Lo que entonces no sabía todavía es hasta qué punto, en
España, las torpezas de última hora se iban a sumar a cesiones políticas
surgidas en las antípodas de la democracia, e impuestas de forma antinatura a
los restos del naufragio socialdemócrata. Las políticas neoliberales, nos dice
Rosa María Artal, pueden calificarse de suicidas para la población (no desde
luego para sus privilegiados beneficiarios) y sólo basta mirar sus resultados.
Pero son también letales para los gobiernos democráticos que quieren imponerlas.
Lo estamos viendo también en Europa con el trampantojo de la “tecnocracia” en el
poder que salta sobre los programas y los escaños elegidos en Grecia o en
Italia, que hunde con rapidez en las arenas movedizas al presidente griego que
se atreve a proponer que el pueblo opine, y que abre para España un futuro
demasiado incierto, con mayorías más que absolutas, aplastantes, utilizadas para
avalar programas ignorados, deliberadamente ocultos. Cuando se descubra la
dureza del modelo se pondrá de nuevo a prueba la solidez de una corteza social
trabajosamente anestesiada.
Rosa María Artal no es sólo una excelente
periodista y escritora. Tiene el don de captar lo esencial de una situación, por
complejo que sea, y explicarlo de forma clara. Además, es también especialmente
feliz en esta labor nada fácil de “titular”, tarea que me parece
extremadamente difícil y en la que sólo los buenos periodistas consiguen
destacar. Rosa Maria Artal demuestra su domino de esta técnica en las portadas
de sus libros. Hay títulos que se ajustan como un guante a su contenido y que
sintetizan perfectamente, con honradez, la invitación al diálogo entre autor y
lector. Lo demuestra
Reacciona,
el gran éxito (y no sólo editorial) del que es coordinadora, autora y editora.
Si no temiera caer en la metafísica o, peor todavía, en ontologías demasiado
trascedentes, les diría que Rosa Maria Artal fue (es) además, el alma de
Reacciona , y que sin embargo, el resultado publicado también por Aguilar
estalla por todas las costuras ante todo lo quedó por analizar, explicar y
fundamentar en esa obra plural, pero demasiado breve. Quienes seguimos el
blog de Rosa María Artal (que no por
casualidad se llama “El periscopio”) entendimos enseguida que le quedó mucho,
demasiado por contar, analizar y proponer desde la
“La sociedad
desinformada”, el texto que firmó en la obra colectiva publicada a mediados
de abril de este mismo año.
Con una capacidad de trabajo casi inhumana
--Rosa María Artal se permite pocas concesiones y descansos cuando ha emprendido
un proyecto-- ha hecho posible que sólo seis meses después –¡con la de cosas que
han pasado en estos seis meses!– podemos retomar el desafío con el que nos
invitó a reaccionar, poniéndonos al día de todos los movimientos que hemos
vivido en los últimos años, los últimos meses o semanas y que desde las capas
más profundas de la sociedad cambian mapas y modelos desde el privilegiado punto
de vista de la autora, y originan ondas tectónicas que nos arrastran hacia
abismos cada vez más desgarrados. Rosa María Artal es consciente de que, casi
sin darnos cuenta, hemos vivido muchos años (décadas) con la marcha atrás de las
conquistas sociales. Poco a poco, algo que llamaban bienestar nos provocaba
mayores inquietudes y desasosiego, hasta que finalmente lo hemos identificado
como “medioestar” para unos pocos que son cada vez menos… y malestar para
muchos, mientras avanzamos hasta este guarismo de la Gran Desigualdad que puebla
calles y plazas en los USA: “Somos el 99% de la población”… pero sólo el 1%
manda, decide, vive.
Finalmente, cuando se declara oficialmente
inaugurada la crisis (que es el final de una tendencia que nos estafa y nos
deshumaniza) nos hemos visto inmersos en un torbellino, y arrastrados hacia un
sumidero de aguas sucias y turbulentas. Hemos vivido tantos cambios subrepticios
en tanto tiempo, que cuando el mundo estalla hemos olvidado lo fundamental, lo
que deberíamos tener bien presente, para entender que no se trata de magia, sino
de unas relaciones sociales de producción que nos conducen a una especie de
barbarie que reinicia un nuevo feudalismo siglo XXI, y un fascismo que avanza
con gran peligro hacia lo más cotidiano.
La energía liberada es un
libro necesario en el que Rosa María Artal recoge la vehemencia y fuerza de
quienes luchan por ser protagonistas de su historia, en una explosión de
dignidad
De hecho, Rosa María Artal nos ayuda también a vernos en la
historia como sociedad que avanza, desde muy antiguo… y se humaniza
civilizándose, asumiéndose en su pluralidad, respetándose en su autonomía y
forjando redes de solidaridad. ¿Quieren una prueba de lo que digo? Si leen el
libro, las encontrarán a cientos, pero baste ahora este párrafo sobre luchas
sociales y de supervivencia, devenir, y un futuro que empezó hace ya mucho
tiempo. Dice Artal:
“Los del 15M no son “ellos”, somos “nosotros”,
hasta quienes aún no han querido serlo. Somos los que pusimos la primera piedra,
y la segunda sobre la primera. Los que descubrimos cómo hacer fuego e inventamos
la rueda que iba a sentar bases del progreso (…) Los que consagramos en un
documento que los seres humanos tienen derechos (…) Los que nunca más moriremos
en las hogueras de la intolerancia, porque habrá muchos para apagar el fuego
(…)”.
Podría seguir mucho más, porque es difícil dejar la
lectura incluso si se transcribe. Pero quiero sencillamente invitarles a que
entren en contacto con la autora dialogando con su texto, investiguen sus
conclusiones, se sumerjan en su discurso y sean también conscientes de que
forman parte de la disidencia, tan sentida como razonada, que engendró el
estallido. La energía liberada es un libro necesario en el que Rosa
María Artal recoge la vehemencia y fuerza de quienes luchan por
ser protagonistas de su historia, en una explosión de dignidad que afianza el
perfil de ciudadanía de unos hombres y mujeres que, en colectivos empoderados,
se niegan al retorno a un pasado sin derechos, a inclinar mansamente la cerviz
ante el chantaje trasnochado, a la aceptación de la barbarie y al vasallaje
incivilizado con el que nos quieren otra vez inermes estos delincuentes
fantoches que se esconden bajo el seudónimo de “los mercados”.
Permítanme que acabe con la frase con la que empecé hace unos días mi
saludo a La energía liberada. Procede de La balsa de piedra, de
José Saramago: “He vuelto, ésa es su historia, alguien quizá la cuente un
día. Los hombres y las mujeres seguirán su camino, qué futuro, qué tiempo, qué
destino. La vara de negrillo está verde, tal vez florezca el año que
viene”.
Y creo que su oportunidad es hoy aún mayor. Porque no hay
duda de que, a pesar de nuestra disposición y ánimo ante los tiempos que debemos
vivir, seguimos y seguiremos nuestro camino. Y que para mucha gente de bien, y
con la lectura de libros como el de Rosa, es posible que florezca con más
fuerza, y de manera más rotunda, la vara de negrillo.
Entrevista donde Àngels Castells
(finales de julio 2011) anticipa las bases que acabrán desembocando en
el movimiento del 15M (vídeo colgado en YouTube por
photooscar)