Both sides of the Gun (2006)

Both sides of the Gun (2006)

    GÉNERO
MÚSICA

    TEMA
Crítica de Both sides of the gun, último CD de Ben Harper (por Marion Cassabalian)

    OTROS DATOS
Lanzamiento: 2006.
Discográfica: Virgin Records América.
Producción: Innocent Criminal.
Compositor: Ben Harper.
Mezcla: Danny Kalb.
Diseño: Tom Dolan.
Fotografia: Michael Halsband.




Welcome to the cruel world (1993)

Welcome to the cruel world (1993)

Fight for your mind (1995)

Fight for your mind (1995)

Will to Live (1997)

Will to Live (1997)

Burn to shine (1999)

Burn to shine (1999)

Live from Mars (2001)

Live from Mars (2001)

Diamonds on the inside (2003)

Diamonds on the inside (2003)

There will be a light (2004)

There will be a light (2004)


Magazine/Música
Con color propio e inconfundible
Por Marion Cassabalian, martes, 31 de octubre de 2006
El último álbum en solitario de Ben Harper, Both sides of the Gun, es otra joya de este excelente músico y compositor, aunque menos sorprendente quizás que sus trabajos anteriores. Separado en dos discos, una parte "tan cruda y libre como cualquier disco" y otra "mucho más íntima", este sexto álbum confirma que Harper es un gran sabio de la música en general y de la música negra, en particular.
Ben Harper fue una verdadera revelación en 1993 cuando, tras conseguir un contrato con Virgin Records, editó su primer álbum titulado Welcome to the cruel world, una pura joya y quizás el mejor de todos sus discos. Su voz, su letra, pero sobre todo este peculiar color con el que mezcla rock, soul y folk, dio mucha esperanza a los amantes de la buena música de esa época: habían descubierto un nuevo músico comprometido, talentoso y, mejor aún, imposible de clasificar.

Entre las influencias habituales de este estadounidense nacido hace 37 años en Claremount, ciudad a una hora en coche de Los Angeles, está el folk, el blues y el country, pero también el rap y el hip-hop. Bien sea a través del gospel sureño, del funk de los 70 o del blues eléctrico, este multinstrumentista (Harper toca la guitarra, el piano y la percusión, entre otros) explora los misterios de la música negra, con un estilo muy propio y reconocible entre mil, gracias, entre otras sutilezas, al sonido inconfundible de su inseparable Weissenborn (guitarra hawaiana que el músico toca sentado).

En 1995, sale a la luz su segunda obra maestra, Fight for your mind. Harper había madurado y profundizado su estudio de la música en todos sus aspectos: por un lado sus baladas eran aún más melódicas, más suaves, más llenas de emociones (algunas ponen realmente la piel de gallina) y por otro lado sus ritmos pegaban más fuertes, sus letras eran más comprometidas y su voz, más grave y redonda. Su tercer álbum, The will to live (1997), fue el disco con el que presentó a su banda -y excelentes músicos- Innocent Criminal, con los que sigue tocando todavía hoy.
Las baladas siguen siendo uno de sus puntos fuertes: entre su voz cálida y sensible, los distintos instrumentos de cuerda (violines, chelo, etc.) y su letra indagando en los misterios del alma, uno ya no sabe que más le emociona de este artista

Los siguientes trabajos de Harper continuaron en esta misma línea, sorprendiendo cada vez más por su madurez y su originalidad, además de su marcada personalidad: Burn to shine (1999), el álbum en vivo Live from Mars (2001), Diamonds on the inside (2003) y, un año más tarde, There will be a light, un álbum cien por cien sureño de colaboración con los Blind Boys of Alabama.

Both sides of the gun es el titulo del sexto trabajo en solitario de Harper. Según el músico y numerosos críticos, este disco es el "más satisfactorio y redondo" de su carrera. Sin embargo, es el álbum menos original y menos sorprendente del artista. Grabado durante tres meses en el estudio de los Dust Brothers en Los Angeles, Both sides of the gun es un doble disco en el que encontramos su color único, su voz cálida, su buena música y letras más comprometidas que nunca, pero sin el salto cualitativo al que nos había acostumbrado el músico. Harper sigue siendo el mismo genio de siempre, pero al ser tan buen compositor, se esperaba, quizás, más profundidad o algunos cambios en su estilo ya ligeramente obvio. Por suerte, el músico se aventura con el funk al estilo de Curtis Mayfield o Stevie Wonder en temas como "Black Rain" y sigue mezclando géneros, aunque, esta vez, en dos discos separados: lo triste y romántico en uno, la guitarra eléctrica y las fuertes bases rítmicas en otro.

Las baladas siguen siendo uno de sus puntos fuertes: entre su voz cálida y sensible, los distintos instrumentos de cuerda (violines, chelo, etc.) y su letra indagando en los misterios del alma, uno ya no sabe que más le emociona de este artista. Temas como "Picture in a frame", "Reason to mourn" o "Happy everafter in your eyes" (todos del primer disco) son obras de arte a la altura de "Power of the gospel" o "I'll rise", de sus primeros álbumes.

Sin duda alguna, además de ser uno de los grandes músicos de este siglo, Ben Harper es una persona humilde, discreta, sumamente comprometida y que se mantuvo siempre alejado de los medios de comunicación. No hizo falta ninguna MTV para que llene sus conciertos de fans devotos y enamorados. En esencia, Ben Harper es un compositor de canciones de una sinceridad poco común.