Juan Planas Bennásar: <i>Tratado de las cosas sin nombre</i> (Calima, 2009)

Juan Planas Bennásar: Tratado de las cosas sin nombre (Calima, 2009)

    AUTOR
Juan Planas Bennásar

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Palma de Mallorca (España), 1956

    BREVE CURRICULUM
Poeta, crítico literario y articulista. Últimos poemarios: Alrededores o la mansión de las luciérnagas (2006) y Duellum (2006). Libros en prosa poética: Insomnios, Fuera del tiempo (Ensayos poéticos) (2003 y 2004), Los Pliegues Ocultos (2006) y El bálsamo de la indiferencia (2008). Fue incluido en la Antología Bilingüe Poètes D’Espagne. Poèsie du Silence (1992). Colaborador habitual de la sección de Opinión de El Mundo – Edición de Baleares




Creación/Creación
Juan Planas Bennásar: Tratado de las cosas sin nombre (Calima, 2009)
Por Juan Planas Bennásar, lunes, 2 de noviembre de 2009
Pese a lo que pudiera pensarse cuando sólo se le conoce por sus abrigos, Juan Planas Bennásar no es un poeta maldito, como tampoco lo es bendito, ni de la experiencia, ni del silencio. Huye de las etiquetas lo mismo que de los cenáculos y saraos literarios, y sólo puede ser visto en algunos de sus cafés favoritos, atrapando versos e ideas en su minúscula libreta, o paseando su humanidad con una parsimonia que pretende que esté fuera del tiempo. Si uno se le acerca y le habla de poesía corre el riesgo de que le espete: “Sabemos cuánto vale un cuadro de Picasso, pero ¿cuánto un verso de Juan Ramón?”.


La memoria es un reloj de niebla, una alarma
de luces vacilantes, la visión imprevista
de un ánfora en mitad de un desierto submarino.

Ahora el paisaje es una nube cargada de pecios,
un murmullo sonámbulo de aparecidos, un rumor
sin más orden que el caos. Desde siempre,
Dios escapa a los círculos que le tendemos.

Una mañana lo olvidé todo y planté un árbol
entre los lirios pálidos y las flores de los muertos.

Escribí la historia de mi vida sin palabras
y firmé, muy abajo, en la página en blanco

Scardanelli.



***



A veces sueño frases absurdas. Quiero pensar que son fragmentos de otras que dije o igual no, pero debí decirlas. A veces callamos porque no nos da tiempo a separar unas imágenes de otras y todas a la vez nos abruman y confunden. No es fácil separar las raíces subterráneas de las magnolias, por ejemplo, del temblor ante unas manos abiertas. Mi hermano huye de los médicos porque la enfermedad le espanta. Yo, a diario, visito todas las consultas de la ciudad por idéntico motivo. El miedo tiene efectos inverosímiles. ¡Qué miedo el azul del cielo! ¡Negro! decía Juan Ramón mientras buscaba una mansión con vistas a todos los hospitales del universo. Yo tengo miedo ahora a esas frases absurdas que sueño, miedo si las dije o miedo si las dejé enterradas en el silencio y ahora despiertan y me agarran, nocturnas, para exigirme su presencia entre las ubres agonizantes de estas páginas. Yo tengo miedo ahora a ese sin decir que acumulamos porque no sabemos cuánto de inacabado nos pertenece y cuánto, en realidad, nos sobra. La precisión es siempre una verdad a medias, una fractura de los sentidos, una brecha que presentimos irreparable cuando una simple gota de sangre nos recorre la espalda y ni siquiera recordamos el lugar exacto, el origen de la herida.



Nota de la Redacción: agradecemos a Calima Ediciones, en la persona de Javier Jover, la gentileza por permitir la publicación de estos poemas del libro de Juan Planas Bennásar, Tratado de las cosas sin nombre (Calima, 2009), en Ojos de Papel.