Canal de
Castilla: barco Antonio de Ulloa
En la dársena de Medina
de Rioseco (Valladolid), la más grande de todas con las que cuenta el
Canal de Castilla, mueren los 78 km de su Ramal de Campos, el
tercer brazo de un proyecto inconcluso que se desarrolló entre los siglos XVIII
y XIX y que significó, a la postre, la mayor obra de infraestructura civil que
afrontaría el sueño de la razón ilustrada en España. Un proyecto de canales de
navegación por el interior de la Castilla cerealista con patente francesa que
nunca llegó a buen puerto: la crisis financiera de la Corona, las guerras e
invasiones que afrontó el país y, finalmente, el desembarco del ferrocarril,
acabaron con la idea de hacer navegable la vieja Castilla de norte a sur, entre
Santander y Segovia.
El tamaño de la dársena de
Medina de Rioseco indica a las claras la magna envergadura de la empresa. Siete
esclusas, la mayoría de ellas hoy en desuso, que unen la llamada Ciudad
de los Almirantes con el punto en el que el 16 de julio de 1753
comenzaron las obras del Canal: Calahorra de Ribas, en el término municipal de
Ribas de Campos (Palencia). Los más de siete kilómetros que separan Medina de la
exclusa nº 7, en Tamariz de Campos, todavía por tierras vallisoletanas, son el
espacio de navegación interior que promociona la Diputación de
Valladolid a través del barco Antonio de Ulloa (nombre
que homenajea la figura del primer director de la obra a mediados del
XVIII).
Se trata de un recorrido por la
Historia que comienza en el almacén nº 2 de la dársena, antaño lugar de
almacenaje de las mercancías que remontaban en barcazas el canal y, a día de
hoy, flamante Centro de Recepción de Viajeros. Una pequeña
exposición sobre la obra y su Ramal de Campos, y una tienda de recuerdos,
esperan a los pasajeros que se embarcan en el Antonio de Ulloa para una travesía
que dura dos horas y media (ida y vuelta), en la que contarán con una guía que
les pondrá al día sobre los planes, los antecedentes y los logros. Un largo
viaje hacia el corazón más verde de la Tierra de Campos vallisoletana.
La anécdota la pone el capitán
del Antonio de Ulloa, de origen cubano, manejando con destreza y sencillez la
nave entre los muros de sillar calizo y el apretado bosquete de ribera, un
refrescante trazo dibujado con tiralíneas en la placidez de la llanura
cerealista. Aunque el momento más singular de la travesía tiene lugar cuando el
barco alcanza la esclusa nº 7, frente a una destartalada fábrica de harinas, y
el capitán pone en marcha la operación de amarre de la nave antes de iniciar la
apertura de las compuertas que facilitan el paso del Antonio de Ulloa hasta la
siguiente línea de navegación (durante los meses del estío es posible incluso
alcanzar todavía el trayecto hasta la esclusa nº 6, en dirección a Capillas y
Sahagún el Real).
De regreso a la monumental
Medina de Rioseco es preceptivo pasear con calma por el casco
antiguo, perderse por sus estrechas rúas donde todavía huele a pan candeal
recién horneado y a rosquillas de anís y a mantecados. Frente a la dársena del
canal encontrarás todas estas delicias de repostería en la Panadería Elías
Marcos (Escoba, 10). Luego todos los caminos conducen a la Rúa
Mayor: sus añosos soportales, de losas desgastadas y columnas de madera
cuarteada, son uno de los tesoros de la localidad, que goza del título de ciudad
desde el año de 1.632 por orden del rey Felipe IV. Bajo ellos podrás escuchar
los ecos seculares de ferias y mercados. Los pasos de los comerciantes perdidos
en el babel del tiempo.
Sobre el apretado caserío
medieval destaca el cuerpo barroco de la torre de la iglesia de Santa
María de Mediavilla, un faro desde la distancia en esta Tierra
de Campos. El templo, conjunción de diferentes estilos constructivos,
como mandan los cánones, atesora en su interior una de los conjuntos de
escultura y cantería más bella de la región: la capilla de los
Benavente, de mediados del XVI. No olvides preguntar por la leyenda del
cocodrilo. Luego retrocede sobre tus pasos hacia la Rúa Mayor y desembocarás en
la Plaza de Santa Cruz. En el templo del mismo nombre se sitúa el Museo
de Semana Santa (tel. 983 72 50 26). La Plaza Mayor, el Museo de San Francisco
y las puertas que perviven de la muralla medieval son otros de los atractivos
turísticos de Medina de Rioseco que no hay que perderse.
MÁS
INFORMACIÓN:
Centro de Recepción de Viajeros del
Canal de Castilla en Medina de RiosecoTel. 983 70 19 23
Diputación de ValladolidTel. 983 42 71 00
Oficina de Turismo de Medina de
RiosecoTel. 983 72 03 19
DORMIR:
Hotel Los
Almirantes(San Juan, 36. Tel. 983 72 05 21). Situado frente a la
dársena del Canal, cinco estrellas que cuenta con 17 suites y un spa tailandés.
Comodidad y lujo a partes iguales. Desde 80 € (sin desayuno).
COMER:
Restaurante Santamaría (Plaza de
Santamaría, 7. Tel. 983 70 07 46). Para degustar las especialidades típicas de
Medina sin salir del casco antiguo:
ensalada de bacalao, chipirones a la plancha, chuletillas de lechazo o
lechazo asado. Por unos 35 €.
Nota de la Redacción:
agradecemos a la dirección de la web www.eco-viajes.com,
Pepo Saz Paz y Malva Rico
Zamora, la gentileza por permitir la publicación de este
artículo en Ojosde
Papel. Si desean ver más fotos y el vídeo del reportaje,
pueden hacerlo clicando
AQUÍ.