El origen de Mis páginas mejores se encuentra en un
encargo de Dámaso Alonso para la colección “Biblioteca Hispánica Románica”
que el profesor y académico dirigía para la Editorial Gredos. A mediados de los
cincuenta, Camba ya tiene setenta años y está en un momento ideal para hacer un
balance de su vida y de su obra o, por qué no, de las dos cosas a la vez. Se le
pide una antología con lo mejor de su producción, seleccionado, ordenado y
presentando a su gusto. A diferencia de lo que sucede con el resto de sus
antologías de artículos, muchas de ellas confeccionadas a partir del criterio
del editor de turno, en esta la responsabilidad total corresponde al autor. Son
miles y miles de artículos los que se someten a una criba teóricamente difícil,
pues resumir medio siglo de periodismo en un pequeño volumen parece tarea harto
complicada. No lo piensa así Camba, quien opta por su habitual ironía para
presentarnos estas mejores páginas como lo que son, la crème de la crème de su producción: “He
aquí mis páginas mejores. Las otras también son bastante buenas, no se vayan
ustedes a creer. Tienen forzosamente que ser buenas porque lo mejor solo puede
salir de lo bueno, pero estas les dan ciento y raya a todas las demás, y yo me
apresuro a ofrecérselas a ustedes ahora en este tomo para solaz y edificación de
su espíritu”.
Cuando se pone a la tarea de
ordenar los artículos, opta por estructurar la antología en una serie de bloques
o apartados que son a la vez temáticos y cronológicos, esto es, que responden a
la evolución de las distintas etapas de su vida y su carrera periodística y que,
a su vez, tienen un común denominador en el tema o el asunto abordado. El
resultado es un volumen variado y representativo, una pequeña joya en la que,
efectivamente, se leen algunas de las páginas más logradas del cronista gallego.
No están todos los que son, porque fueron muchos y muy buenos, pero sí son
artículos exquisitos todos los que están, de forma que se puede decir sin miedo
a equivocarse que sí, que en este volumen se encierra en buena medida la
quintaesencia de la obra cambiana; una especie de testamento vital redactado por
el propio Julio Camba, y una primera aproximación a su obra ideal para quienes
todavía no hayan descubierto a este genial escritor de
periódicos.
En un primer y breve apartado,
titulado “En el pueblo natal”, se seleccionan tres textos – “escritos allá por
el 1907 o el 1908” – de la época del primer Camba, del joven periodista que
llega a la Villa y Corte y empieza a colaborar en distintos medios de la prensa
escrita madrileña. Como la práctica totalidad de los artículos que integran el
volumen, son escritos que ya habían sido publicados antes en formato libro, en
alguna de las distintas antologías que el escritor venía publicando desde 1916.
En concreto, aquí podemos leer tres artículos ya clásicos – “Los curas de
aldea”, “La diligencia” y “La escuela rural” – para quienes conocen la biografía
de Camba sobre la adolescencia de nuestro autor en su Vilanova de Arousa natal;
textos que en su día fueron recogidos en uno de los primeros libros del
periodista, el titulado Playas, ciudades
y montañas (1916), y recientemente reeditado.
A continuación viene el apartado
que forma el grueso del libro, un bloque titulado “Un paseo por el mundo” en que
se reúne una pequeña muestra de las mejores crónicas de viaje de Camba por
Inglaterra, Francia, Alemania, Suiza, Estados
Unidos, Italia y Portugal. Sobran lo comentarios: es el
Camba más auténtico y el que más nos gusta. Es el Julio Camba más conocido para
el lector español, el viajero observador que nos retrata la Europa del primer
tercio del siglo XX y nos describe sus costumbres y sus gentes con esa mirada
mordaz e inclemente. Casi todos los libros de viaje del periodista – Londres (1916), Alemania (1916), Playas, ciudades y montañas (1916), Un año en el otro
mundo (1917), Aventuras de una
peseta (1923) – están aquí representados de una
manera u otra. Este gran apartado, el más extenso de largo del volumen, se
completa con uno más reducido en el que se reúnen un total de nueve artículos
publicados con posterioridad a la Segunda Mundial, enviados en su día por Camba
durante sus corresponsalías en el Londres y el Berlín de
posguerra.
Este recorrido cronológico por
la obra de Camba prosigue con tres bloques en los que leemos textos de
naturaleza muy diversa, como lo son los libros originales de los que proceden.
Un primer apartado – “España
reencontrada” – con ocho textos procedentes de La rana
viajera (1921), uno de los libros más conocidos
del cronista; una breve incursión – que no podía faltar en una antología sobre
Julio Camba – en el terreno gastronómico, con cuatro artículos seleccionados de
entre los que integran La casa de
Lúculo (1929), uno de las obra más logradas del periodista y el único de sus
libros – quizá junto con el que a continuación citaré – concebido como tal por
Camba desde su origen; y ocho artículos publicados por primera vez en Haciendo de República (1934), un extraño
y sugerente libro – extraño por lo inusual de su contenido y tono dentro de la
obra cambiana – del que la crítica actual no se ha ocupado lo suficiente (quien
escribe lo hará el próximo mes de septiembre en Granada, en el XI Congreso de la AHC donde
presentaré una comunicación centrada monográficamente en este
libro).
Por último, la antología se
cierra con un bloque misceláneo titulado “Pequeños ensayos”, que viene a ser una
especie de cajón de sastre, siguiendo el ejemplo de los tres libros – Sobre casi todo (1927), Sobre casi nada (1927) y Esto, lo otro y lo de más allá (1945) –
de los que este apartado es subsidiario o deudor. Como sucede en estos tres
títulos, algunos de ellos – los dos de 1927 – muy recomendables como primer
acercamiento a Camba, en este apartado encontramos artículos sobre los temas más
variopintos que la imaginación del lector cambiano pueda concebir. El broche al
volumen lo pone una especie de epílogo con tres artículos sueltos e inéditos en
formato libro, publicados en el diario ABC en los años inmediatamente
anteriores al 1956, cuando se publica esta antología ahora
reeditada.
El pasado mes de febrero
publicaba en estas mismas páginas una tribuna de opinión, un largo
ensayo entre la admiración por la obra cambiana y la indignación que me generaba
el olvido al que – salvo honrosas excepciones allí reseñadas – había sido
condenada por parte de las editoriales españolas que le habían dado la espalda.
Aunque no soy tan ingenuo como para pensar que ha sido una reacción
causa-efecto, en solo unas semanas – y coincidiendo con la efeméride del
cincuenta aniversario de la muerte del periodista gallego – han aparecido en el
mercado un par de reediciones de títulos clásicos de Julio Camba que le han
devuelto un poco a la actualidad, a su hábitat natural: las páginas de los
periódicos y los suplementos culturales. Si primero fue Jesús Egido, el editor
de Reino de Cordelia, quien apostó por darle una segunda oportunidad a Playas, ciudades y
montañas, ahora ha sido Julián Lacalle, el joven editor
de Pepitas de calabaza, quien no solo ha apostado por rescatar esas mejores
páginas de Camba del limbo de lo descatalogado sino que, además, anuncia la
próxima publicación de un libro – que ya tiene hasta título: El Rebelde. Los escritos de la Anarquía
– que, a buen seguro, dará que hablar, pues aquí ya no nos encontramos ante una
reedición de lo ya publicado, sino ante un trabajo de archivo que nos permitirá
acceder a los textos de un Camba – el de sus colaboraciones en la prensa
anarquista de principios de siglo –
inédito en formato libro y, por ello mismo, desconocido para el gran
público. Mientras llega esa joya para paladares exquisitos que los cambianos ya
esperamos ansiosos, qué mejor manera de abrir boca que con esta antología con lo
mejor de Julio Camba: bocatto di
cardinale.