AUTOR
José María Calleja

    GÉNERO
Ensayo

    TÍTULO
Algo habrá hecho. Odio, muerte y miedo en Euskadi

    OTROS DATOS
Madrid, 2006. 349 páginas. 23,90 €

    EDITORIAL
Espasa




Reseñas de libros/No ficción
José María Calleja: "Algo habrá hecho. Odio, muerte y miedo en Euskadi" (Espasa, Madrid, 2006)
Por Rogelio López Blanco, jueves, 9 de marzo de 2006
No puede ser más oportuna la aparición de este libro. Con un estilo fluido y ameno, combinando un gran aparato bibliográfico y datos significativos, el autor proporciona a la vez una síntesis y una perspectiva desde la que observar lo que ha convenido en denominarse por algunos el “conflicto vasco”, que no es otra cosa que el efecto ponzoñoso que el terrorismo nacionalista y sus cómplices han causado a la sociedad vasca, a la que han envilecido y dividido.
El periodista José María Calleja lleva muchos años luchando contra la imposición nacionalista a través de sus intervenciones en medios de comunicación como la radio, televisión, prensa y en unos cuantos libros de gran impacto. Una obra que es todo un ejemplo de compromiso con la verdad y la libertad. Ahora que se han cumplido más de mil días sin asesinatos de ETA, aunque eso no le haya impedido sostener la tensión del terror con cien atentados que han causado más de 130 heridos y enormes destrozos materiales y morales, y que se plantea la posibilidad de un proceso que culmine en el cese de la actividad terrorista, es conveniente asomarse a las páginas de este volumen para obtener una visión global de lo que ha pasado en los últimos cuarenta años.

Saber las coordenadas históricas en el que surge el terror, el prestigio que le confirió a ETA el enfrentamiento con el régimen franquista, sobre todo desde el juicio de Burgos (1970), los errores de los demócratas antifranquistas al conceptuar benevolentemente los atentados de esta época sin percatarse del objetivo totalitario de la banda, conocer los elementos que más adelante, ya en la democracia, le han ayudado a mantener el prestigio alcanzado en el pasado o le han guardado las espaldas, como la Iglesia vasca, el nacionalismo “moderado” o la aportación de la ceguera moral de cierta izquierda, constituyen factores decisivos para explicar la continuidad de esa aberración que es ETA en términos históricos racionales.
Este magnífico libro que invita a una reflexión serena en torno a cómo afrontar la liquidación del terrorismo y sus pretensiones

En este sentido, tanto la Iglesia como el nacionalismo moderado han dado cobertura moral y política a los victimarios para exonerarlos del peso de su actividad criminal a través de un discurso y un lenguaje con el que se “contextualizan” las supuestas raíces de un conflicto secular del que el terrorismo no es más que una expresión, parecido a un fenómeno reactivo tan natural como el de las defensas inmunológicas de un cuerpo amenazado por una enfermedad. Esa cobertura, además, no se limitó a prestar el aval de la interpretación histórico-política, también proveyó del contenido ideológico-religioso de una fe nacionalista que les hacía inmunes a los efectos morales de culpa por los estragos humanos que han causado. Hasta el punto que esa religión política que es el nacionalismo vasco, nacido con Sabino Arana, cuya aportación en términos de odio y xenofobia permanece intacta, como ha demostrado el profesor Antonio Elorza, ha impregnado a una parte considerable de la sociedad vasca de tal forma que explica, junto al factor del miedo, la indiferencia e incomprensión real del sufrimiento de las víctimas y de los amenazados.

Pero no todo ha sido negativo. Con el tiempo, primero unos pocos valientes y luego de forma masiva, una parte amplia de la ciudadanía se ha enfrentado a la hegemonía del nacionalismo en sus dos vertientes complementarias, la institucional, representada por el PNV y EA desde las instituciones de la Comunidad Autónoma, y la terrorista, representada por la banda criminal y su telaraña asociativa. Para ello la resistencia vasca articuló un discurso que socavó y desmanteló las bases del falso victimismo nacionalista, mostrando quiénes eran de verdad las víctimas, dando amparo y reconocimiento político a los que verdaderamente sufrían, al tiempo, que, gracias a las organizaciones cívicas de todos conocidas, compuestas por intelectuales, periodistas, políticos, víctimas..., se ocupó el espacio público desafiando a los totalitarios. Gracias a esa actividad, la acción del Estado de derecho, a través del aparato judicial y de las fuerzas de seguridad, alcanzó plena legitimidad social y los partidos políticos constitucionales mayoritarios tradujeron ese impulso de la resistencia ciudadana en leyes y acuerdos que han terminado por acorralar a los terroristas. Todo a costa de un enorme esfuerzo personal, en forma de sangre, exilio, amenazas, destrozos y mucho padecimiento.

Esto y mucho más lo pormenoriza José María Calleja en este magnífico libro que invita a una reflexión serena en torno a cómo afrontar la liquidación del terrorismo y sus pretensiones, junto a la de aquellos que se benefician directa e indirectamente de su actividad criminal.