Director: Rogelio López Blanco      Editora: Dolores Sanahuja      Responsable TI: Vidal Vidal Garcia     
  • Novedades

    Wise Up Ghost, CD de Elvis Costello and The Roots (por Marion Cassabalian)
  • Cine

    The Artist, película de Michel Hazanavicious (por Eva Pereiro López)
  • Sugerencias

  • Música

    Adele 21, CD de Adele Atkins (por Marion Cassabalian)
  • Viajes

  • MundoDigital

    La creación de contenidos web en la era de la economía de la atención
  • Temas

    La imaginación histórica. Ensayo sobre novelistas españoles contemporáneos (por Justo Serna)
  • Blog

  • Creación

    El cadáver (cuento)
  • Recomendar

    Su nombre Completo
    Direccción de correo del destinatario
Andrés Trapiello: <i>Las armas y la letras. Literatura y guerra civil (1936-1939)</i> (Destino, 2010)

Andrés Trapiello: Las armas y la letras. Literatura y guerra civil (1936-1939) (Destino, 2010)

    TÍTULO
Las armas y la letras. Literatura y guerra civil (1936-1939)

    AUTOR
Andrés Trapiello

    EDITORIAL
Destino

    OTROS DATOS
Barcelona, 2010. 631 páginas. 38 €



Andrés Trapiello (foto procedente de wikipedia, obra de Mercedes Rodríguez)

Andrés Trapiello (foto procedente de wikipedia, obra de Mercedes Rodríguez)


Reseñas de libros/No ficción
Andrés Trapiello: Las armas y la letras. Literatura y guerra civil (1936-1939) (Destino, 2010)
Por Juan Antonio González Fuentes, viernes, 3 de septiembre de 2010
Los que estudiamos Historia en la universidad española de los años 1980, llegamos todavía a una enseñanza de la materia impregnada completamente de conceptos y métodos marxistas. Todos los trabajos de investigación (tesis y tesinas) debían estar atiborrados de gráficos, estadísticas, cuadros y notas a pie de página más largas que un día sin pan. El caso era demostrar, incluso en su presentación material, que la historia era una ciencia empírica basada únicamente en datos, números, balances, epígrafes, sub-epígrafes y documentos. En aquella universidad hubiera sido impensable cualquier trabajo histórico de carácter narrativo, sustentado sólo en la lectura, por ejemplo, de una extensa bibliográfica.
El resultado de décadas y décadas de dicha práctica es desde luego el asentamiento de la historiografía contemporánea española en el sólido terreno de la ciencia, pero también el que los libros de historia escritos hace por ejemplo veinte años, son hoy mayoritariamente ilegibles, infumables tochos concebidos para llamar a gritos al sueño más profundo: trabajos que nadie en su sano juicio se pondría a leer con el simple ánimo de conocer qué ocurrió en el pasado con respecto a un tema concreto. Eran libros sólo para profesionales de la Academia, trabajos de un bizantinismo tenebroso concebidos sólo para el autoconsumo entre las cuatro paredes de un mundo académico español raquítico, desnutrido y, sobre todo, carente por completo de sensibilidad y de buena escritura.

Esta forma de hacer historiografía estuvo muy influenciada por la tradición marxista francesa, y alejada por completo del modelo anglosajón, infinitamente más legible, narrativo…, en el que libros como el clásico Los exiliados románticos, de E. H. Carr, aún siguen editándose y leyéndose con gran placer.

Viene esto a cuento de que el libro que hoy aquí reseñamos, el imprescindible Las armas y la letras. Literatura y guerra civil (1936-1939) (Destino, Barcelona, 2010) de Andrés Trapiello, estoy convencido de que no hubiera pasado el corte tribunalesco de cualquier facultad provinciana de Historia de nuestro país. A Trapiello lo hubieran suspendido por escasez de referencias a documentos originales, por ausencia inaudita de cuadros y tablas, por no mencionar la bibliografía de los camaradas, etc, etc… En definitiva, por ser demasiado literario. ¿Demasiado literario?

El cronista Andrés Trapiello juzga desde un punto de vista moral los actos y escritos de los personajes del drama que organiza sobre el papel de su libro, pero también los juzga como un crítico literario perspicaz, irónico, no pocas veces certero y muy inteligente, pero al que se le ve en exceso el plumero de sus propios gustos

El caso es que Andrés Trapiello (1953), a mi entender un verdadero e indiscutible peso pesado de las letras españolas contemporáneas, nos ha dejado un libro hermoso en su materialización libresca e imprescindible en lo que respecta a sus contenidos. El subtítulo de la obra da resumida cuenta de los mismos: Literatura y Guerra Civil (1936-1939). Se trata de una nueva edición del libro que con el mismo título vio ya dos anteriores ediciones, la primera de 1993 y una segunda de 2002. Esta de la que ahora hablamos es en realidad una especie de nuevo libro tanto por la concienzuda revisión del texto original, como por las nuevas y numerosas aportaciones documentales y gráficas que ofrece.

Digámoslo ya. Trapiello ha escrito una obra esencial para el conocimiento de la vida y la producción literaria en el periodo que comprende la guerra civil española. No, no ha escrito una libro de historia al uso (los que hayan leído el comienzo de estas líneas ya saben de lo que hablo), si no una crónica literaria, erudita, pormenorizada y muy documentada del asunto anunciado. Andrés Trapiello parece haberse leído todo lo más significativo que se haya escrito sobre el tema de su interés, y parece que también se ha leído todo o buena parte de la obra de los literatos que protagonizan el drama. Trapiello, partiendo de los vastos conocimientos adquiridos, ha procurado no posicionarse de forma abiertamente partidista ni a favor ni en contra de ninguno de los bandos en conflicto, no ha tenido muchos reparos en arrojar luz sobre las zonas más sombrías de algunos de los literatos protagonistas de la historia, y no ha tenido reparos en tocar temas intocables. Una vez leídas las más de seiscientas páginas del libro a mi se me ha hecho evidente lo siguiente: Andrés Trapiello está íntima y decididamente posicionado contra la sublevación militar del general Franco, pero hace crudo hincapié en el desastre al que fue conducida la II República española por una izquierda incompetente, dividida, desorganizada, lastrada por su sectarismo asesino y ciego, y plagada de caraduras y auténticos canallas. En este sentido Andrés Trapiello parece disfrutar desnudando con datos y argumentos las inmundicias de personajes como Neruda o Alberti, intocables santos patrones de la beatería progresista hispana, y protagonistas de auténticas indecencias durante el periodo aludido.

La conclusión a la que creo llegan los lectores de Las armas y las letras no es en verdad novedosa, pero está tan documentada, tan bien demostrada por el autor que pocos peros sensatos pueden ponerse: la guerra civil española del 36 fue un error histórico de proporciones monstruosas del que tuvo la culpa la ciega, estúpida e ignorante radicalización ideológica de los extremos

Trapiello realiza en este libro un pormenorizado repaso de lo que vivieron e hicieron los principales literatos de uno y otro bando, fundamentalmente durante los tres años de guerra abierta. Con inteligente pesadumbre el escritor leonés subraya cómo el enfrentamiento entre las dos españas exigió posicionamientos, renuncias, cobardías, bajadas de pantalones, silencios y adhesiones fingidas; o cómo disparó también el entusiasmo sectario de no pocos personajes inmorales y resentidos que aprovecharon el enfrentamiento para saldar cuentas personales o simplemente medrar a la luz de lo más conveniente en cada momento.

Por las páginas de Las armas y letras, magnífica y significativamente ilustradas por un aparato gráfico del máximo interés, desfilan comentados, apuntalados, apuntillados o desacreditados los principales poetas y escritores del momento, desde Juan Ramón hasta Lorca, pasando por Ortega, Marañón, Alberti, Baroja, Unamuno, Cernuda, Sánchez Mazas, Bergamín… Casi todos, desde los indiscutibles “espadas” del ruedo literario nacional, hasta los “maletillas”. También desfila algún toro bravo y más de dos o tres sobreros. Trapiello creo que hace un intento serio por no juzgar, por ejercer tan solo de atento cronista, pero la buena intención se despeña por la mala leche abajo del leonés a la mínima oportunidad que se presenta. El cronista Andrés Trapiello juzga desde un punto de vista moral los actos y escritos de los personajes del drama que organiza sobre el papel de su libro, pero también los juzga como un crítico literario perspicaz, irónico, no pocas veces certero y muy inteligente, pero al que se le ve en exceso el plumero de sus propios gustos. A escritores y artistas decididamente menores se les suman adjetivos laudatorios si su obra queda en el canon artístico trapiellano, y a algunos verdaderos pesos pesados de nuestra historia literaria se les despacha con alguna sorna y chascarrillo si han cometido, por ejemplo, el injustificable pecado de beber de la Vanguardia o de ejercer de vanguardistas, uno de los rasgos caracterísiticos que Trapiello no tolera.

Trapiello ha escrito un libro que ya es un hito historiográfico literario y erudito en la bibliografía sobre la cultura española del siglo XX. Pero sobre todo ha escrito un libro cuya lectura no debe dejar indiferentes ni a izquierda ni a derecha

La conclusión a la que creo llegan los lectores de Las armas y las letras no es en verdad novedosa, pero está tan documentada, tan bien tramada, tan bien argumentada, tan bien demostrada por el autor que pocos peros sensatos pueden ponerse: la guerra civil española del 36 fue un error histórico de proporciones monstruosas del que tuvo la culpa la ciega, estúpida e ignorante radicalización ideológica de los extremos. Radicalización que fue llevada no solo a la actividad política de los partidos, si no al sentimiento, al latido vital de la sociedad española de aquel tiempo. Las dos feroces españas, fanatizadas ambas gracias a las letras de no pocos literatos que contribuyeron al drama, no dejaron oxígeno posible para el desarrollo y crecimiento de una tercera España: la del sosiego, la reflexión, la concordia, la tolerancia, la cesión de derechos y privilegios propios en beneficio del común. Esa España siempre posible, siempre a punto de levantarse y caminar codo con codo con las sociedades más prósperas y civilizadas, fue literalmente estrangulada por la radicalización de posturas antagónicas a las que no pocos escritores echaron la leña ardiente y ardida de sus palabras, de sus discursos, de sus trabajos escritos, con la única intención de aniquilar a los otros y así medrar de mil y una maneras al servicio de la propia causa, la de cada uno.

Andrés Trapiello nos ha dejado un libro de hermosa factura, pero sobre todo un libro emocionante, por momentos sobrecogedor, construido desde la más atenta y hermosa erudición, un libro en el que a las canalladas de no pocos escritores se oponen gestos, actitudes y palabras como los de Unamuno o Juan Ramón Jiménez, de una limpieza y hondura ética y estética ciertamente ejemplificadoras.

Trapiello ha escrito un libro que ya es un hito historiográfico literario y erudito en la bibliografía sobre la cultura española del siglo XX. Pero sobre todo ha escrito un libro cuya lectura no debe dejar indiferentes ni a izquierda ni a derecha, ni a unos ni a otros, ni a nacionalistas de uno u otro signo o geografía. Un libro que demuestra con claridad meridiana hacia qué infierno conducen siempre los fanatismos, y en qué tipo de indecentes personajes pueden convertirse los poetas y gentes de letras movidos por el miedo a morir o por el miedo a pasar desapercibidos.

Las armas y las letras de Andrés Trapiello, un libro de obligada lectura para conocernos mejor, como españoles, como actores contemporáneos de una obra de teatro llamada vida y que en colectividad denominamos Historia.
  • Suscribirse





    He leido el texto legal


  • Reseñas

    Una lectura de Epitafio / 18 Cantares de la patria amarga, de Yannis Ritsos
  • Publicidad

  • Autores