?” publicado en el verano de 1989 en la revista The National Interest; y el no menos aclamado texto del recientemente desaparecido Samuel P. Huntington, aparecido en el verano de 1993 en la prestigiosa revista Foreign Affairs con el título “The Clash of Civilizations?”. Pese a tratarse de dos escritos cuyas archiconocidas tesis han sido ampliamente discutidas y rebatidas, resulta difícil no reconocer su indudable ascendente sobre la historiografía más reciente en torno a la geopolítica internacional. Prueba evidente de la vigencia de los planteamientos de estos dos autores ha sido la publicación este pasado año de tres excelentes análisis que han reabierto la discusión sobre el nuevo orden internacional y sobre el papel que deben asumir los Estados Unidos dentro del mismo. Me refiero – por orden de aparición en español – al libro del politólogo neoconservador Robert Kagan, El retorno de la historia y el fin de los sueños (Taurus, 2008), cuyo título ya es todo un guiño al de Fukuyama; al libro del analista de origen hindú Parag Khanna, El segundo mundo (Paidós, 2008); y, por último, al libro de Fareed Zakaria The Post-American World (W. W. Norton & Co., 2008), que acaba de traducir y publicar la editorial Espasa Calpe bajo el título de El mundo después de USA.
De los tres, sendos éxitos de ventas en los Estados Unidos, he querido centrarme en el de Zakaria por dos razones principales. En primer lugar, por tratarse del último en traducirse al castellano y porque sospecho que será el más leído entre nosotros, entre otros motivos, por lo atractivo de su título; los libros de Kagan y Khanna, comparados en los respectivos textos de sus solapas a los de Fukuyama y Huntington, pasaron relativamente desapercibidos por los escaparates de las librerías españolas. En segundo lugar, elijo El mundo después de USA por tratarse de un libro que, si bien se inscribe en esta tradición (el autor es en parte discípulo de Huntington, con quien estudió en Harvard), intenta ir un paso más allá y dar una nueva vuelta de tuerca al asunto, abandonando las anteriores conjeturas y esbozando una nueva e interesante teoría sobre la configuración de un nuevo orden geopolítico mundial caracterizado por el paso de un sistema unipolar de hegemonía absoluta de los Estados Unidos tras la caída del Muro de Berlín, a un nuevo sistema de mayor complejidad que el autor bautiza – en feliz expresión que da título al libro – como el mundo post-americano.

En contraste con la enorme popularidad de la que goza en Estados Unidos, en España Zakaria es un autor bastante desconocido, si no para los especialistas en el tema, sí al menos para ese referente indefinido al que llamamos gran público. Nacido en Bombay pero con nacionalidad estadounidense, Zakaria es un analista político de tendencia liberal o moderada (conservadora según algunos) y uno de los más reconocidos especialistas en relaciones internacionales. Tras su paso por Yale y Harvard, fue editor jefe de Foreign Affairs hasta el año 2000, cuando se convierte en máximo responsable de la edición internacional del semanario Newsweek, la segunda revista más leída en los Estados Unidos. Autor de un par de destacados ensayos – From Wealth to Power: The Unusual Origin of America's World Role (1998) y The Future of Freedom (2003) –, traducidos ambos al español, Zakaria ha visto incrementarse su popularidad entre el público americano – hasta el punto de ser considerado por Forbes como uno de los 25 liberales americanos más influyentes de los medios de comunicación americanos – desde que en junio del 2008 pasara a presentar un programa semanal – Fareed Zakaria GPS – en la CNN.

Este nuevo modelo de la era post-americana no es del todo multipolar, en el sentido de que, si bien es cierto que a nivel político-militar, la supremacía de Estados Unidos se mantiene intacta, no es menos cierto que en el resto de niveles – industrial, financiero, educativo o social –, esta preponderancia es compartida por varias potencias

“Este libro – dice Zakaria en la primera frase de su ensayo – no trata del declive del América, sino del ascenso de todos los demás”. Efectivamente, la idea de que ha sido el “ascenso de los demás” y no la decadencia de los Estados Unidos, el factor causante de la aparición de este mundo post-americano, es el núcleo fundamental sobre el que pivota el armazón teórico elaborado por Zakaria y constituye, quizá, su aportación más original al debate. Frente a la literatura de tinte profético y apocalíptico que – siguiendo la estela marcada por la prestigiosa obra de Paul Kennedy, The Rise and Fall of The Great Powers (1987) – ha venido denunciando la progresiva perdida de poder del Imperio americano, especialmente durante estos últimos años de gobierno de George W.Bush, Zakaria se sitúa en un ángulo de visión mucho menos pesimista y, sin ocultar los muchos errores cometidos por su país, otorga la principal responsabilidad en la configuración del nuevo orden mundial al extraordinario crecimiento de una serie de potencias entre las que destacan países como Brasil o Rusia y, sobre todo, los dos gigantes a los que Zakaria dedica sendos capítulos, su India natal y, muy especialmente, China.

Las generaciones actuales estamos viviendo con este “ascenso de los demás” en las últimas décadas, uno de los momentos más trascendentales – “un cambio de poder tectónico”, en palabras del autor – en la historia de la humanidad, al menos en lo que a la distribución del poder internacional se refiere. Si los siglos XV-XVIII vieron el ascenso hegemónico de la Europa occidental y el final del siglo XIX y buena parte del siglo XX se estudiarán en el futuro como el período de ascenso y consolidación de los Estados Unidos como la primera potencia mundial, los últimos veinte años y las próximas décadas, están llamadas según Zakaria, a convertirse en ese tercer proceso histórico de dimensiones planetarias. Este cambio de alcance mundial, no es un cambio repentino que haya sucedido ayer. Quien más, quien menos, todos hemos visto alguna vez esos datos estadísticos y macroeconómicos (que abundan también en este libro) que nos hablan del acortamiento de distancias entre las potencias tradicionales y el conjunto de las nuevas, con China y la India a la cabeza. Pero detrás de esos números, o en este caso delante, por tratarse de indicadores más visibles y palpables, encontramos una realidad impensable hace no muchos años, una transformación del paisaje hábilmente expresada por Zakaria: “Miremos a nuestro alrededor. El edificio más alto del mundo está ahora en Taipéi, y pronto será superado por otro que se está construyendo en Dubái. El hombre más rico del mundo es mexicano, y la mayor sociedad cotizada en bolsa es china. El avión más grande del mundo se está fabricando en Rusia y Ucrania; la mayor refinería se está construyendo en India y las fábricas más grandes se encuentran en China. Según diferentes parámetros, Londres se está convirtiendo en el principal centro financiero, y los Emiratos Árabes Unidos cuentan con el fondo de inversión mejor dotado. Los extranjeros se han apropiado de iconos que otrora eran americanos por excelencia” (p. 14).

Las páginas más sobresalientes del ensayo de Zakaria son para mi aquellas en las que el autor describe ese “ascenso de los demás”, en especial los capítulos dedicados a China y la India

El resultado de esta descentralización del poder ha sido la composición de un mapa fragmentario y el asentamiento de un modelo multipolar o, para ser más precisos, “uni-multipolar”, como lo llama Zakaria siguiendo a Huntington. Este nuevo modelo de la era post-americana no es del todo multipolar, en el sentido de que, si bien es cierto que a nivel político-militar, la supremacía de Estados Unidos se mantiene intacta, no es menos cierto que en el resto de niveles – industrial, financiero, educativo o social –, esta preponderancia es compartida por varias potencias. Es quizá en el ámbito institucional donde mejor se aprecia el terrible desfase existente entre el modelo vigente durante las últimas décadas y la cambiante realidad de los años más recientes. Aboga Zakaria por la necesidad de llevar a cabo un reajuste importante que permita una mayor visibilidad y presencia de las nuevas potencias en los organismos internacionales. Solo una estructura anquilosada y obsoleta explica circunstancias tales como el hecho de que en el Consejo de Seguridad de la ONU no estén presentes Alemania, Japón y la India, que en el G-8 no esté presente China, o que el FMI siempre haya sido dirigido por un europeo y el Banco Mundial por un estadounidense.

Las páginas más sobresalientes del ensayo de Zakaria son para mi aquellas en las que el autor describe ese “ascenso de los demás”, en especial los capítulos dedicados a China y la India. De China destaca Zakaria el extraordinario desarrollo de un país que, contradiciendo la experiencia soviética, ha sabido armonizar dos premisas aparentemente difíciles de concertar: la política autocrática de un gobierno no democrático y una economía capitalista de libre mercado basada en la competencia y la exportación. Este extraño maridaje, sumado a los réditos de treinta años de un crecimiento económico sin precedentes en la historia, han significado el despertar de China a la política internacional reciente y, con ello, la remodelación total de un paisaje económico y político mundial que hoy no se entiende sin su presencia. Pekín ha sabido gestionar con acierto, opina Zakaria, dos de las fuerzas determinantes en este mundo post-americano: la globalización, en el sentido de saber integrarse en el mercado mundial; y el nacionalismo, en el sentido de que este mismo crecimiento del país ha provocado unos terribles desequilibrios internos y un malestar social que el régimen comunista ha sabido apaciguar.

El acento en su análisis del caso chino lo pone Zakaria en esta dualidad entre un exagerado crecimiento económico y un preocupante estancamiento político evidenciado por el hecho de que, tras el final del maoísmo, el país ha seguido manteniendo un régimen inequívocamente autocrático basado en el control del gobierno por parte del aparato del Partido Comunista y en sucesivas operaciones de maquillaje democrático, tan publicitadas como ineficaces. Por estas razones, el camino de China hacía la modernización ha seguido una vía inspirada en el proverbial carácter pragmático del pueblo chino. Como dijo Deng Xiaoping en su día: “No importa si el gato es blanco o negro, lo importante es que cace ratones”. Y efectivamente, así ha sido. Esta célebre sentencia de reminiscencias confucianas ha guiado el brutal desarrollo de un país que, a través de la maximización de sus titánicos recursos humanos, “ha comprimido en treinta años los dos siglos de industrialización en Occidente” (p. 94).

Más allá de su natural preocupación por el “ascenso de los demás”, Zakaria llega con su ensayo a una conclusión muy clara: al menos durante las próximas décadas, la preemiencia de la potencia americana está fuera de toda duda; otra cosa es lo que suceda dentro de treinta años, de cuarenta

De la India destaca el autor, su definitiva consolidación como la mayor democracia del mundo y un auge económico que, si bien está muy lejos del ejemplo chino, no deja de situar al país como una de las principales potencias emergentes, hasta el punto de que Zakaria lo considera como un futurible socio de los Estados Unidos, un hipotético aliado en su pugna por la supremacía mundial con China. Quizá el principal lastre que arrastre la India, en opinión de Zakaria, sea su tremenda diversidad étnica y cultural, pero también política. Tras muchas décadas de democracia, el país sigue formado por una constelación de regiones que actúan en clave local y regional, sin ningún sentido del conjunto. Esta diversidad complica la labor de un Estado indio que no acaba de arrancar del todo y que ve cómo constantemente el poder de los gobiernos regionales se impone al interés nacional. A esta debilidad institucional, se une un factor que también encontramos en China: los profundos desequilibrios regionales y la cíclica reaparición de conflictos internos de raíz nacionalista. La pobreza masiva de determinadas regiones, unidas al crecimiento espectacular pero localizado de otras, hace de la India una nación de contrastes: “Tal vez el país disponga de varios Silicon Valleys, pero también alberga dentro de él a tres Nigerias; esto es, más de trescientos millones de personas que viven con menos de un dólar al día” (p. 122).

Pero más allá de su natural preocupación por el “ascenso de los demás”, Zakaria llega con su ensayo a una conclusión muy clara: al menos durante las próximas décadas, la preemiencia de la potencia americana está fuera de toda duda; otra cosa es lo que suceda dentro de treinta años, de cuarenta. El mundo post-americano que nos describe Zakaria no es para nada un mundo anti-americano, no es un mundo al margen de los Estados Unidos. Pero una cosa no quita la otra y quien avisa no es traidor. El toque de atención no admite dudas: el orden mundial está cambiado y estamos entrando en una nueva era de la historia humana. Lo que Zakaria llama El mundo después de USA no es más que eso, el mundo después de los años de poder omnímodo americano, el mundo que es testigo de la irrupción de China, India, Brasil o Rusia como nuevas potencias mundiales en pugna con Europa y los Estados Unidos.

Como si de un consejo dado a Barack Obama se tratase, Zakaria concluye su análisis enumerando las reglas de juego de este nuevo tablero de ajedrez y esbozando un esquema con las que son para él las seis líneas maestras de acción que debe seguir su país para mantenerse en la brecha. Acertar en la elección de su modelo de relaciones exteriores con China y no posicionarse frontalmente frente a ninguna potencia, abandonar su afán de protagonismo y limitarse a intervenciones en el exterior puntuales y justificadas, o realizar un mayor esfuerzo para ganarse una legitimidad que le permita dictar la agenda internacional, son algunas de las medidas que Zakaria considera claves para que los Estados Unidos no abandonen del todo su posición de liderazgo mundial. Si no actúa con prudencia y mesura a la hora de adaptarse rápidamente al nuevo contexto internacional, si no cambia mucho el modus operandi seguido por la Administración Bush en los últimos años, el país corre el riesgo de una peligrosa deriva aislacionista, de un encerrarse en sí mismo que, combinado con el auge de la emergente figura de China, puede tener como consecuencia, la vuelta a un escenario bipolar y el retorno de una historia que se resiste a cumplir del todo, el pronóstico de Fukuyama.