Nikolái Gumiliov: <i>El tranvía extraviado</i> (Linteo, 2012)

Nikolái Gumiliov: El tranvía extraviado (Linteo, 2012)

    TÍTULO
El tranvía extraviado

    AUTOR
Nikolái Gumiliov

    EDITORIAL
Linteo

    TRADUCCCION
José Mateo y Xènia Dyakonova

    FICHA TÉCNICA
Colección: Linteo Poesía. ISBN: 978-84-96067-70-7. 2012, 1ª ed. 204 páginas. 14 x 22 cm. PVP: 17 €




Creación/Creación
Nikolái Gumiliov: El tranvía extraviado
Por Nikolái Gumiliov, miércoles, 18 de abril de 2012
Los poemas de Nicolái Gumiliov están llenos de imágenes vivas y diáfanas. Reluce en ellos lo exótico, el donjuanismo, el vigor y un candor irreductible. A pesar de que, con todo eso, podría esperarse una caída en el colorismo y en el amaneramiento de la forma, los mejores poemas de Gumiliov vencen todos los escollos y siguen alentando; si hay ficción, un punto de alambicamiento o ingenuidad, éstos son los de la vida y el pálpito del poeta, no obedecen a una construcción vacía.

 

SELECCIÓN DE POEMAS A CARGO DE MARTA LÓPEZ VILAR


 

VOS Y YO

 

Ya sé que no soy uno de los vuestros;

y es cierto que he nacido en otra cuna:

y a la dulce guitarra yo prefiero

la melodía indómita del zurna.

 

No leo por las salas y salones

para vestidos y chaquetas negras

sino que son las nubes, los dragones

y cascadas quien oye mis poemas.

 

Amo, como el beduino en el desierto,

que inclina todo el cuerpo y bebe el agua;

no como el caballero sobre el lienzo,

que mira las estrellas y que aguarda.

 

Y no pienso morirme en una cama

-el notario y el médico a la vera-,

sino desamparado en una zanja

oculta en la espesura de la hiedra,

 

para ir no al paraíso inmaculado

y abierto para todos, protestante;

sino don del bandido, el publicano

y la ramera gritarán: «Levántate».

 

OCHO VERSOS

 

Ni el rumor de las lejanías,

ni las canciones que le oímos

a la madre: nunca entendimos

aquello que lo merecía.

Y, símbolo de gracia eterna,

como un benigno testamento,

el don de un alto balbuceo

ha recaído en ti, poeta.

 

LA TARDE

 

Inútil, otro día pasa,

majestuoso e inservible.

Ven, sombra cariñosa, y viste

mi desasosegada alma

con una túnica de nácar.

 

Llegas para ahuyentar los pájaros

de mal agüero, mis quebrantos.

No hay nadie, ¡oh, noche soberana!

que pueda sujetar el paso

arrollador de tus sandalias.

 

La luna –tu pulsera- brilla,

vuela el silencio de los astros

y en sueños, nuevamente mía,

gozo la Tierra Prometida,

la dicha que tanto he llorado.

 

PRESAGIO

 

Abandonábamos Southampton

y el mar estaba azul celeste;

cuando atracamos en Le Havre

se había puesto todo negro.

Siempre he creído en los presagios,

como en los sueños matutinos.

Señor, piedad de nuestras almas:

una desgracia se avecina.

 

(sin título)

 

Vienen, se van, indiferentes,

los tristes días de mi vida:

así las rosas se marchitan,

así los ruiseñores mueren.

 

Pero también está sufriendo

ella, mi amor, mi destinada,

y bajo aquella piel, tan blanca,

la sangre fluye con veneno.

 

Y si aún vivo en esta Tierra

es solamente por un sueño:

iremos, como niños ciegos,

los dos, hacia las altas sierras,

 

por donde yerran los rebecos

y el mundo es sólo blanca niebla;

en busca de las rosas secas

y de los ruiseñores muertos.

 

(sin título)

 

El mundo es bueno, sí, como un viejo a la puerta

que en nombre de Dios conduce al viajero

a la calma prevista de antemano en la alcoba

y que a su hija obediente le ordena

-bondadoso y sencillo- que se deslice adentro,

cuando llegue la noche, y se haga su esposa.

 

Pero ¿qué soy yo? ¿Acaso un…apóstata piadoso,

que teniéndolo todo, siempre está descontento,

melancólico amigo del silencio y la luna?

Esta felicidad es para mí tan sólo

una señal de que no me engaña el recuerdo

y que allá, en otra patria, he bebido agua pura. 




Nota de la Redacción
: agradecemos a Ediciones Linteo la gentileza por permitir la publicación de estos poemas, seleccionados por Marta López Vilar, del libro de Nikolái Gumiliov, El tranvía extraviado (Linteo, 2012), en Ojos de Papel.