viernes, 22 de febrero de 2008
Lorin Maazel y la Filarmónica de Nueva York, música de embajadores para Corea del Norte
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Artes en Blog personal por Música
El próximo 26 de febrero, Lorin Maazel, al frente de la Filarmónica de Nueva York, ofrecerá el primer concierto de una orquesta americana en Corea del Norte, como rasgo de acercamiento diplomático

Juan Antonio González Fuentes

Juan Antonio González Fuentes

Pocas dudas caben entre los aficionados de todo el mundo sobre la condición de estrella mediática y de grandísima batuta de ese cosmopolita compositor de orquesta, estupendo violinista e incansable director de orquesta que es Lorin Maazel, sin duda, insisto, uno de los grandes de su generación y de las cuatro última décadas.

Norteamericano de nacionalidad, aunque francés de nacimiento, Maazel (1930) fue un niño prodigio del violín, llegando a tocar balo las órdenes nada más y nada menos que del legendario Arturo Toscanini, quien al parecer no escamitó elogios a la forma de tocar del talentoso niño. Pero ha sido la dirección orquestal, tanto desde el foso operístico como frente a las grandes agrupaciones sinfónicas del mundo, lo que le ha dado a Maazel un puesto de honor en el universo de la música clásica del último medio siglo.

Muchos de mi generación lo conocimos como el expresivo, simpático y casi omnipresente director del concierto de año nuevo allá por los años setenta y ochenta del pasado siglo. Luego, pasados los años y convertido en un aficionado con algún criterio, he tenido la fortuna de ver dirigir varias veces a Maazel, siempre en Santander, siendo hasta la fecha el maestro de primer nivel al que más veces he visto dirigir en vivo y en directo.

La primera fue cuando el Festival Internacional de Santander aún lo acogía la santanderina Plaza Porticada. Maazel dirigió un programa Chaikovsky a la Sinfónica de Londres, y guardo recuerdo de aquel concierto como uno de los más estimulantes que he escuchado jamás. Luego, ya en el teatro diseñado por el arquitecto navarro Saénz de Oiza, he vuelto a ver dirigir a Maazel en tres ocasiones más. Un largo y poco ortodoxo programa Wagner con la Sinfónica de Pittsburg, un programa de música francesa con la Orquesta Nacional de Francia, y un inolvidable programa Richard Strauss con la maravillosa Orquesta Sinfónica de la Radiodifusión de Baviera.

La carrera de Maazel ha sido espectacular a lo largo de los años, trufada por lo general de triunfos y de crítica elogiosas. Pero existe un gran borrón oscuro en su “inmaculado” historial. Cuando Herbert von Karajan murió y dejó vacante la titularidad perpetua de la Filarmónica de Berlín, todos los mentideros anunciaron que Maazel era el director mejor posicionado para hacerse con el cargo, probablemente el puesto de dirección musical más ambionado y exigente de todos los posibles. Maazel llegó a dar por hecho el nombramiento, e incluso ofreció en un encuentro con los medios de comunicación sus impresiones al respecto. La dirección de la Filarmónica de Berlín la escogen los propios músicos de la orquesta en reñidas votaciones. Son los instrumentistas quienes deciden quién será su director. El gesto de Maazel no gustó nada y fue finalmente el italiano Claudio Abbado el elegido entre los dioses. Algunos dicen que Maazel nunca lo ha superado.

Lorin Maazel

Lorin Maazel

Sin embargo el mundo de las orquestas ni empieza ni se acaba en Berlín, y después de vagabundear por distintos destinos el errante Maazel recibió otro gran ofrecimiento, la dirección titular de la Filarmónica de Nueva York, una de las cinco grandes norteamericanas, y la orquesta que le pone la música sinfónica a lo que ocurre en la Gran Manzana, es decir, en el mismo centro del mundo.

Maazel aceptó y ha estado casi una década al frente de la fabulosa orquesta neoyorkina. Ahora es noticia porque en junio del año que viene nuestro director dejará la titularidad de la orquesta, que pasará a Alan Gilbert, y porque antes de dejar el cargo viajará junto a “su” formación a Corea del Norte para protagonizar el primer concierto de un conjunto norteamericano en aquellas lejanas tierras.

El concierto en Pyongyang, el próximo 26 de este mes de febrero, será el penúltimo de una gira de tres semanas de los músicos por China y Taiwán, y a día de hoy se ha convertido casi en un asunto de Estado para las diplomacias norteamericana y coreana. El programa estará integrado por tres obras: el Preludio del acto III de la ópera Lohengrin de Wagner; Un americano en París de George Gershwin; y finalmente la celebérrima Sinfonía del Nuevo Mundo, la Novena, del checo Antonin Dvorák. Es decir, un programa bastante “americano”, como quizá cabía de esperar, que será retransmitido por televisión a todo el mundo conocido.

Maazel parece encantado con el asunto, pues este tipo de retos le encantan, y ser el objeto principal sobre el que se detienen las luces mediáticas del orbe también parece que le gusta bastante. Dar un concierto en el famoso paralelo 39 de la guerra fría y romper así las “congeladas” relaciones de dos países, es un encargo de los que hacen crecerse a Maazel, y a buen seguro que toda la operación será un gran éxito.

Donde hay división de opiniones es en el seno de la propia orquesta, donde cuentan las crónicas abundan los instrumentistas coreanos, repartidos en su origen, además, entre las dos Coreas. Para unos es una oportunidad de romper muros y estrechar lazos, pero para otros es darle botellas de oxígeno a un régimen bastante diabólico en términos generales.

La cuestión está así planteada, y si no lo impiden desencuentros de alta política de muy última hora, el martes de la semana que viene la Filarmónica de Nueva York, con Lorin Maazel al frente, hará sonar en la capital de los enemigos antiguos la “música sagrada” de Wagner, la festiva de Gershwin, y la que retrata y concentra la esencia de un nuevo mundo, un mundo nuevo que es el que muchos esperamos que amanezca a partir del día 26 en Corea del Norte, inspirado por la música siempre nueva y fresca de tiempos antiguos.


NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.