Luis Viejo

Luis Viejo

    AUTOR
Luis Viejo

    LUGAR Y FECHA DE NACIMIENTO
Brihuega (Guadalajara, España), 1975

    BREVE CURRICULUM
Educador social. Trabaja con chavales en peligro de exclusión social, la mayoría de ellos procedentes de la inmigración, Es autor de la siguientes obras: Verbum (2003), Tras la ventana (2007) y La voz de Terry Kidman (Libertarias, 2011). Ahora está escribiendo Los hijos del tabernáculo



Luis Viejo: <i>Ausencias</i> (Ediciones Carena, 2012)

Luis Viejo: Ausencias (Ediciones Carena, 2012)


Opinión/Entrevista
Entrevista a Luis Viejo, autor de Ausencias
Por Jesús Martínez, jueves, 6 de septiembre de 2012
Una cuerda

La cuerda de la ropa con pinzas desoladas, como golondrinas que se posan en el tendido eléctrico. La portada de Ausencias invita a la calma, a la reflexión, a la introspección y a saltar por la ventana al mar abierto, como una metáfora acrobática. El escritor Luis Viejo (Brihuega, Guadalajara, 1975), de ojos verdes, corazón de marmita y pausados andares, ha puesto a tender los poemas como si fuesen barro expuesto al sol. Acaba de publicar el poemario Ausencias (Ediciones Carena, 2012), conjunto de noches honestas y destinos, versos conjugados en octosílabos y en verso libre, suelto y blanco (“como un eco exiliado / y cegado. / Somos, tú y yo, el único / presente indomable”).

Su hermano Celestino le vende ejemplares del libro en la carnicería que regenta y que lleva su nombre. Colgados con los embutidos y las paletillas, la producción lírica de Luis se difunde y se halla.

Una señora entra en la carnicería Celestino Viejo y pide que le despiece el cuarto delantero de ternera de Ávila. La señora, con un monedero taco como el que lleva el abuelo de Siete trenes, novela de Juan Manuel González Lianes, paga con gusto lo que al día siguiente, en la mesa, acompañará con una ensalada de aceitunas marinadas.

Celestino.—¿No querrá también un lomo de Ausencias?

Antes de vender Ausencias en su establecimiento, “como el viento de penumbra, veloz y ágil”, Celestino vendía los primeros libros autoeditados de su hermano, Verbum (2003) y Tras la ventana (2007).  

Luego, le quitaron de las manos la novela ambientada en Birmingham (Inglaterra), La voz de Terry Kidman (Ediciones Libertarias, 2011). El fiscal Mackenzie, que se presentaba a las elecciones como primer ministro por el partido conservador, descubrió la voz de Terry Kidman, voz que utilizaría contra su contrincante, el liberal Sullivan Lower.

“Yo también he estado a punto de crear un partido político, y no lo descarto en un futuro. No sé cómo se hubiera llamado, pero sí que estaría comprometido con el presente. La mayoría de políticos no tienen escrúpulos, y eso se tiene que acabar”, desgalicha, como los hilos que se descosen de una prenda raída. “La inquietud artística me la despertó una amiga portuguesa que se llamaba Elsa, que me regaló un bloc de notas y una caja de acuarelas. Desde entonces, escribo y pinto.”

Luis Viejo, educador social, trabaja con chavales en peligro de exclusión social, la mayoría de ellos procedentes de la inmigración. Luis llegó a Barcelona hace siete años, y se enamoró de la ciudad y de sus contrastes: “Salir del Gòtic, sucio de orines y grafiteado, y subir por l’Eixample, con casas modernistas, refleja las diversas caras que tiene Barcelona”.

Ahora está escribiendo Los hijos del tabernáculo, obra sobre la que le da vueltas desde hace un año. “Es la historia de un adolescente afgano que se pasa horas en el chat”, resume, convencido de la rectitud de la trocha por la que se encamina. “Sobre todo, es una confrontación entre dos mundos, la ciudad en la que vive, Barcelona, y su ciudad de origen, Dacca. El protagonista se debate entre la lectura del Corán y salvar la soledad a través de encuentros, que únicamente le provocan más soledad.”

Desgarro con uñas y dientes, la tierra,

en busca de mis bienaventuranzas,

tal vez, no quede nada, sólo la esperanza.