jueves, 27 de marzo de 2008
El Festival Internacional de Santander en la “Plaza Fornicada”
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Sociedad en Blog personal por Sociedad
Estoy preparando un libro sobre la última década del Festival Internacional de Santander en la Plaza Porticada para la editorial Creática. Se trata de “ilustrar” con textos las fotos de Pedro Palazuelos

Juan Antonio González Fuentes

Juan Antonio González Fuentes

Hace unos meses la editorial santanderina de libros de lujo Creática me pidió que coordinase una de sus próximas publicaciones. Acepté de inmediato por varias razones; a saber: pagaban el encargo (y uno hasta ahora no ha logrado comer del aire que respira), los libros de la editorial suelen ser espectacularmente hermosos, y el asunto del encargo me gustó sobremanera. Se trata de producir un libro sobre la última década y media del veraniego Festival Internacional de Santander cuando se realizaba en la Plaza Porticada de la ciudad. Durante esa década y media el fotógrafo santanderino Pedro Palazuelos realizó centenares y centenares de fotografías cuya intención fue siempre artística y no periodística o histórica. En estas fotos Palazuelos dejó retratado para siempre el ambiente, el espíritu, las geografías de una actividad cultural de primer orden que ya desapareció de entre los muros y ámbitos porticados de la plaza.

Hay bailarinas calentando en las imágenes en color o blanco y negro de Palazuelos, hay rincones en los que se dejó descansar un instrumento, está Marcel Marceau maquillándose entre tablas humildes, está Rostropovich afinando su violonchelo, está el prodigioso director de orquesta Claudio Abbado repasando una partitura, o se ve al jazzman Benny Carter ensayando con su saxofón junto a un piano mientras a su lado pasan los coches que en las mañanas de verano santanderinas atravesaban el teatro abierto y con carretera que era la Porticada.

Creática me encargó que le pidiese textos literarios a diversos santanderinos que fueron asiduos a las noches de la Porticada, a las fábulas e historias que allí tuvieron lugar. La editorial quería textos que evocasen desde un punto de vista muy personal aquellas noches, y que ese recuerdo acompañe, “ilustre”, valga la paradoja, las fotos maravillosas de Palazuelos.

Plaza Porticada de Santander

Plaza Porticada de Santander

Me puse en marcha y a estas alturas de marzo tengo en mi poder casi 30 evocaciones reflexivas y literarias sobre aquellos tiempos, sobre aquellas vivencias. Y repasándolas una a una preparando su edición, quiero compartir con los lectores de Ojos de Papel una de esas evocaciones (quizá más adelante comparta otras también eficaces y hermosas en su sentido). Se trata de la del periodista y escritor Armando Arconada, quien en un texto escueto y redactado sin puntuación, como se producen los pensamientos en libertad suelta, ofrece una descripción sentimental y espiritual, no exenta de cierta ironía y mala leche, de lo que fueron aquellas noches de verano y música y teatro y danza y ópera..., en una plaza porticada convertida por un mes en un teatro hermoso, incómodo, mágico, deficiente..., y abierto a la posibilidad de los milagros. Ahí va el texto de Armando. Disfrútenlo.

Un FIS en la ‘Fornicada’

Madera era lo que había sí sobre el adoquinado ilustre de la Plaza ‘Fornicada’ no cemento como ahora y asientos como catafalcos gradas improvisadas cada agosto para disfrute y solaz del pueblo llano que ve los cogotes y los culos bien sentados en sillas revestidas de la burguesía madrileña también de la santanderina en las noches de blanco satén que se come un helado en Capri durante el entreacto hace un pis y aplaude mucho mucho mucho cuando sale Rostropovich tocando la ‘Zarabanda’ de Bach que te cagas y hace luz de gas cerrojazo todos con un nudo a la altura de la nuez no por la corbata una noche mágica todo eso que dirían los periódicos al día siguiente que me los conozco como si los hubiera parido aunque en realidad me parieron a mi y aquí me tienes entonces alevín pero no indocumentado atravesando esta plaza rumbo al Sur de Manolo Arce a Estudio para ver a Gomarín con sus rabeles a la cafetería Lago donde Jesús Delgado juega al dominó a Puntal donde a Ramonín Viadero le han vuelto a romper los fachas la luna de la librería

Avecilla de nombre Jesús de vocación escultor de diagnóstico esclerosis degenerativa está comiendo un helado en las sillas de fuera de la Fornicada alquiladas por un rato a dos pesetas mientras se encienden las bambalinas del FIS porqué no entras porque me da el tembleque hago ruido molesto me miran lo paso mal acabo de exponer en el Palacete la única salida de la plaza que da al mar que es el morir estuve pensando en vestir la mezquita de “ven a mear” con velas como toldos de esta plaza que se hinchan por el viento y hacen chop chop chop cuando llueve y Rubinstein o Karajan ya no me acuerdo se mosquea por el ruido dice que no actúa hasta que le convencen de lo bueno del acordonado la culpa del empedrao de la bocina del ferry del de la moto mientras tanto el helado se está derritiendo en la mano de Jesús que se duele aunque no lo diga me acompañas a casa si quieres claro que quiero antes de las postales las despedidas y todo eso los buenos nos preceden y los muertos regresan al sitio donde fueron amados ojalá

A Pío Muriedas le lleva del brazo Veli al teatro en la plaza fortificada de Velarde rebautizada Fornicada por él que dice mancillada por los “microvocilones” un insulto para los que toda la vida hemos recitado a capella con su bufanda amarilla amarilla amarilla de la estirpe de Moliére pero sin superstición ni Dios ni Patria ni Rey sólo una pequeña pensión que le dio Fraga hay que joderse y si no llego a fin de mes vendo un cuadro o un poema o la farola que me dedicaron en Numancia un día la voy a mear que para eso es mía indomable con sombrero que ya no se lleva despotricando contra cualquier poder de los que flanquean la muy neoherrerina plaza con sus cuatro esquinas a saber Hacienda el Gobierno la Cámara de Comercio y el Ateneo donde a veces va a escandalizar no más a la élite mejor las gambas del Camuesco con cervecita que resbala te anima y luego aplaudes aplaudes aplaudes al director o sea al padre Ocejo también llamado ‘Vencejo’ en la ópera bufa de Samperio nunca estrenada mientras llueve llueve y llueve sobre los amigos muertos y el adoquinado que años más tarde se abre descubre los búnkeres refugios antiaéreos bajo aquel tenderete que fue y ya no es el Festival Internacional punto final


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.