Para dar a conocer los principales autores de esta
modalidad poética la editorial
Satori acaba de publicar los dos primeros volúmenes de su nueva
colección
Maestros del Haiku, que inauguran Matsuo Bashō, maestro indiscutible del
haiku, y Natsume Sōseki, cuya faceta
poética es menos conocida por el lector español. Ambos volúmenes recopilan 70
poemas inéditos de ambos maestros y se presentan en una cuidada edición
bilingüe, donde podemos encontrar, junto a la excelente traducción del profesor
Fernando Rodríguez-Izquierdo, los
haikus en su forma original, su transcripción fonética y notas para comprender
su significado.
El haiku:
poesía de la sensación
El haiku es una forma poética compleja y casi perfecta
que en la brevedad de sus diecisiete sílabas concentra la belleza, la eternidad y lo inasible del
universo, casi como si fuera el Aleph de Jorge Luis Borges. Sin embargo,
esta brevedad es capaz de amplificarse hasta el infinito, ya que sus versos son
capaces de construir tantas sugerencias
como lectores haya. Como indica el escritor inglés Reginald Horace Blyth, se trata de “poesía de la
sensación”.
Así, el haiku intenta abordar el sentido del mundo y de la
naturaleza en una sola imagen, donde el objeto y el sujeto se funden en la
unidad indisoluble de la sensación. En este sentido, el estudioso de la cultura
japonesa Fernando Rodríguez-Izquierdo habla de una visión intuitiva de la realidad. Esa
visión tiene su forma en una imagen que
suele ser una parte de un todo (por ejemplo, la flor es sugerencia de
primavera), y ésta deviene en una iluminación o satori que se muestra espontáneamente
ante el poeta, que no busca el reflejar la belleza de las cosas, sino más bien su significado, la parte
que juegan en el conjunto. (1) “El haiku
expresa lo particular y deja entrever lo universal, recreando la verdadera
imagen de la naturaleza en la mente del lector, tal como fue experimentado por
el poeta.” (2)
Por sendas de
montaña de Matsuo Bashō
Era inevitable que una figura poética tan colosal como
la de Matsuo Bashō (1644-1694) no
inaugurase una colección de
maestros del haiku. Nacido y educado como un samurái, con una esmerada formación
en clásicos chinos, zen y doctrinas de Confucio, el poeta, a la muerte de su
señor feudal, decidió convertirse en monje itinerante y dedicarse a la
composición de haikus, dando a esta forma poética un estatus que hasta entonces
no había tenido.
De sus viajes surgen sus mejores poemas, que plasman la observación de la naturaleza que le
rodea y celebran la visión de la vida. Partiendo de formas anteriores como
el waka
o el renga, Bashō optó por una forma del haiku
ligado a la sencillez. En este sentido, Fernando Rodríguez-Izquierdo compara al
poeta japonés con el también místico San
Juan de la Cruz, sobre todo en su visión de lo divino en las pequeñas cosas.
Así, la grandiosidad de la naturaleza se manifiesta en numerosos haikus, como el
que rememora el monte Ibuki (“Bello tal
como es,/ sin que la luna ahí cuente:/ el monte Ibuki”) o el que admira
fenómenos como el relámpago (“Viendo un
relámpago,/ quienquiera que no entienda/ es
admirable”).
La belleza y el mundo que Bashō percibe brotan de experiencias concretas como imágenes o
visiones pictóricas. De este modo, el poeta es capaz de mostrar una parte de la
naturaleza (imagen) que actúa como parte de un todo, evocando una serie de
sensaciones, como el recuerdo a partir de la contemplación de un cerezo (“Recuerdos varios/ vas trayendo a mi mente,/
cerezo en flor”). En otros casos el poeta pone el acento en lo pictórico
(“Cuando la aurora/ aún luce tintes
malvas,/ canta el cuclillo”) y, en otros, perenniza lo efímero (“Por breve tiempo/ sobre las flores queda:/
radiante luna”) o la pureza (“Blanco
crisantemo:/ aun mirado de cerca, ni una mota de
polvo”).
Sueño de la
libélula de Natsume Sōseki
Junto al clásico Matsuo Bashō, la editorial Satori ha
querido ofrecer una recopilación de haikus de Natsume Sōseki (1867-1917), autor
popular en su faceta de novelista, aunque no tanto en la de poeta, en la que
cultivó sin embargo el género del haiku durante toda su vida.
Sorprende gratamente encontrarse a un Sōseki distinto,
un poeta evocador del detalle y la
naturaleza en haikus de enorme belleza. La entrada en este mundo vino de la mano
de un compañero en la Universidad de Tokio, Masaoka Shiki, el que llegaría a ser
uno de los maestros fundamentales del haiku japonés, quien le animó a componer
esta modalidad poética. Según indica Rodríguez-Izquierdo en su prólogo al
volumen de Satori, la evolución del estilo del escritor tokiota va desde un tipo
de haiku florido y abigarrado en sus comienzos hacia una mayor interiorización.
Lo cierto es que en ellos hay una voluntad de inmersión
en la naturaleza que, a diferencia de Bashō, tiene un componente más urbano y
domesticado. Si el maestro del siglo XVII representa el movimiento del
peregrinaje, Sōseki expresa una observación de la naturaleza más estática (“Y desde mi almohada/ se ven marchar
estrellas./ Va abriendo el alba”).
En este sentido, Sōseki es un maestro en mostrar
realidades cotidianas que se dan como novedades (“Da potrillos la yegua,/ y la vaca novillos./
Crisantemos silvestres”, “Crisantemos
salvajes:/ entre hojas de mi agenda/ metí una flor”). Asimismo es
característica su visión llena de ternura de la naturaleza (“Nada el patito,/ y un loto seco lleva/ como
un sombrero”, “Deja que los pollitos/
también conversen,/ lluvia de ocaso”) y la recreación de la sorpresa ante lo
inesperado (“Desde un sombrío fondo de
enredadera,/ ¡ojos de gato!”). En definitiva, el poeta muestra el gozo de la vida en la
naturaleza: “Gozando vida,/ miro hacia el
alto cielo:/ rojas libélulas”.
La nueva colección de Satori abre una oportunidad de
disfrutar de una modalidad poética bella en su brevedad, que, pese a no poder
ser disfrutada en su original por aquellos que no sabemos japonés, es lo
suficientemente potente como para admirar en su capacidad de sugerencia y
belleza. Una colección de edición cuidada y preciosista, que convierte al libro
en un objeto deseable tanto por su contenido como por su continente. Sencilla y
hermosa. Como un haiku.
NOTAS
(1) Fernando Rodríguez-Izquierdo, El haiku japonés. Historia y traducción,
Madrid, Hiperión, 2010, páginas 30-31.
(2)
Ibidem, página 32.