martes, 12 de marzo de 2013
La obra Cerrando el círculo, de José Luis Villar nos propone un regreso al humanismo pleno
Autor: José Membrive - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
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El gran escritor José Luis Villar tal vez nunca se haya dado cuenta, pero sus obras (y esta es la cuarta) están destinadas a dispensar lo que las instituciones escolares deniegan: el alimento para el espíritu humano. No es un literato al uso, sino un buceador en el misterio de la sabiduría. Es de Jaén, pero podría haber nacido en Nairobi. Vive en la actualidad, pero también, como Thiara, la protagonista de “Cerrando el círculo”, podría haberlo hecho en el siglo III después de Cristo

José Membrive

José Membrive

Como muy ilustrativamente declara el ministro Wert, el alumno no ha de estudiar lo que le gusta, sino lo que demanda el mercado, ¿quién se ha creído ser algo más que una tuerca del sistema? Su proyecto de “españolizar” la enseñanza, no es menos penoso que el del mantenimiento de la “catalanización”, esgrimido por Mas. Ambos conciben que el alumno es, ante todo, un engranaje que ha de ser pulido, al margen de su vocación y/ o de sus intereses, al servicio de los respectivos aparatos ideológicos, con lo que la escuela se transforma en un semillero de nacionalismos y antinacionalismos, alejado de la mejor solución para la superación de los conflictos absurdos y artificiales: el humanismo. Lo preocupante es que ambos, semianalfabetos en cuanto a temas académicos, tienen el poder real y apoyo de sus partidos para incidir dañinamente en el sistema.

 

En estas reflexiones me debatía cuando la novela Cerrando el círculo (Ediciones Carena) de José Luis Villar, ha caído en mis manos, para mostrarme el camino de la esperanza. Se trata de una obra ambientada en el siglo III pero, en realidad, aplicable a todos los tiempos, especialmente al nuestro.


José Luis Villar viene a ser como el antídoto del “masismo-wertianismo” que ataca no ya solo al sistema de enseñanza, sino al concepto mismo de la persona, al reducirla a un mero apéndice de sus ambiciones tribales.

 

Si el aula se convierte en un árido erial, de programaciones y contraprogramaciones dictadas por la mediocridad y los intereses partidistas, puede ocurrir lo que ya está sucediendo: que fracasen los alumnos más lúcidos, los menos dispuestos a dejarse envilecer por el contenido falaz y gregario de cuanto se ofrece como “ciencia”.

 

Algo parecido  acontece ya con parte de los superdotados.




José Luis Villar: Cerrando el círculo (Ediciones Carena, 2012)

Como antiguo profesor, nunca he tenido claro que el abandono del sistema por parte del alumnado esté relacionado con la falta de inteligencia o preparación de los chavales, sino, más bien, con el deterioro del propio aparato.

 

Hace unos días, un amigo bancario aseguraba que gran parte de la responsabilidad corruptora de este país, radica en las sofisticadas escuelas de formación de directivos de empresa, cuyos manuales rinden culto al beneficio máximo, a costa de la eliminación de toda consideración ética.

 

Pues bien, los valores humanos que se ningunean en la programación y, sobre todo, en la concepción de la enseñanza, están siendo potenciados en estos tiempos por la mejor literatura.

 

El gran escritor José Luis Villar tal vez nunca se haya dado cuenta, pero sus obras (y esta es la cuarta) están destinadas a dispensar lo que las instituciones escolares deniegan: el alimento para el espíritu humano. No es un literato al uso, sino un buceador en el misterio de la sabiduría. Es de Jaén, pero podría haber nacido en Nairobi. Vive en la actualidad, pero también, como Thiara, la protagonista de Cerrando el círculo, podría haberlo hecho en el siglo III después de Cristo.

 

Más que un literato, más que un creador, es un recreador, un indagador de la nueva alianza entre espíritu y vida. Sus tres primeros libros (Mensaje desde el silencio, La voz del alma y El sendero del corazón), son atemporales, no tienen más argumento que el situarse ante el propio espejo interior y dejar que el espíritu susurre sus piropos al mundo. Los místicos de antes huían del mundanal ruido, los de ahora, se entregan a él, lo subliman, lo dignifican, lo transforman. La nueva espiritualidad encarnada por José Luis y otros autores (in)surgentes no es evasiva, su paraíso está por construir aquí, primero, en el alma de cada cual y, después, en la sociedad.

 

Cerrando el círculo, su primera obra de ficción, narra la vida de Thiara, concebida como un viaje permanentemente iniciático, en el que la superación es sinónimo de plenitud. No es una novela al uso, se ambienta en el pasado, pero su prisma está en el futuro. Al contrario que Milton, apunta hacia un  Edén paraíso por reencontrar, un nirvana paraíso que tiene mucho más que ver con la luz del porvenir que con la felicidad pasada.

 

El entramado de su relato es sencillo, no busca sorprender al lector, ni entretenerlo, aunque lo consiga: se trata pura y simplemente de la historia de un deseo de superación, una obra que puede ser útil como breviario para aquellos que quieran iniciar una búsqueda de su propia espiritualidad, sin los graves condicionamientos históricos que endurecen, en muchos casos, las costras de las religiones oficiales.

 

Cualquier página es ilustrativa, cualquier párrafo puede constituir un versículo útil, generoso, pleno de sentido. Estamos ante un libro transcendente, solemne y sencillamente humano. Simplemente un aula luminosa, al alcance de todo el mundo. Para cuando la infamia haya convertido el sistema de enseñanza en un espacio para la deshabilitación humana, siempre habrá creadores, como José Luis Villar, a quienes recurrir, en el afán de desentrañar la cuestión que más íntimamente nos ha de preocupar, es decir, encontrar sentido a la existencia.


NOTA: En el blog titulado Besos.com se pueden leer los anteriores artículos de José Membrive, clasificados tanto por temas (vivencias, sociedad, labor editorial, autores) como cronológicamente.