André Kertész: Distorsió nº 6 París, 1930)

André Kertész: Distorsió nº 6 París, 1930)



Bernabé Sarabia es Catedrático de Sociología de la Universidad Pública de Navarra

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Dorothea Lange: Migrant Mother (California, 1936)

Dorothea Lange: Migrant Mother (California, 1936)

Marina Abramovic: Balkan Erotic Epic (2005)

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Man Ray: Le violon d'Ingres (Kiki) 1924

Man Ray: Le violon d'Ingres (Kiki) 1924

Hans-Michael Koetzle

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Andreas Gursky: 99 Cent

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Annie Leibovitz: Iggy Pop (Miami, <br>Florida, 2000)<br>

Annie Leibovitz: Iggy Pop (Miami,
Florida, 2000)



Tribuna/Tribuna libre
La fotografía del siglo XX
Por Bernabé Sarabia, martes, 2 de octubre de 2007
Se atribuye a Walter Benjamin la frase según la cual el analfabeto del futuro no será tanto el que no sabe escribir como el que no sabe fotografía. Lo cierto es que la imagen tiene cada vez más un papel central en la configuración de la memoria tanto individual como colectiva. Al mismo tiempo la imagen conforma con enorme potencia nuestro universo cognitivo y emocional. Esto es algo que en el universo del consumo y la publicidad se sabe desde hace años y que ahora están aprendiendo las organizaciones humanitarias y solidarias: una imagen vale mil emociones, y las emociones son esenciales en el proceso de toma de decisiones, algo que los vendedores de automóviles o de yates saben muy bien.
A mediados del siglo XIX nacen la fotografía y la sociología, ambas tratan de explicar el mundo aunque sus desarrollos hayan sido muy diferentes. En sus inicios la fotografía nace con un instinto notarial, trata de dar fe, con la máxima objetividad, de aquello que retrata. Con el paso de los años y la llegada del siglo XX con sus avances tecnológicos, el papel del fotógrafo comienza a cobrar una dimensión más amplia. La mayor capacidad de control del sujeto sobre el objeto fotográfico introduce la consideración artística en la fotografía. El pictorialismo reúne a un grupo de fotógrafos que ven la fotografía como una continuación de la pintura. El considerado, en algún manual, mejor fotógrafo español de todos los tiempos, José Ortiz Echagüe (Guadalajara, 1886 - Madrid, 1980) fue un claro y gigantesco representante del pictorialismo tardío. Sus numerosas exposiciones internacionales culminaron con la que se celebró en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York en 1960 bajo el título Spectacular Spain. El arcaísmo de su visión de la realidad española condicionó durante muchos años la representación de España en el extranjero.

La aparición de la llamada Straight Photography (Fotografía directa) a comienzos del siglo pasado marca el intento de desligar la fotografía de la pintura a manos de Alfred Stieglitz y Paul Strand, entre otros. El célebre ensayo de Sadakichi Hartmann A Plea for Straight Photography (1904) contribuyó de un modo considerable a este cambio de tendencia. En los años veinte esta corriente se identifica con el ideal de la máquina, símbolo de progreso y de modernidad. A mediados de la década de 1920 aparece en Alemania el movimiento de la Neue Sachlichkeit (Nueva Objetividad), cuya pretensión es constituir la fotografía como una práctica dotada de sus propias leyes técnicas, ópticas y formales. Al mismo tiempo se desarrollan la Nueva Visión, difundida por Moholi-Nagy y la Bauhaus, y la Nueva fotografía. En esa amplia corriente se encuadra la obra de Karl Blossfeldt, Albert Renger-Patzsch o Alexander Rodchenko. De lo que se trata no es tanto de reproducir la realidad como de retratar su esencia. En este sentido, August Sander centra su obra en documentar su época utilizando categorías sociológicas. En 1929 publica un adelanto de Hombres del siglo XX, un trabajo fotográfico con el que pretendía retratar el orden social alemán a través de grupos de población: granjeros, artistas, albañiles, músicos, burócratas, bailarines, industriales, secretarias, etc. En Estados Unidos, en 1932, Anselm Adams, Eduard Weston, Imagen Cunningham y otros crean en California el grupo F/64 para promover la Fotografía directa y cuidar el tono, el detalle, la nitidez de las imágenes y la profundidad de campo.

Al igual que la sociología, la fotografía es policéntrica. Conviven distintas corrientes, enfoques diferentes, en una misma disciplin

El Surrealismo, fundado por André Breton en 1924, sostenía que la vista era el sentido preferente y siempre prefirió la fotografía. Su influencia fue más profunda en Francia. Los rayogramas o los fotomontajes de Man Ray, Brassaï, Paul Nougé o André Kertész agrandaron los límites de la fotografía. Algo semejante puede afirmarse respecto del dadaísmo, que se funda en el Cabaret Voltaire de Zurich en 1916 y se extiende por Francia y Alemania. Los fotomontajes de John Heartfield, Hannah Höch o Raoul Asuman expresaron con frecuencia una crítica social y política muy propia de la época que acabaría truncándose tras la Segunda Guerra Mundial. Derrotada Alemania aparecen corrientes como la de la Subjektive fotografie (Fotografía subjetiva), cuyo objetivo es reivindicar la personalidad creativa del fotógrafo. Este enfoque, de fronteras muy difusas, dominará la escena fotográfica alemana de los años sesenta. La fotografía preparada, conceptual o la performance conforman a su vez distintos modos de situarse detrás de la cámara.

Al igual que la sociología, la fotografía es policéntrica. Conviven distintas corrientes, enfoques diferentes, en una misma disciplina. De ahí que no pueda extrañar que mientras numerosos fotógrafos trabajaban para que la fotografía fuese reconocida como una más de las bellas artes, otros tantos se sintieran atraídos por la fotografía documental. En este sentido no puede olvidarse el llamado Documento social y el trabajo de Dorotea Lange en 1936 para la Farm Security Administration, un proyecto inscrito en el New Deal del presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt destinado a intentar que se entendiese mejor lo que fueron los años de la Gran Depresión estadounidense. Como grupo independiente surgió la Photo Ligue, una asociación creada en 1936 en Nueva York y disuelta en 1951 debido en parte a la presión de la era McCarthy. Ahí estuvieron entre otros B. Abbott y E. Smith con sus excepcionales trabajos para Life.

En esta misma línea se despliega en Estados Unidos la denominada Street Photography (Fotografía de calle) que enlaza con la fotografía que hacía Weggee en los años cuarenta y que de otro modo y con distintas cámaras llevan a cabo Robert Frank, William Klein, Garry Winogrand, Lee Friedlander o Diane Arbus. Fotógrafos estos tres últimos emparentados con lo que se ha denominado Ensayo fotográfico y que a raíz de la exposición New Documents, organizada por John Szarkowski en 1967 en el Museum of Modern Art (MOMA) de Nueva York, se convertirán en los máximos representantes de la Fotografía de calle. La mirada ácida y sin contemplaciones de estos últimos contrasta con el estilo humanista representado por Edward Steichen y la grandiosa exposición The Family of Man organizada por el MOMA en 1955. Las últimas décadas del siglo XX han presenciado la enorme capacidad de renovación de la fotografía documental, tanto en sus temáticas como en sus propuestas estéticas.

La capacidad digital de transformación de una fotografía complica la noción de veracidad con la que nació la fotografía hace ya más de 150 años. La realidad fotografiada es ya susceptible de manipulación

La fotografía de moda toma cuerpo en el París de finales del siglo XIX. Desde entonces no ha cesado su desarrollo adaptándose a las tendencias fotográficas de cada momento. Las revistas de moda y los libros suministran espacios, recursos y relaciones para su desarrollo. Steichen, Horst, Beaton, Man Ray o Brassaï conforman un modo fotográfico que llega a su plenitud con Richard Avedon e Irving Penn. Posteriormente Helmut Newton, Jeanloup Sieff o en la actualidad la omnipresente Annie Leibovitz han contribuido a enriquecer la fotografía de moda.

El rápido desarrollo de la fotografía digital está planteando nuevos desafíos que han hecho todavía más frágil la relación entre fotografía artística y fotografía documental. La capacidad digital de transformación de una fotografía complica la noción de veracidad con la que nació la fotografía hace ya más de 150 años. La realidad fotografiada es ya susceptible de manipulación. Al presidente francés Sarkozy le toman una foto en sus vacaciones norteamericanas, y para que parezca más aguerrido le borran los “michelines”, tal como nos ha informado de la manipulación la prensa de todo el mundo. Fotógrafos como Christian Bolstanski en los setenta, Jeff Wall, Cindy Sherman o Joan Fontcuberta crean con sus fotos falsos documentales o personalidades falsas que difuminan la frontera entre realidad y ficción. La performance, combinación de movimiento, teatro, música, texto y otras formas de expresión pública ha resurgido con las posibilidades digitales, retomando aspectos dadaístas y futuristas. Marina Abramovic, Kimsooja o Zhang Huan gozan de un reconocimiento considerable.

A la par que se desenvuelven todos estos movimientos fotográficos, la escuela de Bernd y Hilla Becher, con sus fotos que reducen y limitan a lo imprescindible los elementos subjetivos, ha causado un enorme impacto en la fotografía actual. Muchos de sus antiguos estudiantes de la Academia de Bellas Artes de Dusseldorf (1976-1996) han alcanzado una gran fama y sus obras se cotizan en el mercado del arte a precios excepcionales. Andreas Gurski, Candida Höffer, Axel Hutte, Thomas Ruff, Thomas Struth y Petra Wunderlich, alumnos todos ellos de los Becher, tienden a evitar la aparición de personas en sus fotos de gran formato, utilizan una perspectiva central fija, una profundidad de campo homogénea y, como sus maestros, trabajan con series y tipologías.

Pero la fotografía de finales del siglo XX y principios del siglo XXI sigue evolucionando favorecida, y turbada, por las nuevas tecnologías. Prueba de ello es la denominada fotografía Relato de experiencia, una corriente que agrupa a fotógrafos que desde los setenta y especialmente en los ochenta han desarrollado una fotografía documental centrada en el territorio de lo íntimo, en la crónica de los sentimientos. Una fotografía en la que la vida del artista y de su entorno es el centro de su trabajo, convirtiéndose éste en una especie de autobiografía personal y colectiva. En 1971, Nobuyosi Araki publica Sentimental Journey, retratos de su esposa durante su luna de miel. Fue todo un acontecimiento al que le seguirían los trabajos de Nan Goldin, Robert Mapplethorpe o Alberto García Alix, cuya fotografía discurre en paralelo a su vida.

Hasta aquí una parte de la fotografía del siglo XX. Seguiremos más adelante. Los datos aquí presentados provienen de la obra de Hans-Michael Koetzle, Diccionario de fotógrafos del siglo veinte (Ed. Círculo de Bellas Artes.,Madrid, 2007), y del catálogo Momentos estelares. La fotografía en el siglo XX, debido a Oliva María Rubio y al propio Koetzle, también editado por el CBA. Dicho catálogo responde a la exposición Momentos estelares que puede contemplarse en la Sala Picasso del Círculo de Bellas Artes y la Sala Canal de Isabel II hasta el próximo 18 de noviembre de 2007 en Madrid.