José Manuel Gamboa: Sernita de Jerez, ¡Vamos a acordarnos! La memoria cabal de su casta (Ediciones Carena, 2007)

José Manuel Gamboa: Sernita de Jerez, ¡Vamos a acordarnos! La memoria cabal de su casta (Ediciones Carena, 2007)

    NOMBRE
José Manuel Gamboa

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Madrid, 1959

    CURRICULUM
Lleva veinticinco años de labor radiofónica en RTVE y Canal Arte. Ha dirigido producciones discográficas de Enrique Morente y Carmen Linares. Es autor, entre otros libros, de Una historia del flamenco (2005) y Enciclopedia de los estilos flamencos. De la A, a la Z (2007). Como guitarrista destaca la colaboración con Joe Vasconcellos y Manu Chao en el tema "Me llaman Calle", de la película de Fernando León Princesas (2005), que obtuvo el Premio Goya a la Mejor Canción Original.



José Manuel Gamboa

José Manuel Gamboa


Magazine/Nuestro Mundo
Sernita de Jerez: pilar fundamental del cante flamenco contemporáneo
Por José Manuel Gamboa, martes, 3 de julio de 2007
Quienes tienen el genio y la osadía de adelantarse a su tiempo suelen sufrir la envidia y la incomprensión de sus contemporáneos. Estos profetas suelen morir en la pobreza y el anonimato, aparentemente sumidos en el fracaso, hasta que los historiadores los rescatan para colocarlos en el pedestal que sus contemporáneos le negaron. Algo parecido a esto ocurrió con Manuel Fernández Moreno "Sernita de Jerez". "de pura raza gitana y jerezano de cuna, estaba emparentado con los descendientes de Juanichi y el Tati… domaba todos los cantes, pues ha sido uno de los cantaores más largos de nuestro tiempo…" según Ríos Ruiz, Sernita, además de ser padre de una estirpe de artitas de primer orden, es también, en cierto sentido, el padre del flamenco contemporáneo como expresa magistralmente José Manuel Gamboa, en esta obra entrañable, original y mágica, en la que los sentimientos, el gracejo y el rigor se mezclan para hacer de su lectura un refinadísimo placer.

La cabal más cabal

Curro: Cuando grabó Canta Jerez, a su primo El Borrico le regaló un traje, unos zapatos, una camisa, una corbata...
Mercedes: Cuando vino a grabar le dio la camisa en la escalera. De eso me acuerdo yo. Salió a la escalera y le dijo: Toma, llévate la camisa.
Curro: Estaban siempre juntos en Jerez. Había una fiesta; si uno no entraba, el otro tampoco entraba. Si a Sernita no lo llamaban pa la fiesta, el Gregorio le decía: “Oye, y mi primo por qué no entra. Si mi primo canta mejor que to’s nosotros”. Y si era al revés, también: “Oye, ¿y mi primo Gregorio por qué no entra? Si mi primo Gregorio canta mejor que to’s ¿Por qué no va a entrar? Venga, que entre por mi y yo me reparto el dinero con él”. Entonces cuando vino aquí le dio todo. Lo acostó en nuestra cama. Y entonces fueron a despedirlo, a despedirlo a la estación, y fueron a esperarlo a la estación. Cuando ya el disco salió a la calle, pues lo escuchábamos y cuando cantaba su primo mi padre lloraba. Se le saltaban las lágrimas y lloraba. Y yo le decía: “¿Papá, por qué lloras?” Él no nos decía na, pero yo lo comprendo ahora. Porque las vivencias que han tenido ellos dos, eso es, uffff, eso no se puede contar.



Producido por Ediciones Carena

Ha habío motivo: canta jerez

En 1967 se celebró en Jerez la primera Fiesta de la Bulería. Ese mismo año se iba a grabar a continuación en los estudios madrileños de Hispavox un álbum histórico titulado Canta Jerez (HH 10-341), que si alguno de los amigos leyentes no lo posee debe interrumpir al punto la lectura y correr a hacerse con el mismo. En pocas piezas de la moderna discografía se ha logrado alcanzar tal grado de inspiración. Mejor dicho, ¿se ha logrado en alguna? Debió haberse llamado, para ser más exactos, “Canta el Barrio de Santiago” porque de allí provenía el magnífico plantel artístico que lo creó. Fueron los cantaores cuatro manueles, un Gregorio Manuel y un Fernando; sus apellidos revelan la rumbosa casta gitana de procedencia. Vamos con ellos:
- Manuel Fernández Moreno, Sernita. Interpreta las cabales del Loco Mateo más cabales que se conocen.
- Manuel Soto Monje, Sordera (1927-2001). Heredero de Paco la Luz. Hace con personalidad los fandangos de El Gloria, a los que insufla vida poniéndolos de nuevo en circulación, y seguiriyas de Manuel Molina y Paco la Luz.
- Manuel Valencia Peña, Diamante Negro (1932). Hijo de Perico el Tito, sobrino de Juanito Mojama, recuerda los martinetes de su padre y las seguiriyas de Manuel Torre y El Marrurro.
- Manuel Romero Pantoja, Romerito (1932). Bailaor primero con Terremoto, cantaor después con Terremoto; inicios sísmicos. Dice las bulerías navideñas que El Gloria llevó por España en el espectáculo “Las calles de Cádiz” y soleares de Juaniquí
- Fernando Fernández Monje, Terremoto (1934-81). Una sacudida genial y enduendada del quejío; emparentado con Paco la Luz, sobrino de Tío Parrilla y Tío Borrico. Retumban sus bulerías por soleá y seguiriyas del Torre.
- Gregorio Manuel Fernández Vargas, Tío Borrico (1910-83). El hombre de respeto, un sobrino de Juanichi el Manijero y primo de Tío Parrilla, nos deja unas soleares con formas de Alcalá, Cádiz y Jerez. Manuel Martín Martín atribuye estas a un tal Juanini.

Voces tremendas instruidas al aire libre e inmenso de las gañanías, ecos que asumieron el compás tras la faena diaria y a golpe de mostrador en los tabancos; rugidos conmovedores del cante grande jerezano.
“Los reunimos en un ambiente y clima propicio –escribía José Blas Vega–, en una juerga auténticamente natural, donde el cante fue surgiendo por su ley anímica, igual que en los viejos tiempos, alcanzando instantes de inenarrable emotividad hasta desembocar en una verdadera fiesta jerezana”. Fiesta comunal que dedican en apoteosis al Tío Parrilla y que es la mejor que ha quedado registrada.
Se aprovechó la circunstancia de que los artistas se encontraban trabajando en Madrid, la mayoría en el tablao “Las Brujas”. Tan sólo hubo de trasladarse desde Jerez el Tío Borrico, en una excepcional salida de su estrecho y penetrante hábitat bajo-andaluz. Se cuentan infinidad de anécdotas del intrépido viaje en solitario que realizó a bordo del meteórico Talgo plateado. En Jerez le acompañó a la estación José Luís Pantoja y en Madrid le esperaban en Atocha su primo Sernita y José Blas. Éste último ha dejado escrito algún detalle del periplo en el ferrocarril ligero: “Sus fatiguitas de querer fumar y no atreverse por no saber dónde tirar la ceniza; el suelo enmoquetado, ventanas herméticas, sin ver el cenicero en ninguna parte, y ese respiro de satisfacción al descubrir, por el viajero de al lado, el cenicero empotrado en el brazo del asiento”. ¡Lo que inventan estos payos!
A las guitarras estuvieron el rotundo Paco Cepero y un virtuoso Paco de Antequera, único intérprete no jerezano y a quien escuchamos hoy con especial sensibilidad sintiendo su temprana partida. Si Canta Jerez es a buen seguro el vinilo flamenco de mayor carga emocional, una pieza cumbre, su momento culminante lo pone sin duda Sernita.
Su primo Tío Borrico fue el revulsivo que desencadenó los acontecimientos, pues sus compañeros desconocían la presencia en Madrid de tan querido familiar obstinado en mantenerse en su amparo jerezano y ajeno a las actuaciones públicas. Cuando lo vieron entrar por la puerta del estudio se desbordó el entusiasmo colectivo. Todo estaba dispuesto; papeo y vino a mansalva –que no falte de na–, microfonía discreta para permitir cierta libertad de movimientos y espacio con un pequeño contrachapado a propósito donde cada cual pudiera darse su vueltecita. Se trató de que los artistas se encontraran como en casa.
Curro: Yo de lo que me acuerdo, que pusieron una mesa mu grande, mu grande, mu grande, toda llena de botellas de “La Ina”, de “Tío Pepe”, de aceitunas, chorizo, queso, jamón… Como si fuera un bautizo. Y estaban todos allí: - Primo, primo, primo. ¡Figúrate, llevaban diez años sin verse!: - Primo, ¿cómo están tus niños? – Pues yo tengo dos niños ¡Dos niños nuevos! ¿Y tú? - Se ha casado el otro… - Espérate… ¡Esos besos! – Una copita. Y se creían que estaban en el tabanco, en Canaleja.
Arrancaron para ir calentando motores a las once de la mañana: “La grabación la hicimos sin pensar en na de na –rememora Sordera–, fue como una de las reuniones que se daban en Jerez sólo que los micrófonos estaban puestos. Cuando nos jartamos de vino y whisky ya ni nos acordamos de ellos. Cada uno cantaba lo que quería cantar. Ahora voy a cantar yo decía uno, Paco coge la guitarra que voy a hacé un poquito por soleá, y yo un poquito por siguiriyas como las cantaba mi pare… Por eso salió todo tan bien, ¿sabes? Porque nadie estaba obligao y así es como sale el buen cante, el de pellizco. Ya no nos fijamos en la hora ni en nada. Cuando uno se pone a gusto y escucha tan buen cante como el que se escuchó allí, no hay hora ni día, es como una gracia de Dios y todo el mundo nos contagiamos de veras. Yo calculo que estuvimos así unas ocho o diez horas sin parar”. En flamenca reunión y acompañados por visitantes excepcionales. Entre los invitados a la fiesta descubrimos a Pepe el de la Matrona, Carlos Gayango, Pepe Romero, Manuel Ríos Ruiz o el Chato de la Isla, compañero en Las Brujas de gran parte del elenco.
El objetivo de Francisco Ontañón, sin molestar, recogió la imagen de los protagonistas in situ, botellas y platillos incluidos.
Nos habla ahora Romerito de Jerez: “Aquella fiesta se tenía que haber grabado en película. La idea fue de Blas. Al principio propuso celebrarla en El Zafiro, pero no aceptaron. Entonces se tuvo que hacer en Madrid. En los estudios de Hispavox. Cantábamos cuando nos apetecía, como si estuviésemos en una fiesta de verdad, con nuestro vino de Jerez, y en las mesas no faltaba ni gloria. Cuando al Tío Borrico se le calentaba la boca, con aquella voz que tenía, nos decía, “venga, vamos allá”. Se ponía a cantar y cuando sabía que lo escuchábamos, se echaba a llorar... ¡Qué reunión! (...) Así se grabó el disco dedicado a Jerez. Cuando cada uno hicimos nuestros cantes, llegó la fiesta. Bailó Tío Borrico y El Diamante, ¡con aquellos peazo de pies! ¡Y cómo bailó Terremoto a pesar de la borrachera que pilló!... ¡Y El Serna..., qué bien cantó aquel día!”
En la contra del álbum escribió largo José Blas Vega –señalado como Premio Nacional de Flamencología– de Jerez y sus cantes. Vayamos al remate:
“El tradicionalismo flamenco jerezano es –a lo largo de su desarrollo– una continua fuente renovadora e inagotable que, sin apartarse de su manantial originario, ha ido conjugando cuanto eco o giro significa una aportación consustancial. La muestra palpable de este equilibrio formal entre el ayer y el hoy, nos lo ofrecen en esta grabación las seguiriyas y las cabales, donde se perciben ecos y tercios de Paco la Luz, El Loco Mateo, El Marrurro y, sobre todo, de Manuel Torre, cuyos recuerdos se configuran en las voces de Manolo Soto, El Sordera, Romerito, Terremoto, El Sernita, Diamante Negro y El Borrico, los actuales maestros del cante de Jerez, a los que reunimos en un ambiente y clima propicios, en una juerga auténticamente natural, donde el cante fue surgiendo por su ley anímica, igual que en los viejos tiempos, alcanzando instantes de inenarrable emotividad hasta desembocar en una verdadera fiesta jerezana, donde se condensan magistralmente la gracia y la medida, el ángel y la precisión, sin un ápice de tópico, panderetismo ni chabacanería, sino con toda la pureza originaria y original. Hispavox puede así enorgullecerse de haber fijado para la historia la importante página flamenca que hoy presenta. Valioso documento vivo para satisfacción de los buenos aficionados”.

Blas Vega empezaba con la presente entrega una fructífera etapa en Hispavox como responsable de producto flamenco. No cabría mejor estreno para un productor discográfico, aunque en tal calidad no aparezca acreditado en la carpeta debido a una norma interna de la empresa. Todo fue una idea suya y habrá que reconocérselo, entre demás aportaciones de fundamento a nuestra cultura. Pero vayamos a buscar a José Blas y cedámosle la palabra:
“Yo en Hispavox empiezo a colaborar en el año 67. Las empresas discográficas trabajaban de otra forma distinta a las actuales; tenían un fondo de catálogo que era el que manejaban y el que las mantenía. Algunas lo supieron ver y no les importaba que sus productos en el momento no tuvieran unas ventas espectaculares, pero sí que respondieran a una categoría artística. Hispavox en eso fue más señera que otras casas; no les importaba invertir en este sentido. Querían mantener una línea de calidad artística y, entonces, aunque no grabaran productos comerciales, como ganaban lo suficiente con otro tipo de música, que tenían la exclusiva de los grandes éxitos mundiales, pues eso les permitía mantener un departamento de clásica y otro de folklore, que es el que yo estuve dirigiendo durante quince años, en el cual principalmente nos centrábamos en el flamenco. Yo tuve la suerte de que me dejaron, en ese aspecto, porque no había que sujetarse a unos presupuestos económicos ni a unos intereses comerciales, que me permitiesen que, al mismo tiempo que se buscaban lógicamente grabaciones que fueran más comerciales, que de hecho yo conseguí lanzar el boom de las sevillanas en una época un poco más posterior, que me pudiese permitir el ir a buscar a los “raros”; a los artistas. La suerte fue, ya digo, trabajar en una empresa de estas características, que permitió que yo recogiera voces de gentes que en su momento no eran conocidas pero que luego se le ha dado mucho valor, como era el caso de El Chozas o Sernita; aquel famoso disco de Canta Jerez, que significó una aportación importante a nuestro acervo. Fue mi primera grabación como colaborador en Hispavox. Me parecía que un disco así no estaba hecho. Consideraba que Jerez tenía unos valores musicales muy importantes y todavía estaban vivos una serie de grandes artistas jerezanos, y la idea era reunir a toda esta gente. Esta gente, digo. Me refiero a los grandes artistas que participaron, como un Terremoto, El Borrico, Romerito, El Sordera, Sernita, que entonces no tenían… Luego, a raíz de esto, pues han tomado una revalorización artística y una consideración. Yo hice una planificación. Me reuní con ellos en un bodegón y les expuse la idea que yo tenía, que era la de hacer una fiesta en vivo; reunirlos a todos de una forma natural y no decir: -Mira, tú vas a hacer estas letras, vas a hacer este cante…No. La idea era unirlos a todos en el estudio y que ellos mismos se sintieran a gusto. Para eso yo creé un clima, que se me ocurrió llenar aquello de cosas que no eran habituales en una grabación: poner bebidas, poner tapas… Y, bueno, sin prisa, porque Hispavox tenía sus propios estudios y no jugábamos con la problemática de que hay que terminar a tal hora. Aparte que se hizo de una forma muy rápida, porque como eran artistas que se habían criado juntos conocían… No era como si traes a unos cantaores de Málaga con unos cantaores de Jaén o de Cádiz, que chocan por los ritmos, las expresiones, las tradiciones, y estas gente de Jerez habían mamado este tipo de aire musical que yo quería. Y entonces, pues, insinuándoles más o menos: -Mira, tú puedes cantar por seguiriya. Pero sin obligarles diciéndoles haz el cante de tal o de cual: -Mira, pues yo creo que a ti te saldrán muy bien los fandangos… Y el otro decía: -Pues yo voy a hacer lo de Juaniquín… Me acuerdo que estando en esto apareció el padre de María Vargas que se empeñó en que metiera a su hija. Yo le intentaba explicar que quería a flamencos de Jerez; que en otro momento sería. Nos reunimos, como decía, una tarde y les dije: -Al final vamos a hacer una especie de fiesta ¿Qué os parece? Una cosita informal y cada uno hacéis una copla y vais entrando y vais saliendo. Y todos: -Muy bien, muy bien. Se creó ese clima, todos a gustito, y se hizo la fiesta: -¡Pues vamos a hacer la bulería! Y cada cual se levantó e intervino; El Borrico bailó. Pero todo eso de una forma espontánea. Hicimos una prueba. No prueba, sino que escuchamos la primera grabación: -¡Fantástico, está muy bien! Pero esto lo podemos hacer nosotros mejor ¿Verdad que sí? Y, bueno, se volvió a repetir y a la segunda toma quedó la grabación. Como ahí no jugábamos ni con minutaje ni con nada… No era como en otras casas que te imponían: -No, esto hay que hacerlo en tres minutos que es lo que se establece para cada corte. O sea, había una licencia, que ese era el planteamiento que yo tenía y que se hizo. Y resultó. Yo creo que hoy está considerada la mejor grabación de toda la historia del disco flamenco. Esa fiesta yo creo que no se ha superado, a pesar de que ha habido intentos de hacer la misma idea con otros artistas. Se ha intentado varias veces, pero ya digo que hasta ahora no se ha superado y… Luego yo aproveché, ya que traía a los artistas tampoco podía limitarme a grabarles dos cosas. Traje a Tío Borrico de Jerez, que aquí era desconocido, pero yo lo había escuchado antes en Jerez cuando le dieron la Copa de la bulería, y me había parecido una forma de cantar impresionante, que no se estaba cultivando… Y entonces aproveché para que cada artista hiciera varios estilos más de los que en elepé era posible incluir. No les iba a hacer venir sólo para que hicieran un cante. Hicimos cuatro o cinco cantes con cada uno, para que después yo me encargara de seleccionar ese material y hacer una línea representativa de todos los estilos jerezanos más o menos cultivados, que es lo que es el disco Canta Jerez. Y luego se quedó material por ahí que se ha ido utilizando en otras cosas. Se grabaron más cosas que no se han publicado, porque yo ajusté varios precios con algunos artistas según los cantes que luego se iban a utilizar. Y se registraron más cantes, pero eso ni se pagó ni había intención de editarlo. Sernita, en este sentido, quiso hacer unos cantes acompañado por su hijo y los dejó grabados; dos o tres cantes. Eso fue al día siguiente, cuando vino con el hijo acompañando a El Borrico, que tenía que hacer más cosas para un disco chico que le iba a sacar. Sernita, que era una gran persona y estaba loquito con su Curro, me dijo: -Oye, no te importa; grábame esto. Te lo quedas ahí y tal… Y entonces hizo unas cosas con Curro pero, vamos, que eso no era para sacarlo. [inciso]
Curro: Grabó mi padre una cosa conmigo: -“Que me toque mi niño; que me toque mi Currito”. Pero lo borraron. Tú sabes lo que es eso… No lo guardaron. Y además salió muy bonito, porque yo le toqué, en aquel tiempo como yo tocaba, y fue por soleá y fue muy bonito. Pero…, tú sabes cómo son; esas esas cosas que hay en el flamenco.
Manuela: Y luego las letras que hacía.
Mercedes: Y las letras. Yo no sé si será en todos los discos. A mí me llamaba a voces por la mañana, que estaba yo durmiendo y temprano, a las siete o las ocho de la mañana, me decía: -“¡Merceditas, ven aquí!”. ¡Papá, que estoy durmiendo!”. -“Es que se me van las letras, es que se me van las letras, vente”. Me tenía yo que venir de la cama corriendo porque él tenía la letra en la cabeza y se la tenía que escribir pa que se le quedara.
Curro: Y luego le pusieron “popular” a las letras, y no son populares. Algunas sí, pero no estaban escuchadas, como la de los “Moritos a caballo”, que se ve muy antigua pero no estaba escuchá. Y le pusieron popular y no veas el dinero que se ha perdío ahí. [fin del inciso]

Luego a Terremoto le hicimos un elepé, porque era el que destacaba del plantel. Lo que pasa es que Sernita, en ese momento, tampoco daba para un elepé; para decir, vamos a hacerle un elepé. Es que también era jugarte mucho y yo tampoco estaba en una situación que me permitiera grandes libertades; estaba entrando en la discográfica. A lo mejor más adelante…, pero murió. Más adelante se hubiera podido hacer, cuando ya cogí yo el puesto, que se fue José Luís de Carlos que era el que todavía llevaba el departamento en ese momento. Cuando ya cogí el departamento y me ocupé de todo, hubiera podido hacerlo. No obstante, posterior a lo de Canta Jerez le grabé a Sernita un disco de saetas con El Sordera. Pero, en fin, a Sernita de haberme cogido en otra época sí le hubiera grabado un elepé. Igual que hice con El Flecha de Cádiz, cuando ya hacía lo que quería y no tenía que pedirle autorización a nadie”.

En 1968 se celebraba la II Fiesta de la Bulería, donde Sernita encandila a un Blas Vega que muestra su contrariedad por no haberle grabado un disco en solitario; la Cátedra de Flamencología otorgaba a Canta Jerez el Premio Nacional del Disco Flamenco. En lo sucesivo se puso muy cuesta arriba adjudicar tal galardón con equiparable justicia.

Presentación del libro de José Manuel Gamboa, Sernita de Jerez ¡Vamos a acordarnos! (Ediciones Carena, 2007), en Madrid el 8 de noviembre de 2007

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NOTA DE LA REDACCIÓN: Este texto es una prepublicación del libro de José Manuel Gamboa: Sernita de Jerez, ¡Vamos a acordarnos! La memoria cabal de su casta (Ediciones Carena, 2007). La obra, que tiene un prólogo de Diego Carrasco e incluye un CD con cantes inéditos, aparecerá en las librerías en el mes de agosto. Queremos hacer constar públicamente nuestro agradecimiento al director de Edciones Carena, José Membrive, por su gentileza al facilitar la publicación de dicho texto en Ojos de Papel.