Mario Conde: <i>Memorias de un preso</i> (Martínez Roca, 2009)

Mario Conde: Memorias de un preso (Martínez Roca, 2009)

    TÍTULO
Memorias de un preso

    AUTOR
Mario Conde

    EDITORIAL
Martínez Roca

    OTROS DATOS
Madrid, 2009. 672 páginas. 22 €




Reseñas de libros/No ficción
Mario Conde: Memorias de un preso (Martínez Roca, 2009)
Por Bernabé Sarabia, martes, 12 de enero de 2010
A finales de los años ochenta Mario Conde era uno de los hombres más poderosos de España. Amigo del Rey de España, don Juan Carlos de Borbón, y de su padre, doctor honoris causa por la Universidad Complutense, inmensamente rico, Mario Conde provocaba verdadera fascinación en buena parte de la sociedad española. Nacido en Tui (Pontevedra) en1948, se licenció en Derecho en la Universidad de los jesuitas de Deusto (Bilbao). Estudiante brillante, ganó las más que difíciles oposiciones a abogado del Estado con el número uno de su promoción. Se casó con una mujer, Lourdes Arroyo, de una familia cuyo capital social estaba por encima del de sus padres y tuvo dos hijos. Las hermanas de Mario Conde no fueron a la universidad. Sus padres concentraron en él todo su esfuerzo con la esperanza de que tirase de todos hacia arriba.
Fichado por Juan Abelló, rico heredero y reputado coleccionista de arte, como consejero y secretario general de Laboratorios Abelló hasta 1983 y posteriormente consejero delegado del Grupo de Empresas Antibióticos, S.A., consiguió vender la empresa dando uno de los grandes “pelotazos” de la época. Juan Abelló no se lo podía creer. De sopetón, un joven abogado del Estado sin apenas pedigrí le había hecho ganar mucho, mucho dinero.

Un tipo delgado, más bajo que alto, con un excelente pelo negro repeinado hacia atrás con onditas en la nuca como sólo saben hacer los pijos ricos del barrio de Salamanca de Madrid o sus homónimos bonaerenses que acuden todos los años a la feria agropecuaria del barrio de Palermo en la capital de Argentina. Un tipo simpático que de pronto aparecía en La Trainera, sencillo restaurante pero con la mejor carta de pescado de Madrid, y se detenía con una sonrisa de oreja a oreja con todos los conocidos que se iba encontrando camino de su mesa siempre bien situada.

El día de las inocentadas, el 28 de diciembre 1993, como ya hemos el destino le gasta la gran broma y se le tuercen las cosas. El Banco de España interviene Banesto al detectar un agujero patrimonial de muchos miles de millones y es expulsado de la presidencia de la entidad bancaria. La víspera de Nochebuena de 1994 ingresa por primera vez en la prisión

Con la venta de Antibióticos Mario Conde también se hizo rico. Tuvo la inteligencia de meter su dinero en el Banco Español de Crédito (Banesto) y, en consecuencia, fue nombrado consejero y en 1987 presidente con treinta y nueve años. Posteriormente sería nombrado presidente de aseguradora La Unión y el Fénix, presidente de la Corporación Industrial y Financiera de Banesto, presidente de la Fundación Banesto, vicepresidente de la eléctrica Iberdrola y consejero de Antena 3TV.

De todos esos cargos cesa el 28 de diciembre de 1993, cuando el Banco de España decide intervenir la entidad sustituyendo a todo su Consejo de Administración. El 14 de noviembre de 1994 se interpone por parte del Ministerio Fiscal una querella criminal contra todo el Consejo de Administración de Banesto. Condenado primero por la Audiencia Nacional y doblada después la condena por el Tribunal Supremo, a Mario Conde le caen veinte años. Los cargos son apropiación indebida de 1,8 millones de euros y causar perjuicio al banco en 3.600 millones de las antiguas pesetas, así como falsear las cuentas. Ingresó en prisión en 1994, 1998 y 2002.

Tras el fallecimiento de su esposa el 13 de octubre de 2007 a consecuencia de un cáncer que en opinión de Mario Conde podría tener que ver con los sufrimientos derivados de los procedimientos judiciales, el lector se encuentra con un personaje que no está dispuesto a tirar la toalla. Nada que ver con los grandes protagonistas del enriquecimiento fácil de los años dorados de Felipe González y compañía. Nada que ver con la vida de un, otrora poderoso, Manolo de la Concha que ya no se atreve a pisar el Club Puerta de Hierro de Madrid, el mejor campo de golf de la capital de España y el reducto más exclusivo de la nobleza, el dinero y el campo.

Mario Conde se revela como un observador especialmente perspicaz en el análisis del comportamiento de los internos de Meco. Capta, con el detalle del antropólogo que estudia a las tribus primitivas, el significado profundo del mundillo carcelario

Con poco más de 61 años, Mario Conde sigue despertando admiración y rechazo pero ya no es, como escribió hace quince años Manuel Vázquez Montalbán, un personaje de Scott Fitzgerald con una efigie que parece salida de un anuncio de Varón Dandi. Atrás ha quedado el joven Abogado del Estado que muchos veían como la gran esperanza del centro derecha capaz de derrotar al gobierno de Felipe Gonzáles y a su trama de apoyos políticos y mediáticos. Atrás ha quedado el financiero que entra en la masonería –y es expulsado- cuya capacidad de transversalidad le permite entrar en el Vaticano, la Casa Real, la Universidad o en el mundo del arte.

El día de las inocentadas, el 28 de diciembre 1993, como ya hemos señalado, el destino le gasta la gran broma y se le tuercen las cosas. El Banco de España interviene Banesto al detectar un agujero patrimonial de muchos miles de millones y es expulsado de la presidencia de la entidad bancaria. La víspera de Nochebuena de 1994 ingresa por primera vez en la prisión de alta seguridad Madrid II Alcalá-Meco. Sale a la calle en enero de 1995, pero el enredo judicial sigue su curso y sucesivas condenas le obligan a volver a Alcalá-Meco en dos ocasiones más. El 23 de julio de 2005, gracias a “una especie de tercer grado encubierto” se cierra, tras casi tres años, su última estancia carcelaria. Lo que le queda es una etapa, ya muy llevadera, en el Victoria Kent, un Centro de Inserción Social (CIS) en el que los presos de tercer grado sólo acuden a dormir como preparación para conseguir la libertad condicional. Diez años y medio de juicios y celdas en una España en la que tanto gobierna el PSOE como el PP.

Memorias de un preso es lo que indica su título, un texto autobiográfico que describe la lucha titánica de un personaje tocado por la fama contra el devenir histórico y la justicia. La narración discurre en dos planos que se retroalimentan. En uno de ellos, el discurso de un hombre que se enfrenta al universo y que, como enseña la mitología griega, pierde siempre y arrastra en su caída a cuantos le rodean. Incapaz de ver la raíz de su desgracia, Mario Conde la atribuye a la envidia y a la traición de muchos, pero sobre todo, a la traición de Fernando Garro, su protegido más querido.

Las páginas dedicadas a Adolfo Suárez son patéticas para el ex presidente del gobierno español y ciertos personajes de su entorno

El segundo plano narrativo se sitúa en el escenario principal, el de la cárcel de Meco. Mario Conde se revela como un observador especialmente perspicaz en el análisis del comportamiento de los internos. Capta, con el detalle del antropólogo que estudia a las tribus primitivas, el significado profundo del mundillo carcelario. El lector contempla con fruición tanto a los presos que aparecen en los medios de comunicación como a un escogido ramillete de asesinos, narcotraficantes, ladrones y gentes de malvivir. Al mismo tiempo se despliega la transformación personal de Mario Conde. Salta a la comba, duerme mal, escribe, goza de privilegios que proporciona el dinero y por el camino del Tao se mete en veredas místicas.

La mirada con la que Mario Conde se autorretrata parece tener la virtud de llevarle hacia delante. Sus memorias recuerdan vagamente al Voltaire que, con casi cuarenta años, abandona Paris debido a la persecución que sufre tras la publicación de sus Cartas filosóficas. Durante veinticinco años escribe unas Memorias que no se atreverá a publicar en vida. Ambos fueron educados por los jesuitas y ambos ganaron grandes cantidades de dinero mediante la especulación financiera. Y ambas obras tienen mucho de audaz panfleto que pone en escena con tono ácido a los actores más relevantes de la política de su tiempo. Las páginas dedicadas a Adolfo Suárez, víctima desde hace años de una enfermedad neurodegenerativa que le impide recordar su pasado o, incluso, reconocerse a sí mismo, son patéticas para el ex presidente del gobierno español y ciertos personajes de su entorno.

La presentación de Memorias de un preso y su éxito de ventas le ha dado pie a Mario Conde para renovar su presencia en los medios de comunicación e ir montando un bien diseñado storytelling que está recreando un nuevo personaje que sin duda va a dar mucho que hablar y leer en los próximos tiempos.



Entrevista a Mario Conde en el programa de tv "Ratones Coloraos" (vídeo colgado en YouTube por canalsur)