Steve McQueen: <i>Shame</i> (2011)

Steve McQueen: Shame (2011)

    GÉNERO
Cine

    TEMA
Crítica de Shame, película de Steve McQueen (Eva Pereiro López)

    OTROS DATOS
País: Reino Unido. Año: 2011. Duración: 97 minutos. Género: Drama. Reparto: Michael Fassbender (Brandon), Carey Mulligan (Sissy), James Badge Dale (David), Nicole Beharie (Marianne), Hannah Ware. Guion: Steve McQueen y Abi Morgan. Producción: Iain Canning y Emile Sherman. Música: Harry Escott. Fotografía: Sean Bobbitt. Montaje: Joe Walker. Diseño de producción: Judy Becker. Vestuario: David C. Robinson
















Magazine/Cine y otras artes
Shame, película de Steve McQueen
Por Eva Pereiro López, sábado, 3 de marzo de 2012
Shame, segunda película de Steve McQueen, comienza con un primer plano largo sobre el protagonista, lívido, tumbado en la cama entre sábanas azules. Se levanta, desnudo. Se masturba en la ducha. Desayuna y sale para ir a trabajar. Nueva York. Invierno. En el metro, Brandon Sullivan (Michael Fassbender) sigue con el rostro pálido e inanimado hasta que sus ojos se fijan en una mujer joven. La escena es extremadamente precisa: el cruce furtivo de miradas y los rasgos de él, animándose. Ella, incómoda. Él se equivoca.


Brandon es un hombre atractivo y con éxito profesional. Tiene un piso moderno e impoluto, en un lugar privilegiado, pero la sensación del espacio es calculadoramente aséptica: no hay nada fuera de lugar, nada que deje entrever el carácter del protagonista. Cuando llega a casa del trabajo, pone las Variaciones Goldberg de Bach, y mientras suenan las notas delicadas del piano, enciende el portátil y se dispone a navegar durante horas en páginas porno.

Prostitución, pornografía, masturbación exacerbada. La adicción sexual que el director Steve McQueen describe tan elegante, estética como respetuosa e inteligentemente es una prisión sin barrotes. Precisa y casi plástica, Shame nunca resulta incómoda: el protagonista puede ser cualquiera de nosotros, un hombre atormentado que se desprecia a sí mismo, que siente vergüenza por su situación pero que, sin ayuda, no logra salir del pozo en el que está metido.

¿Puede llamarse vida a una existencia como ésta?

En ese orden automatizado en el que vive, insensible a las emociones, aislado y consumido por la culpa, aparecerá Sissy (Carey Mulligan), su hermana, que lo hará tambalear. Depresiva, aterriza en Nueva York desde California: algo anda mal en su relación y busca cobijo y cariño con desesperación. “No somos malos – le dice a su hermano -, venimos de un sitio malo”. Esta es la única información que tendremos de ellos, de su herencia común.

Sissy es una persona frágil, emotiva, deshecha. McQueen desnuda al personaje ante la cámara una noche en la que consigue una actuación en un lounge de moda, en un rascacielos cuyas cristaleras permiten ver la ciudad iluminada en la oscuridad de la noche. Canta “New York, New York”, lenta y desgarradoramente. El plano fijo de su rostro es hipnotizador. A su hermano, que accede a ir a verla, se le caerá una lágrima aunque hará lo posible por ocultarlo. No habrá cumplidos por su parte.

Brandon se siente atrapado con Sissy en casa: su presencia invasiva lo llena de frustración y terror por ser descubierto. Despierta violencia en él. Tras una pelea, decidirá intentar dejarlo – probablemente no sea la primera vez. Vacía el piso de todo rastro de “degeneración”, centenares de revistas y dvds enterrados en los armarios, incluso el portátil acaba en la basura; entabla una relación con una colega de trabajo pero acaba volviendo a caer. Noches de bajos fondos. Está totalmente atrapado y la angustia lo tiene acorralado. Mientras, los espectadores sienten esa prisión sin barrotes en sus propias carnes.

Michael Fassbender ha obtenido la Coppa Volpi en el Festival de Venecia 2011 por su interpretación simplemente perfecta. Shame es una gran obra, audaz, sensible, difícil.



Tráiler subtitulado de la película Shame, del director Stve McQueen (vídeo colgado en YouTube por cinescondite1)