Cartel

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    GÉNERO
CINE

    TEMA
Crítica de la película La huella, del director Walter Selles (por Eva Pereiro López)

    OTROS DATOS
Nacionalidad: USA.
Año de producción: 2004.
Reparto: Jennifer Connelly (Dahlia Williams), Ariel Gade (Cecilia), Dougray Scott (Kyle –el marido), Pete Postlethwait (Veeck –el portero).
Director de
Guión: Takashige Ichise,
Rafael Yglesias y
Hideo Nakata..
Producción: Doug Davison, Roy Lee, Bill Mechanic.
Fotografía: Alfonso Beato.
Música: Angelo Badalamenti.
Montaje: Daniel Rezende.




Ariel Gade (Cecilia Williams)

Ariel Gade (Cecilia Williams)

Jennifer Connelly (Dahlia Williams)

Jennifer Connelly (Dahlia Williams)









Walter Salles con las protagonistas

Walter Salles con las protagonistas


Magazine/Cine y otras artes
Lluvia y abandono
Por Eva Pereiro López, lunes, 3 de octubre de 2005
Dahlia Williams se acaba de separar. Tiene que luchar por la custodia de su hija Cecilia de 5 años, ya que su marido la acusa de ser emocionalmente inestable. Para ello ha de demostrar que tiene un trabajo remunerado y un hogar decente. Debido a su situación económica, no puede permitirse grandes lujos y acabará aceptando vivir en un edificio siniestro y vetusto en Roosevelt Island, en la periferia de Nueva York, próximo, sin embargo, a una buena escuela para Ceci. Pero en este nuevo hogar ocurren cosas extrañas, y tanto la madre como la hija van a verse inmersas en una historia perturbadora que despertará en Dahlia recuerdos dolorosos de fantasmas del pasado.
Dahlia está decidida a dedicarse plenamente a su hija y pone todo su empeño en lograr que el piso oscuro y tétrico, al que acaban de mudarse, resulte lo más agradable posible. Pero el entorno parece haberse vuelto contra ella: un ascensor ruidoso con vida propia, una misteriosa mancha de humedad en el techo de la habitación, unos vecinos adolescentes bastante inquietantes y demás hacen que el edificio gotée angustia. Además, Cecilia comienza a hablar con una amiga imaginaria.

Dark Water es la primera incursión de Walter Salles en el planeta Hollywood después de su última película, Diarios de motocicleta. El director brasileño nos tiene más que acostumbrados a cine de calidad y resulta sorprendente que haya aceptado la proposición de rehacer este film de terror japonés. El original, de Hideo Nakata (2002) – que no he tenido la oportunidad de ver- está basado en un relato de terror de Kuji Suzuki. Y a pesar de que esta huella “brasileña” no es novedosa, sí tiene el sello personal de Salles y de su director de fotografía, Alfonso Beato, que realiza una vez más un trabajo sobresaliente. Después de la exitosa The ring, basado también en un relato del mismo autor, Hollywood vuelve a sacarle jugo a los relatos de terror japoneses y pone en manos de un “desconocido” del género esta película.
Esta es una historia de fantasmas con bastante contenido psicológico, y aunque el desenlace sea predecible y los trucos propios del género habituales, no impide que la historia mantenga el suspense gracias al excepcional trabajo de las dos actrices (Jennifer Connelly y Ariel Gade)

Bajo una lluvia incesante, una bruma persistente y tonalidades verdosas y grisáceas que acentúan lo inhóspito del lugar, Salles parece más interesado en detallar el estado emocional de la protagonista, Dahlia Williams, que en la reinvención o simple aplicación del género de terror. La preocupación que la protagonista tiene por su hija crece a medida que ésta parece estar más y más unida a una amiga imaginaria. Pero pronto se verá ella misma atrapada entre realidad y sueño, llegando incluso a confundirlos. Poco a poco irá consumiéndose en la culpa que sofoca desde niña por el abandono de su madre, hasta el descenso a la locura.

Esta es una historia de fantasmas con bastante miga, y aunque el desenlace sea predecible y los trucos propios del género habituales, no impide que la historia mantenga el suspense gracias al excepcional trabajo de las dos actrices (Jennifer Connelly y Ariel Gade), la buena recreación de un ambiente inquietante y una música nada tranquilizadora. Interesante para los que, como yo, nos perdimos la primera entrega.