Juan Antonio González Fuentes
¿Habéis visto alguna vez las películas de
John Ford El hombre tranquilo o
The rising of the Moon? ¿Recordáis la peculiar atmósfera irlandesa de estas historias en las que lo cotidiano se revela tenue pero sólidamente trascendido por el carácter mítico (homérico) de la existencia?
Leyendo la colección de cuentos publicados por
Dylan Thomas (1914-1953) cuando contaba 24 años,
En casa del abuelo y otros relatos, me he topado de bruces con esa misma atmósfera mítico-naturalista que tanto aprecio en la obra fordiana, y que desconozco si aparece en las últimas “historias irlandesas” del gran director norteamericano por influencia de la literatura del galés, aunque he de reconocer que nunca he leído una referencia precisa al respecto.
Dylan Thomas
Todos los relatos de este libro, tanto los más descriptivos o impresionistas como aquellos que nos transmiten una historia, en principio son autobiográficos, es decir, en todos un Dylan Thomas adolescente aparece como personaje de unas situaciones que tienen lugar en una geografía galesa de ambiente rural o de pequeña villa. Y es precisamente del contacto durante su infancia y adolescencia con la tradición comunicativa celta de su Gales natal, de donde brota la peculiar lírica narrativa de Thomas, una prosa que participa, al igual que su poesía, de dos características que pueden parecer en principio antagónicas; a saber, por un lado es oscura, prodigiosa, elaborada y muy consciente de sí misma, y por otro parece brotar con pasmosa naturalidad de lo puramente instintivo.
Esto se debe, creo yo, a que en la literatura de Dylan Thomas convergen—lo cual puede apreciarse en los relatos que aquí nos convocan—, la inflamada capacidad de comunicación poética propia de su tierra (y aquí cedo algo al determinismo), las aportaciones de algunos de los movimientos vanguardistas de comienzos del siglo XX como el surrealismo de
Bretón y compañía, y la provechosa y audaz revisión de los versos de
William Blake o de los
metafísicos ingleses del siglo XVII.
En casa del abuelo y otros relatos es un tesoro de extraordinaria riqueza al que no es fácil acceder sin realizar un notable esfuerzo. Pero puedo asegurar a los lectores más jóvenes que se embarquen con Dylan Thomas en este recorrido geográfico y espiritual, delicado, sensitivo, agreste y metafísico por la campiña galesa (paraíso e infierno, metáfora a la vez de lo perdido para siempre y de lo que nos pertenecerá hasta el final), que jamás lo olvidarán, y que formará parte ya indeleble de su educación sentimental y literaria.
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NOTA: En el blog titulado
El Pulso de la Bruma se pueden leer los anteriores artículos de Juan Antonio González Fuentes, clasificados tanto por temas (cine, sociedad, autores, artes, música y libros) como cronológicamente .