martes, 22 de mayo de 2007
La última Aventura de Claudio Rodríguez
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[{0}] Comentarios[{1}]
Libros y autores en Blog personal por Libros
Hace ahora poco más de año y medio se editaba en formato facsímil un nuevo libro de Claudio Rodríguez, Aventura (Tropismos).

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Juan Antonio González Fuentes

Si estuviera vivo, el pasado 30 de enero Claudio Rodríguez habría cumplido setenta y un años y seguiría paseando por las calles del mundo sus ojos asustados, su jeta de paisano camuflado en el paisanaje dolido, triste y castellano. Jamás dejará de sorprenderme el que el poeta sr. Rodríguez se revelase en 1953 como un portentoso Rimbaud zamorano de posguerra, y a sus diecinueve años publicase en la colección Adonais uno de los libros más grandes surgidos de aquella terrible España, de aquel estúpido y trompetero idioma, Don de la ebriedad; libro cuya edición facsímil he releído con el estupor de quien asiste a un milagro de oros y heridas que nunca creyó posibles viniendo de aquel tiempo prolífico en marchas laureadas y enanismos.

De Don de la ebriedad y de Alianza y Condena, el otro título más frecuentado por los lectores del poeta que con hondura e intimidad cantó conjuros y voló como una cometa la celebración de vivir, ha realizado sendas ediciones con usos y costumbres académicas el profesor Luis García Jambrina.


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Claudio Rodríguez: Aventura (Tropismos, 2005)


Jambrina es un crítico joven que da clases de literatura española en la Universidad de Salamanca. Es un crítico joven en edad, pero con un físico que me lo sitúa en una región indeterminada de mi educación sentimental; lo mismo podría pasar por un compañero de fatigas literarias de Dostoiewski que vive la tristeza del exilio en Siberia, que por un melancólico príncipe de una lejana galaxia en busca de la codiciada fuerza. Lo que más llama la atención de Jambrina cuando se le buscan los ojillos son sus gafas disfrazadas de quevedos. Con ellas sobre la nariz no puedo decidir a quien se asemeja más, si al propio Quevedo o a ese excéntrico médico ruso llamado Chéjov.

En Salamanca, la ciudad en la que las canas de Unamuno pastoreaban los mejores versos del viejo profesor, nació hace poco más de un año mucho una editorial (Tropismos) cuya pretensión primera es la de publicar historias y relatos. Sin embargo, como primer peldaño de la aventura libresca, los nuevos editores le propusieron a Jambrina la edición facsímil de un breve libro inédito de Claudio Rodríguez que éste había confiado al joven profesor. García Jambrina, con colaboración y consentimiento de la viuda, escribió una introducción a los poemas de Claudio Rodríguez y cuidó con mimo la edición facsímil, para que su calidad fuera incuestionable. Por tanto no se trata de dar a la imprenta un nuevo libro del poeta, aunque según Jambrina editoriales como Tusquets sí mostraron algún interés en ello, interés probablemente legítimo. Pero tratar de vender en el mercado este libro como uno nuevo de su autor sería a todas luces un ejercicio de deshonestidad intelectual y comercial por parte de sus más allegados, y sería con seguridad hacerle un flaco favor al poeta. La obra de un escritor, en esto estamos los dos en completo acuerdo, es lo que él mismo ha querido ver publicado; los papeles que deja tras su muerte pueden ver la luz sin su aprobación sólo en determinados casos y como una muestra de su artesanía, de su proceso de creación.

El libro que vio la luz hace ahora poco más de un año y medio se llama Aventura (Tropismos, 2005), y es uno de los libros recientes más hermosos que te tenido entre las manos. Un volumen que es una fiesta que será sin duda celebrada por todos los que alguna vez se han enfrentado en la obra de Claudio Rodríguez al sabor ético y estético de toda gran y verdadera poesía.

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NOTA: En el blog titulado El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente.